De niño, entre las pobres guaridas de la tierra, quieto en ángulo oscuro, buscaba en ti, encendida guirnalda, mis auroras futuras y furtivos nocturnos, y en ti los vislumbraba, naturales y exactos, también libres y fieles, a semejanza mía, a semejanza tuya, eterna soledad.
Me perdí luego por la tierra injusta como quien busca amigos o ignorados amantes; diverso con el mundo, fui luz serena y anhelo desbocado, y en la lluvia sombría o en el sol evidente quería una verdad que a ti te traicionase, olvidando en mi afán cómo las alas fugitivas su propia nube crean.
Y al velarse a mis ojos con nubes sobre nubes de otoño desbordado la luz de aquellos días en ti misma entrevistos, te negué por bien poco; por menudos amores ni ciertos ni fingidos, por quietas amistades de sillón y de gesto, por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma, por los viejos placeres prohibidos como los permitidos nauseabundos, útiles solamente para el elegante salón susurrado, en bocas de mentira y palabras de hielo.
Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona que yo fui, que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones; por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos, limpios de otro deseo, el sol, mi dios, la noche rumorosa, la lluvia, intimidad de siempre, el bosque y su alentar pagano, el mar, el mar como su nombre hermoso; y sobre todo ellos, cuerpo oscuro y esbelto, te encuentro a ti, tú, soledad tan mía, y tú me das fuerza y debilidad como el ave cansada los brazos de la piedra.
Acodado al balcón miro insaciable el oleaje, oigo sus oscuras imprecaciones, contemplo sus blancas caricias; y ergido desde cuna vigilante soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres, por quienes vivo, aun cuando no los vea; y así, lejos de ellos, ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres, roncas y violentas como el mar, mi morada, puras ante la espera de una revolución ardiente o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.
Tú, verdad solitaria, transparente pasión, mi soledad de siempre, eres inmenso abrazo; el sol, el mar, la oscuridad, la estepa, el hombre y su deseo, la airada muchedumbre, ¿qué son sino tú misma?
Por ti, mi soledad, los busqué un día; en ti, mi soledad, los amo ahora.
Luis Cernuda abandonne l’Espagne en guerre en février 1938. Il vit en Grande-Bretagne de 1938 à 1947. Il enseigne comme lecteur à l’Université de Glasgow de 1939 à 1943. Il n’est pas heureux dans cette ville grise, laide, industrielle. Pourtant, son séjour en Grande-Bretagne sera particulièrement fécond pour son oeuvre poétique. La littérature anglaise – Byron, Keats, Wordsworth, Browning, T.S.Eliot – exerce sur lui une grande fascination. Les thèmes religieux apparaissent dans certains poèmes du recueil Las nubes (1937-1940), publiés en 1943 : La visita de Dios, Lázaro, La adoración de los Magos, Cementerio en la ciudad). Cernuda a lu à cette époque Miguel de Unamuno. J’aime beaucoup Lázaro.
Lázaro
Era de madrugada. Después de retirada la piedra con trabajo, Porque no la materia sino el tiempo Pesaba sobre ella, Oyeron una voz tranquila Llamándome, como un amigo llama Cuando atrás queda alguno Fatigado de la jornada y cae la sombra. Hubo un silencio largo. Así lo cuentan ellos que lo vieron.
Yo no recuerdo sino el frío Extraño que brotaba Desde la tierra honda, con angustia De entresueño, y lento iba A despertar el pecho, Donde insistió con unos golpes leves, Avido de tornarse sangre tibia. En mi cuerpo dolía Un dolor vivo o un dolor soñado.
Era otra vez la vida. Cuando abrí los ojos Fue el alba pálida quien dijo La verdad. Porque aquellos Rostros ávidos, sobre mí estaban mudos, Mordiendo un sueño vago inferioir al milagro, Como rebaño hosco Que no a la voz sino a la piedra atiende, Y el sudor de sus frentes Oí caer pesado entre la hierba.
Alguien dijo palabras De nuevo nacimiento. Mas no hubo allí sangre materna Ni vientre fecundado Que crea con dolor nueva vida doliente. Sólo anchas vendas, lienzos amarillos Con olor denso, desnudaban La carne gris y fláccida como fruto pasado; No el terso cuerpo oscuro, rosa de los deseos, Sino el cuerpo de un hijo de la muerte.
El cielo rojo abría hacia lo lejos Tras de olivos y alcores; El aire estaba en calma. Mas tremblaban los cuerpos, Como las ramas cuando el viento sopla, Brotando de la noche con los brazos tendidos Para ofrecerme su propio afán estéril. La luz me remordía Y hundí la frente sobre el polvo Al sentir la pereza de la muerte.
Quise cerrar los ojos, Buscar la vasta sombra, La tiniebla primaria Que su venero esconde bajo el mundo Lavando de vergüenzas la memoria. Cuando un alma doliente en mis entrañas Gritó, por las oscuras galerías Del cuerpo, agria, desencajada, Hasta chocar contra el muro de los huesos Y levantar mareas febriles por la sangre.
Aquel que con su mano sostenía La lámpara testigo del milagro, Mató brusco la llama, Porque ya el día estaba con nosotros. Una rápida sombra sobrevino. Entonces, hondos bajo una frente, vi unos ojos Llenos de compasión, y hallé temblando un alma Donde mi alma se copiaba inmensa, Por el amor dueña del mundo.
Vi unos pies que marcaban la linde de la vida, El borde de una túnica incolora Plegada, resbalando Hasta rozar la fosa, como un ala Cuando a subir tras de la luz incita. Sentí de nuevo el sueño, la locura Y el error de estar vivo, Siendo carne doliente día a día. Pero él me había llamado Y en mí no estaba ya sino seguirle.
Por eso, puesto en pie, anduve silencioso, Aunque todo para mí fuera extraño y vano, Mientras pensaba: así debieron ellos, Muerto yo, caminar llevándome a tierra. La casa estaba lejos; Otra vez vi sus muros blancos Y el ciprés del huerto. Sobre el terrado había una estrella pálida. Dentro no hallamos lumbre En el hogar cubierto de ceniza.
Todos le rodearon en la mesa. Encontré el pan amargo, sin sabor las frutas, El agua sin frescor, los cuerpos sin deseo; La palabra hermandad sonaba falsa, Y de la imagen del amor quedaban Sólo recuerdos vagos bajo el viento. El conocía que todo estaba muerto En mí, que yo era un muerto Andando entre los muertos.
Sentado a su derecha me veía Como aquél que festejan al retorno. La mano suya descansaba cerca Y recliné la frente sobre ella Con asco de mi cuerpo y de mi alma. Así pedí en silencio, como se pide A Dios, porque su nombre, Más vasto que los templos, los mares, las estrellas, Cabe en el desconsuelo del hombre que está solo, Fuerza para llevar la vida nuevamente.
Así rogué, con lágrimas, Fuerza de soportar mi ignorancia resignado, Trabajando, no por mi vida ni mi espíritu, Mas por una verdad en aquellos ojos entrevista Ahora. La hermosura es paciencia. Sé que el lirio del campo, Tras de su humilde oscuridad en tantas noches Con larga espera bajo tierra, Del tallo verde erguido a la corola alba Irrumpe un día en gloria triunfante.
Las nubes, 1937-1940.
Ce poème a été probablement écrit à Glasgow, en février 1939. Il prend comme point de départ le récit de Saint Jean (Évangile, chapitre 11, versets 1 à 44). Il s’agit de la résurrection de Lazare, frère de Marthe et de Marie de Béthanie, et du repas qui a lieu ensuite à Béthanie, peu de temps avant l’arrestation de Jésus.
On peut aussi relire Lazare de Magdala de Christian Garcin.
Le poète Luis Cernuda arrive par bateau à New York en septembre 1947. Il a quitté l’Espagne le 14 février 1938. C’est un exilé qui a passé dix ans en Grande-Bretagne. Il a subi les difficultés de la Seconde Guerre mondiale (pénuries, bombardements). Il va rejoindre le Mount Holyoke College (Massachusetts), établissement d’enseignement supérieur pour jeunes filles. Son amie Concha de Albornoz (1900-1972) lui a obtenu un poste de professeur. Il y enseigne de 1947 à 1952. L’arrivée à New York lui procure une forte émotion. Une nouvelle vie s’ouvre à lui après son expérience britannique qu’il a supporté avec difficulté. Il écrit en 1956 le poème en prose La llegada, publié dans l’édition de 1963 d’Ocnos. Nous trouvons dans ce texte la présentation classique de New York. Le poète met en valeur la belle architecture géométrique de la ville (« la línea de rascacielos sobre el mar, esbozo en matices de sutileza extraordinaria, un rosa, un lila, un violeta como los de la entraña en el caracol marino, todos emergiendo de un gris básico graduado desde el plomo al perla. »), mais insiste aussi sur la réalité sociale qui asphyxie l’individu. Cet aspect est bien mis en valeur par les démarches bureaucratiques auxquelles les autorités douanières le soumettent. Ces sentiments contradictoires sont résumés par l’antithèse : «ciudad abrupta y maravillosa»
La llegada
Despierto mucho antes del amanecer, levantado, duchado y vestido, listo el equipaje, te sentaste en el salón vacío. Todo, salones, pasillos y cubierta del buque, estaba desierto. Tras de los ventanales sólo el negror confundido del mar y del ciclo, aunque del mar se distinguiera siempre su trueno, apenas apercibido ya, con la medio costumbre adquirida en los días de travesía y la zozobra impaciente de la llegada a tierra y ciudad nuevas, aunque imaginadas de antiguo. La luz se fue haciendo y parecía que faltaba bastante para divisar la costa.
Sentado por largo espacio de espaldas a la hilera de ventanales, un presentimiento te hizo volver de pronto la cabeza. Ya estaba allí: la línea de rascacielos sobre el mar, esbozo en matices de sutileza extraordinaria, un rosa, un lila, un violeta como los de la entraña en el caracol marino, todos emergiendo de un gris básico graduado desde el plomo al perla. La cresta de los edificios contra el cielo y el borde contiguo del cielo estaban marcados de amarillo por un sol invisible, y a un lado y a otro ese eje de luz se oscurecía con noche y con mar en lo más alto y lo más bajo del horizonte.
Cuántas veces lo habías visto en el cine. Pero ahora eran la costa y la ciudad reales las que aparecían ante ti; sin embargo, qué aire de irrealidad tenían. ¿Eras tú quien estaba allí? ¿Estaba ante ti la ciudad que esperabas? Parecía tan hermosa, más hermosa que todo lo supuesto antes en imagen e imaginación; tanto, que temías fuera a desvanecerse como espejismo, que el buque estaba aún en camino, que no ibas a llegar nunca, condenado a vagar indefinidamente, alma desencarnada, entre el abismo ventoso del aire y el abismo furioso del agua.
Mas era la realidad: las molestias innumerables con que los hombres han sabido y tenido que rodear los actos de la vida (pasaportes, permisos, turnos de espera, examen policíaco, aduana) te lo probaron de manera tajante. Y más de siete horas después, terminado el acoso del animal humano, pudiste salir libre, del cobertizo de la aduana en el muelle a la luz del mediodía: al fin pisabas la ciudad que entreviste, fabulosa como un leviatán, surgiendo del mar de amanecida.
Parecía ahora tan trivial, igual en calles pardas y casas sórdidas a aquella Escocia aborrecible, dejada atrás hacía años. Pero eran sólo los suburbios; la ciudad verdadera estaba adentro, toda tiendas con escaparates brillantes y tentadores, como juguetes en día de reyes o día del santo, empavesada de banderas bajo un cielo otoñal claro que encendía los colores, alegre con la alegría envidiable de la juventud sin conciencia. Y te adentraste por la ciudad abrupta, maravillosa, como si tendiera hacia ti la mano llena de promesas.
Ocnos, 1963.
Luis Cernuda a intitulé Ocnos un recueil de 31 poèmes en prose, publié en 1942 à Londres. Il y recrée avec mélancolie et désespoir ses souvenirs d’enfance et d’adolescence de Séville depuis son exil à Glasgow (Écosse). Le livre aura deux autres éditions en 1949 (46 poèmes), à Madrid, et en 1963 à Xalapa (Mexique) (63 poèmes). Il y ajoute chaque fois de nouvelles expériences de son exil. Luis Cernuda est mort à México le 5 novembre 1963 quelques jours avant de recevoir les premiers exemplaires de l’édition définitive dont il avait corrigé les épreuves. Il existe une traduction en français de Jacques Ancet. Elle a été publiée par Les Cahiers des Brisants en 1987.
La ville de Torremolinos (Málaga) a ouvert une terrasse en hommage aux poètes de la Génération de 1927 ( Le Mirador de Sansueña, Calle Castillo del Inglés, 9 ). Ce centre d’interprétation accueillera à l’avenir des événements culturels. L’inauguration a eu lieu samedi 17 décembre 2022. La municipalité de cette cité balnéaire de la Costa del Sol veut mettre en valeur sa vocation culturelle.
Au XX ème siècle, la ville a reçu Salvador Dalí et Gala Éluard, Jorge Guillén, Federico García Lorca, Pablo Picasso, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre et Luis Cernuda, entre autres. L’endroit est magnifique, la vue imprenable sur les plages de El Bajondillo et de La Carihuela, mais il n’est pas si facile à trouver. Aucun panneau n’indique encore où il se trouve. Dans les différents offices de tourisme qui se trouvent sur le Paseo Marítimo ou dans la vieille ville, il n’y a pas d’informations disponibles sur ce site.
Lorenzo Saval (Santiago de Chile, 1954), est le directeur de la prestigieuse revue littéraire Litoral, créée en 1926 à Malaga par Emilio Prados (1899-1962) et Manuel Altolaguirre (1905-1959). Il l’anime avec son épouse, María José Amado. La revue a ses bureaux à Torremolinos (Ediciones Litoral Urbanización La Roca, Local 8. 29620 Torremolinos Málaga). Après la guerre civile, la revue a disparu pendant presque 30 ans. C’est José María Amado qui l’a ressuscitée en 1968. En 1976 Lorenzo Saval, petit neveu d’ Emilio Prados, en a pris la direction. Ce personnage éclectique écrit des poèmes, des récits et des romans tout en faisant de la peinture, du collage ou du graphisme pour l’édition. Il est le responsable de l’agencement du Mirador de Sansueña.
Le poète Luis Cernuda (1902-1963) a séjourné en septembre 1928 au Castillo de Santa Clara, proprieté de George Langworthy (1865-1946), « el Inglés de la Peseta », depuis 1905. Cet anglais excentrique créa là le premier hôtel de la Costa del Sol. Dans El Indolente (Tres narraciones, Buenos Aires, Ediciones Imán, 1948), Cernuda présente le petit village de pêcheurs qu’était Torremolinos dans les années 20 et 30 comme le lieu paradisiaque de Sansueña. Voici le début de ce texte de 1929 :
El indolente [1929] (Luis Cernuda)
Con mi sol y mi plebe me basta. Galdós, España Trágica.
I
Sansueña es un pueblo ribereño en el mar del sur trasparente y profundo. Un pueblo claro si los hay, todo blanco, verde y azul, con sus olivos, sus chopos y sus álamos y su golpe aquel de chumberas, al pie de una peña rojiza. Desde las azoteas, allá sobre lo alto de lo roca aparece una ermita, donde la virgen del Amargo Recuerdo se venera en el único altar, entre flores de trapo bordadas de lentejuelas. Y aunque algún santo arriba no esté mal, abajo nadie le disputa la autoridad al alcalde, que para eso es cacique máximo y déspota más o menos ilustrado.
¿Quién no ha soñado alguna vez al volver tarde a su hogar en una ciudad vasta y sombría, que entre ocupaciones y diversiones igualmente aburridas está perdiendo la vida? No tenemos más que una vida y la vivimos como si aún nos pareciese demasiado, a escape y de mala gana, con ojos que no ven y con el pecho cargado de un aire turbio y envilecido.
En Sansueña los ojos se abren a una luz pura y el pecho respira un aire oloroso. Ningún deseo duele al corazón, porque el deseo ha muerto en la beatitud de vivir; de vivir como viven las cosas: con silencio apasionado. La paz ha hecho su morada bajo los sombrajos donde duermen estos hombres. Y aunque el amanecer les despierte, yendo en sus barcas a tender las redes, a mediodía retiradas con el copo, también durante el día reina la paz; una paz militante, sonora y luminosa. Si alguna vez me pierdo, que vengan a buscarme aquí, a Sansueña.
Bien sabía esto Don Míster, como llamaban (su verdadero nombre no hace al caso) todos al inglés que años atrás compró aquella casa espaciosa, erguida entre las peñas. La rodeaba un jardín en pendiente cuyas terrazas morían junto al mar, sobre las rocas que el agua había ido socavando; rocas donde día y noche resonaban las olas con voz insomne, rompiendo su cresta de espuma, para dejar luego la piel verdosa del mar estriada de copos nacarados, como si las rosas abiertas arriba entre palmeras, en los arriates del jardín, lloviesen, deshechas y consumidas de ardor bajo la calma estival…
Commissaire Juan Álvarez Márquez. Conseiller spécial Juan Manuel Bonet. (du 21 octobre 2022 au 07 janvier 2023)
Cette exposition est organisée en collaboration avec l’Imec (Institut Mémoires de l’édition contemporaine), installé à l’abbaye d’Ardenne (Calvados), près de Caen, où les archives de Gisèle Freund ont été déposées. Elle a été montrée une première fois en 2021 à Grenade (Espagne) au Centre José Guerrero sous le titre En el Sur tan distante, Gisèle Freund. Elle était présentée sous un format plus réduit (52 tirages posthumes).
La Maison de l’Amérique latine met en valeur 72 images, certaines inédites. Elles montrent ses voyages en Amérique latine, les paysages, la vie quotidienne dans les villages et sur les marchés, des scènes de la culture populaire, ses contacts avec des personnalités du monde de l’art, de la littérature, de la politique.
Sophie Gisela Freund est née à Berlin-Schöneberg le 19 décembre 1908. Son père lui offre un appareil Leica lorsqu’elle est adolescente. Elle étudie la sociologie à Francfort avec Norbert Elias. D’origine juive et membre d’un groupe communiste, elle fuit en mai 1933 l’Allemagne nazie. Elle poursuit ses études à la Sorbonne où elle présente, en 1936, sa thèse sur la sociologie de l’image La photographie en France au XIXe siècle. Elle est l’amie d’Adrienne Monnier, libraire-éditrice rue de l’Odéon, et de Sylvia Beach, créatrice de Shakespeare and Company et éditrice d’Ulysse de James Joyce en 1922. Elle côtoie et photographie de nombreux écrivains de l’époque. Elle devient française en 1936 grâce à un mariage blanc (elle divorcera après la guerre). A partir de 1937, Gisèle Freund se revendique comme journaliste reporter. En 1938, elle est l’une des premières à faire des clichés en couleur en utilisant les pellicules Agfacolor.
En 1940, Paris est occupée par les troupes nazies. Gisèle Freund fuit la capitale et se réfugie à Saint-Sozy dans le Lot. Invitée par Victoria Ocampo, la directrice de la revue Sur, elle quitte le midi de la France fin 1941 et embarque de Bilbao à bord d’un navire espagnol, Cabo de Buena Esperanza, à destination Buenos Aires. Elle établit là-bas des liens avec les écrivains proches de la revue. Depuis la capitale argentine, elle effectue plusieurs voyages en Patagonie et en Terre de Feu, en Uruguay, au Chili, au Pérou, en Bolivie, au Brésil et en Équateur, et surtout au Mexique en 1947, 1950 et 1952. Ce pays exercera toujours sur elle une grande fascination. Elle réalise aussi de nombreux reportages pour Time Magazine et Life, pour les journaux argentins La Nación et El Hogar, et mexicain Novedades. Elle fait partie de l’agence Magnum, créée par Robert Capa, de sa fondation de 1947 jusqu’en 1954.
En France, le ministère de la Culture lui décerne en 1980 le grand prix national des Arts pour la Photographie. Elle réalise en 1981 le portrait officiel du président François Mitterrand. En 1991, une grande rétrospective de son œuvre, intitulée Itinéraires, est organisée au Centre Georges-Pompidou.
Elle meurt à Paris le 30 mars 2000 à Paris. Elle est inhumée au cimetière du Montparnasse, tout près de sa maison atelier du 12, rue Lalande.
Quelques citations :
Gisèle Freund, Portrait. Entretiens avec Rauda Jamis. Des femmes, Antoinette Fouque. 1991.
« J’ai cru que la photographie était un moyen merveilleux pour que les peuples se connaissent entre eux. Je suis allée jusqu’à la terre de Feu pour photographier les derniers indiens alacalufes. J’ai cru à cette utopie : la connaissance des autres, de leurs différences, comme langage de paix entre les hommes. Car comment s’entre-tuer dès lors que l’autre n’est plus un inconnu ? Ma tâche était donc, pensais-je, de participer à la paix du monde à travers la photographie. »
« Je me souviens par exemple d’Alfonso Reyes, qui habitait une maison remplie de livres du sol au plafond et qui m’avait tout de suite dit : « Tout cela est à vous. » Vraiment les Mexicains étaient très chaleureux. D’ailleurs leur phrase de bienvenue était « Mi casa es tu casa » (« Chez moi c’est chez toi »).
« Les intellectuels mexicains ont une richesse culturelle infinie, beaucoup plus grande que chez les intellectuels français, par exemple. Les Mexicains ont des racines culturelles extraordinaires. Et puis, d’une certaine façon, ils sortent de leurs propres frontières pour accéder à notre culture classique, ce qui leur permet de se tenir au courant des créations et des textes du monde entier. J’ai connu au Mexique des gens extrêmement cultivés. Je n’ai eu aucun mal à en rencontrer qui connaissaient mieux que moi, sans conteste, la littérature française ou allemande. »
« Je ne sortais plus jamais sans mon appareil. Il était devenu mon troisième œil. »
« Je n’ai jamais cessé de vouloir comprendre ce qui se trouvait derrière un visage. »
« Il est rare de plaire à ceux que l’on photographie. C’est une des raisons pour lesquelles je n’ai pas fait du « portrait » ma profession et que je n’ai jamais possédé de studio de photographe. »
« La culture pour un photographe est bien plus importante que la technique. »
« J’ai touché, au Mexique, le coeur de ce monde surnaturel, comme jamais auparavant sur le continent américain. »
L’exposition emprunte son nom à un vers du poème de Luis Cernuda intitulé Quisiera estar solo en el sur, tiré du recueil Un rio, un amor (1929) .
Quisiera estar solo en el sur
Quizá mis lentos ojos no verán más el sur de ligeros paisajes dormidos en el aire, con cuerpos a la sombra de ramas como flores o huyendo en un galope de caballos furiosos.
El sur es un desierto que llora mientras canta, y esa voz no se extingue como pájaro muerto; hacia el mar encamina sus deseos amargos abriendo un eco débil que vive lentamente.
En el sur tan distante quiero estar confundido. La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta; su niebla misma ríe, risa blanca en el viento. Su oscuridad, su luz son bellezas iguales.
Toulouse, 20 de abril de 1929.
Un río, un amor, 1929.
Je voudrais être seul dans le Sud
Peut-être mes yeux lents ne verront plus le Sud Aux légers paysages endormis dans l’espace, Aux corps comme des fleurs sous l’ombrage des branches Ou fuyant au galop de chevaux furieux.
Le Sud est un désert qui pleure quand il chante, Et comme l’oiseau mort, sa voix ne s’éteint pas ; Vers la mer il dirige ses désirs amers Ouvrant un faible écho qui vibre lentement.
À ce si lointain Sud je veux être mêlé. La pluie là-bas n’est rien qu’une rose entr’ouverte ; Son brouillard même rit, rire blanc dans le vent. Son ombre, sa lumière ont d’égales beautés.
Le 20 février dernier, j’avais publié sur ce blog le poème de Luis Cernuda 1936. Il s’agit de l’avant-dernier poème de toute son oeuvre, le dernier étant A sus paisanos ( Á ses compatriotes ). Il fait partie du recueil Desolación de la Quimera ( Désolation de la chimère ) qui regroupe des poèmes écrits entre 1956 et 1962. Cernuda a quitté l’Espagne en février 1938 et vit en exil à México depuis novembre 1952. Il enseigne à l’Université de Californie à Los Angeles et au San Francisco State College en 1961-1962 . Il récite ses poèmes en public. Á la fin d’une de ces séances, un ancien brigadiste est venu le saluer. Il commence à écrire ce poème à San Francisco en décembre 1961 et le termine en avril 1962. La Brigade Abraham Lincoln (ou XVe Brigade internationale) était constituée de volontaires des États-Unis qui avaient servi pendant la guerre civile espagnole dans les Brigades internationales.
Luis Cernuda meurt le 5 novembre 1963 à 61 ans. Il est enterré dans la section espagnole du Panteón Jardín de la ville de México.
Je conseille la lecture de la revue Europe n° 1118-1119-1120 (Juin-juillet-août 2022) Écrivains et reporters dans la guerre d’Espagne. La traduction française de ce poème y figure (pages 13-14-15).
Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, Cuando asqueados de la bajeza humana, Cuando iracundos de la dureza humana: Este hombre solo, este acto solo, esta fe sola. Recuérdalo tú y recúerdalo a otros.
En 1961 y en ciudad extraña, Más de un cuarto de siglo Después. Trivial la circunstancia, Forzado tú a pública lectura, Por ella con aquel hombre conversaste: Un antiguo soldado En la Brigada Lincoln.
Veinticinco años hace, este hombre, Sin conocer tu tierra, para él lejana Y extraña toda, escogió ir a ella Y en ella, si la ocasión llegaba, decidió apostar su vida, Juzgando que la causa allá puesta al tablero Entonces, digna era de luchar por la fe que su vida llenaba.
Que aquella causa aparezca perdida, Nada importa; Que tantos otros, pretendiendo fe en ella Sólo atendieran a ellos mismos, Importa menos. Lo que importa y nos basta es la fe de uno.
Por eso otra vez hoy la causa te aparece Como en aquellos días: Noble y tan digna de luchar por ella. Y su fe, la fe aquella, él la ha mantenido A tráves de los años, la derrota, Cuando todo parece traicionarla. Mas esa fe, te dices, es lo que sólo importa.
Gracias, Compañero, gracias Por el ejemplo. Gracias porque me dices que el hombre es noble. Nada importa que tan pocos lo sean: Uno, uno tan sólo basta Como testigo irrefutable de toda la nobleza humana.
Desolación de la químera. Joaquín Mortiz, México, 1962.
1936
Souviens-t’en et que d’autres s’en souviennent, Les écoeurés de la bassesse humaine, Les lassés de la dureté humaine : Cet homme seul, cet acte seul, cette foi seule, Souviens-t’en et que d’autres s’en souviennent.
En 1961, dans une ville étrangère, Et plus d’un quart de siècle Après. Une circonstance banale, la contrainte pour toi d’une lecture publique, Où tu as parlé à cet homme : Un ancien soldat de la Brigade Lincoln.
Voici vingt-cinq ans, cet homme, Sans connaître ta terre, lointaine pour lui, Tout à fait étrangère, a choisi d’y aller Et si l’occasion s’offrait, d’y engager sa vie, Jugeant que la cause proposée sur le tableau Était digne De lutter pour la foi qui emplissait sa vie.
Que cette cause-là semble perdue, Peu importe ; Que tant d’autres, prétendant avoir foi en elle, Ne s’occupent que d’eux-mêmes, Aucune importance. Seule importe et nous suffit la foi d’un seul.
C’est pourquoi la cause aujourd’hui t’apparaît Comme elle le fit alors : Noble et si digne de lutter pour elle. Et sa foi, cette foi-là, il l’a maintenue Á travers les ans, dans la défaite, Quand tout semblait la trahir. Car cette foi, te disais-tu, est ce qui seul importe.
Merci Compagnon, merci De cet exemple. Merci car tu me dis Que l’homme est noble. Peu importe que si peu le soient : Un seul, il suffit d’un seul Comme témoin irréfutable de toute la noblesse humaine.
Á 87 ans, le chanteur Paco Ibáñez va commencer une nouvelle tournée en Espagne et en France. Elle s’appellera : «¡Nos queda la palabra!». Elle commencera au Teatro Coliseum de Madrid le 4 avril. Il chantera aussi à Barcelone, où il vit actuellement, à Valence, où il est né le 20 novembre 1934, à Palma de Mallorca au mois de juin et dans quatre villes françaises. Il chantera en castillan, catalan, galicien, français et italien. Il sera accompagné par Mario Mas à la guitare, Joxan Goikoetxea à l’ accordéon et César Stroscio au bandonéon.
«Me apetecen mucho todos estos conciertos que hemos programado porque, en este momento tan negro que estamos viviendo, es reconfortante reencontrarme con otras almas que, como la mía, necesitan alimento».
«Porque al alma también hay que alimentarla y yo ofrezco mi repertorio a la gente para que les ayude a vivir entre tanta miseria moral y cultural».
” La palabra no sólo reconforta, también te recuerda tus valores, te da criterio, te da voluntad y te ayuda a decir ‘no, por aquí no paso’».
«Las canciones tienen que apuntar a la eternidad. Las que no saben volar no valen la pena. Si haces una canción es para que dure toda la vida».
En prime, un poème peu connu du grand Luis Cernuda :
Vientres sentados (Luis Cernuda)
Con satisfacción Como quienes saben Como quienes tienen en su puño la verdad Bien apresada para que no escape Y con orgullo Como vigilantes de vosotros mismos Domináis a lo largo a lo ancho de la tierra Vosotros vientres sentados.
No hay gas No hay plomo Que tanto levante que tanto lastre proporcione Como vuestra seguridad deletérea Esa seguridad de sentir vuestro saco Bien resguardado por vuestro trasero.
Miráis a un lado y a otro Sonreís rasgando maliciosamente la hedionda boca Y desde allí emitís como el antiguo oráculo Henchidas necedades Dictámenes que se escurren entre las rendijas como ratas
Alado el pie vigoroso El pie juvenil y vigoroso Que derrumbará bien pronto Ese saco henchido de fango de maldad de injusticia Arrastrando consigo vuestro trasero y vientre Vuestra triste persona que mancha el aire El aire limpio y justo Donde hoy nos levantamos Contra vosotros todos Contra vuestra moral contra vuestras leyes Contra vuestra sociedad contra vuestro dios Contra vosotros mismos vientres sentados Con una firme espiga A quien su propia fuerza empuja desde la tierra Para que se abra al sol Para que dé su fruto Fruto de odio y de alegría Fruto de lucha y de reposo.
La verdad está en lucha y en ella os aguardamos Vientres sentados Vientres tendidos Vientres muertos.
Otros Poemas publicados e inéditos – V. Poesía completa– Volumen I.
Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, Cuando asqueados de la bajeza humana, Cuando iracundos de la dureza humana: Este hombre solo, este acto solo, esta fe sola. Recuérdalo tú y recúerdalo a otros.
En 1961 y en ciudad extraña, Más de un cuarto de siglo Después. Trivial la circunstancia, Forzado tú a pública lectura, Por ella con aquel hombre conversaste: Un antiguo soldado En la Brigada Lincoln.
Veinticinco años hace, este hombre, Sin conocer tu tierra, para él lejana Y extraña toda, escogió ir a ella Y en ella, si la ocasión llegaba, decidió apostar su vida, Juzgando que la causa allá puesta al tablero Entonces, digna era de luchar por la fe que su vida llenaba.
Que aquella causa aparezca perdida, Nada importa; Que tantos otros, pretendiendo fe en ella Sólo atendieran a ellos mismos, Importa menos. Lo que importa y nos basta es la fe de uno.
Por eso otra vez hoy la causa te aparece Como en aquellos días: Noble y tan digna de luchar por ella. Y su fe, la fe aquella, él la ha mantenido A tráves de los años, la derrota, Cuando todo parece traicionarla. Mas esa fe, te dices, es lo que sólo importa.
Gracias, Compañero, gracias Por el ejemplo. Gracias porque me dices que el hombre es noble. Nada importa que tan pocos lo sean: Uno, uno tan sólo basta Como testigo irrefutable de toda la nobleza humana.
Desolación de la químera. Joaquín Mortiz, México, 1962.
Luis Cernuda séjourne à San Francisco en 1961-1962. Il donne des cours à l’Université de Californie et récite ses poèmes en public. Á la fin d’une de ces séances au San Francisco State College, un ancien brigadiste est venu le saluer.
Il a commencé à écrire ce poème à San Francisco en décembre 1961 et il le termine en avril 1962. Fatigué et triste, il meurt le 5 novembre 1963 (à 61 ans) à Mexico.
La Brigade Abraham Lincoln ou XVe Brigade internationale a été constituée par des volontaires des États-Unis qui ont servi dans la guerre civile espagnole dans les Brigades internationales.
Luis García Montero évoque aujourd’hui ce poème dans un article de Infolibre: Buen momento para volver a ver Maixabel.
(Merci à Gio Bonzon pour ses photos de Torremolinos et de Málaga qui me redonnent la nostalgie du Sud.)
Depuis 2009, on peut voir dans le cimetière de cette ville de la Costa del Sol une plaque qui reproduit le poème de Luis Cernuda, Elegía anticipada, tiré du recueil Como quien espera el alba (1947). Le poète de Séville logea en 1928 dans la pension Castillo de Santa Clara, propriété d’un anglais, George Langworthy. Salvador Dalí et Gala passèrent là aussi plusieurs semaines en mai 1930. Torremolinos était alors un petit village de pêcheurs rattaché à Málaga. Dans un autre poème El indolente, Cernuda surnomme Torremolinos, Sansueña. Le nom évoque el sueño, le rêve. On trouve aussi un poème en prose intitulé de la même façon dans Ocnos (1942). Il fut publié pour la première fois dans le supplément littéraire du journal La Verdad de Murcie (n°56, 18 juillet 1926). Le poète est mort en exil en 1963 à México. il ne revit jamais l’Andalousie qu’il aimait tant.
Elegía anticipada (Luis Cernuda)
Por la costa del sur, sobre una roca alta junto a la mar, el cementerio aquel descansa en codiciable olvido, y el agua arrulla el sueño del pasado.
Desde el dintel, cerrado entre los muros, huerto parecería, si no fuese por las losas, posadas en la hierba como un poco de nieve que no oprime.
Hay troncos a que asisten fuerza y gracia, y entre el aire y las hojas buscan nido pájaros a la sombra de la muerte; hay paz contemplativa, calma entera.
Si el deseo de alguien que en el tiempo dócil no halló la vida a sus deseos, puede cumplirse luego, tras la muerte, quieres estar allá solo y tranquilo.
Ardido el cuerpo, luego lo que es aire al aire vaya, y a la tierra el polvo, por obra del afecto de un amigo, si un amigo tuviste entre los hombres.
Y no es el silencio solamente, la quietud del lugar, quien así lleva tu memoria hacia allá, mas la conciencia de que tu vida allí tuvo su cima.
Fue en la estación cuando la mar y el cielo dan una misma luz, la flor es fruto, y el destino tan pleno que parece cosa dulce adentrarse por la muerte.
Entonces el amor único quiso en cuerpo amanecido sonreírte, esbelto y rubio como espiga al viento. Tú mirabas tu dicha sin creerla.
Cuando su cetro el día pasa luego a su amada la noche, aún más hermosa parece aquella tierra; un dios acaso vela en eternidad sobre su sueño.
Entre las hojas fuisteis, descuidados de una presencia intrusa, y ciegamente un labio hallaba en otro ese embeleso hijo de la sonrisa y del suspiro.
Al alba el mar pulía vuestros cuerpos, puros aún, como de piedra oscura; la música a la noche acariciaba vuestras almas debajo de aquel chopo.
No fue breve esa dicha. ¿Quién pretende que la dicha se mida por el tiempo? Libres vosotros del espacio humano, del tiempo quebrantasteis las prisiones.
El recuerdo por eso vuelve hoy al cementerio aquel, al mar, la roca en la costa del sur : el hombre quiere caer donde el amor fue suyo un día.
Como quien espera el alba, 1941-1944.
Élégie anticipée
Sur la côte du sud, sur une roche Haute près de la mer, ce cimetière Lointain repose en enviable oubli, Et l’eau berce le songe du passé.
Depuis le seuil, fermé entre les murs, On croirait un jardin, s’il n’ y avait Les dalles reposant dans l’herbe comme Un peu de neige qui ne pèse pas.
Vigueur et grâce y assistent des troncs Et dans l’air et les feuilles, les oiseaux Cherchent un nid à l’ombre de la mort ; Tout est paix contemplative, calme absolu.
Si le désir de qui, au cours du temps ne trouva pas la vie docile à ses désirs Peut s’accomplir ensuite, après la mort, Tu veux reposer là, solitaire et tranquille.
Le corps brûlé, qu’ensuite l’air à l’air Retourne, et à la terre la poussière, Par œuvre de l’affection d’un ami, Si tu eus un ami parmi les hommes.
Et ce n’est pas seulement le silence, Le calme de l’endroit, qui ainsi porte Ta mémoire là-bas, mais la conscience Que ta vie y trouva son sommet.
Ce fut en la saison où la mer et le ciel Brillent du même éclat, la fleur est fruit Et le destin si plein que, semble-t-il, Il sera doux de glisser dans la mort.
Et l’amour unique voulut alors Te sourire à travers l’aube d’un corps, Blond et svelte comme un épi au vent. Tu contemplais ton bonheur sans le croire.
Lorsque le jour passe ensuite son sceptre Á la nuit son aimée, plus belle encore apparaît cette terre ; un dieu peut-être Éternellement veille sur son rêve.
Là vous fûtes parmi les feuilles, oublieux De toute autre présence et follement une lèvre trouvait en l’autre cette extase Qu’engendre le sourire ainsi que le soupir.
La mer à l’aube lustrait vos deux corps, Encore purs, comme de pierre obscure ; Á la nuit la musique caressait Vos âmes au pied de ce peuplier.
Ce bonheur fut sans fin. Qui peut prétendre Que le bonheur ait pour mesure le temps ? Tous deux libres de l’espace des hommes, Vous brisâtes les barrières du temps.
C’est pourquoi aujourd’hui le souvenir revient Au cimetière lointain, à la mer, à la roche Sur la côte du Sud : l’homme désire Mourir là où un jour l’amour lui appartint.
Comme celui qui attend l’aube, 1941-1944. Traduction Jacques Ancet.
La romancière et journaliste espagnole Almudena Grandes vient de mourir ce samedi 27 novembre à Madrid à l’âge de 61 ans. Née à Madrid le 7 mai 1960, elle s’était fait connaître avec un roman érotique en 1989, Las edades de Lulú (Les vies de Loulou), porté à l’écran par Bigas Luna en 1990. Elle avait publié ensuite Te llamaré viernes (1991) et Malena es un nombre de tango (1994) ( Malena c’est un nom de tango). En 2010, elle s’était lancée dans un projet de six volumes indépendants, Episodios de una guerra interminable racontant les années de l’après-guerre civile en Espagne. Cette série est dans la ligne des Episodios nacionales (46 volumes) du grand romancier réaliste Benito Pérez Galdós (1843-1920). Depuis 2008, elle publiait régulièrement des articles dans le quotidien El País. Le 10 octobre dernier, elle avait écrit un article sur le cancer dont elle souffrait depuis un an (Tirar una valla)
Son mari est le poète Luis García Montero, directeur de l’Institut Cervantès depuis 2018.
Livres traduits en français :
Les vies de Loulou. Albin Michel, 1990.
Malena c’est un nom de tango. Plon, 1996 et Pocket 2000.
Atlas de géographie humaine. Grasset, 2000.
Vents Contraires. Grasset, 2003. Livre de poche, 2011.
Le cœur glacé. Éditions JC Lattès, 2008. Livre de poche, 2010. (2 tomes)
Inès et la joie. Éditions JC Lattès, 2012. Livre de poche, 2013.
Le Lecteur de Jules Verne. Éditions JC Lattès, 2013. Livre de poche, 2014.
Les Trois Mariages de Manolita. Éditions JC Lattès, 2016. Livre de poche, 2019.
Les patients du docteur Garcia. Éditions JC Lattès, 2020. Premio Nacional de la Narrativa (2018)
Son décès m’a remis en mémoire la fin du poème de Luis Cernuda Díptico español (Diptyque espagnol) qui date de 1961.
…Hoy, cuando a tu tierra ya no necesitas, Aún en estos libros te es querida y necesaria, Más real y entresoñada que la otra: No ésa, mas aquélla es hoy tu tierra. La que Galdós a conocer te diese, Como él tolerante de lealtad contraria, Según la tradición generosa de Cervantes, Heroica viviendo, heroica luchando Por el futuro que era el suyo, No el siniestro pasado donde a la otra han vuelto.
La real para ti no es esa España obscena y deprimente En la que regentea hoy la canalla, Sino esta España viva y siempre noble Que Galdós en sus libros ha creado. De aquélla nos consuela y cura ésta.
Desolación de la quimera. 1956-1962
…Aujourd’hui, quand de ta terre tu n’as plus besoin, Dans les livres encore elle t’est chère et nécessaire, Plus réelle que l’autre et à demi rêvée ; Pas celle-ci, mais celle-là qui est toujours ta terre. Celle que Galdós t’aurait donnée à connaître, Comme lui tolérante à la loyauté contraire, Selon la généreuse tradition de Cervantès, Héroïque dans la vie, héroïque dans la bataille Pour l’avenir qui était le sien, Et non le sinistre passé où ils ont renvoyé l’autre.
La réalité pour toi n’est pas cette Espagne obscène et déprimante Où gouverne aujourd’hui la canaille, Mais cette Espagne vivante et toujours noble que Galdós a créée dans ses livres. De celle-là il nous console et soigne celle-ci.