Armando Uribe 1933 -2020

Armando Uribe. 1979. (Jean-Philippe Charbonnier).

Le poète chilien Armando Uribe Arce est mort dans la nuit du 22 au 23 janvier 2020 à Santiago. Le 23 janvier 2018 était mort le grand poète Nicanor Parra à 103 ans. Nous étions alors en voyage au Chili. J’avais acheté dans une librairie près du très beau Musée chilien d’art précolombien juste avant notre vol de retour en France Antología errante (1954-2016) d’Armando Uribe, livre publié par la maison d’édition Lumen.

Ce poète et écrivain chilien fut avocat, diplomate – ambassadeur en Chine- et professeur. Militant de la gauche chrétienne, il s’exila en France en 1973 avec sa famille. Il fut déchu de la nationalité chilienne par la junte militaire en 1974 et ne revint d’exil qu’en 1990.

Il faisait partie de ce que l’on a appelé la «Generación del 50», avec d’autres poètes importants comme Enrique Lihn (1929-1988), Miguel Arteche (1926-2012) et Jorge Teillier (1935-1996).

En 1957, il épousa Cecilia Echeverría Eguiguren. Il vivra avec elle 44 ans. Elle mourut en 2001, victime d’une crise cardiaque. Ils eurent cinq enfants. Depuis la mort de son fils Francisco en 1998, il vivait reclus dans son appartement face au Parque Forestal de Santiago et ne sortait de chez lui que pour de courtes visites chez son médecin.

En 2004, il a obtenu le Prix national de littérature. Il a publié en 2002 son autobiographie Memorias para Cecilia (rééditée en 2016 chez Lumen) et en 2018 une seconde partie Vida viuda.

Son plus grand livre est, semble-t-il, No hay lugar. Poesía. Colección Letras de América, Editorial Universitaria, Santiago, 1970. Il est téléchargeable légalement sur le site Memoria Chilena

http://www.memoriachilena.gob.cl/archivos2/pdfs/mc0014503.pdf

Quelques poèmes de ce recueil à titre d’exemples:

Te amo y te odio. Dirás cómo es posible.
No sé. Yo te amo y te odio.

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No te amo, amo los celos que te tengo,
son lo único tuyo que me queda,
los celos y la rabia que te tengo,
hidrófobo de ti me ahogo en vino.

No te amo, amo mis celos, esos celos
son lo único tuyo que me queda.
Cuando desaparezca en esos cielos
de odio te ladraré porque no vienes.

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¡Jovencito! Yo nunca he sido joven,
le que se llama joven. Como un viejo
de cinco años de edad meditaba en la muerte
revolviendo una poza con un palo.

(A los quince, a los veinte, a los veintiocho
revolvía una poza con un palo).

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Parecido a mi abuelo, con su abrigo
me paseo gravemente por mi pieza
a los doce años. Leo las cartas de Lord Chesterfield.
El resultado es éste: a los treinta y cinco años
estoy tendido en la cama de mi pieza
y soy mi propio abuelo.

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En el principio estaba, Dios mío, ¿quién estaba?
El verbo ser y el verbo estar estaban,
colgados de una escobilla de dientes

¡qué original! ¡qué mentiroso!
Y estaba el espíritu invisible
creando cosas como un loco,
sacándoselas de la manga como un manco.

                           xxx

Las ganas de morir y las ganas de amar
son mellizas que me aman.