John Keats est né le 31 octobre 1795 à Londres. Il est mort le 23 février 1821 à Rome.
“Hay un verso de Keats que es quizá una de las claves más transparentes de su poesía […]. Es el verso con que comienza su poema «Endymion»: A thing of beauty is a joy for ever (Una cosa bella es un goce eterno) […]. Cuando busco en la poesía española una pasión semejante, siempre pienso en Luis Cernuda. Cernuda también cree, como Keats, que la belleza es un goce eterno.” José Luis Cano, Keats y Cernuda (1950), in La poesía de la Generación del 27, Madrid, Guadarrama, 1970.
A propósito de flores (Luis Cernuda)
Era un joven poeta, apenas conocido. En su salida primera al mundo Buscaba alivio a su dolencia Cuando muere en Roma, entre sus manos una carta, La última carta, que ni abrir siquiera quiso, De su amor jamás gozado.
El amigo que en la muerte le asistiera Sus palabras finales nos transmite: «Ver cómo crcce alguna flor menuda, El crecer silencioso de las flores, Acaso fue la única dicha Que he tenido en este mundo.»
¿Pureza? Vivo a las flores amadas contemplaba Y mucho habló de ellas en sus versos; En el trance final su mente se volvía A la dicha más pura que conoció en la vida: Ver a la flor que abre, su color y su gracia.
¿Amargura? Vivo, sinsabores tuvo Amargos que apurar, sus breves años Apenas conocieron momentos sin la sombra. En la muerte quiso volverse con tácito sarcasmo A la felicidad de la flor que entreabre.
¿Amargura? ¿Pureza? ¿O, por qué no, ambas a un tiempo? El lirio se corrompe como la hierba mala, Y el poeta no es puro o amargo únicamente: Devuelve sólo al mundo lo que el mundo le ha dado Aunque su genio amargo y puro algo más le regale.
Desolación de la Quimera, 1956-61.
Écrit en janvier ou février 1961. Publié pour la première fois en avril 1961 dans la revue Eco (II, 6) de Bogotá (Colombie).
Joseph Severn (1793-1879) est un peintre anglais. C’est un ami dévoué de John Keats. Il l’accompagne le 17 septembre 1820 sur le Maria Crowther à destination de l’Italie. Le but du voyage est de soigner la maladie du poète, la tuberculose. Ils arrivent dans la baie de Naples le 21 octobre et sont placés en quarantaine pendant 10 jours. Ils séjournent à Naples une semaine, puis se rendent à Rome dans une petite voiture. À Rome, ils vivent dans un appartement, 26 Piazza di Spagna, au pied de l’escalier de la Trinité-des-Monts. Joseph Severn a quitté l’Angleterre contre l’avis de son père. Il a peu d’argent. Pendant son séjour à Rome lors de l’hiver 1820-1821, il écrit de nombreuses lettres à des amis communs en Angleterre. L’entourage du cercle de Keats et la fiancée du poète, Fanny Brawne, sont tenus au courant de l’évolution de la maladie du poète. Cette correspondance est le seul témoignage des derniers jours de Keats que Joseph Severn soigne jusqu’à sa mort, le 23 février 1821, trois mois après leur arrivée à Rome.
Dictionnaire Cervantès, de Jean Canavaggio, Bartillat, 574 p., 28 €.
Dictionnaire Cervantès, de Jean Canavaggio : une obsédante présence. (Roger Chartier Le Monde 24 octobre 2021)
“Il est plusieurs manières de lire les 132 entrées de ce dictionnaire. « A sauts et à gambades », comme disait Montaigne, en laissant le hasard guider la traversée du livre, ou bien en recomposant les pièces dispersées de la mosaïque. Un premier parcours peut ainsi mener des lieux des vies de Cervantès à la société de son temps, celle de l’Inquisition, des nouveaux chrétiens persécutés, des Morisques expulsés. On y rencontrera les membres de sa famille, ses protecteurs ou ses contemporains (et, parmi eux, l’ennemi juré, Lope de Vega). Une autre voie est celle des lectures, tant celles de Cervantès, autant qu’on puisse les identifier à partir des œuvres elles-mêmes, que celles de ses très nombreux lecteurs, écrivains (Tourgueniev, Flaubert, Kafka, Borges ou Rushdie), philosophes (Ortega y Gasset, Unamuno, Foucault) ou psychanalystes (Freud, Helene Deutsch, Marthe Robert).”
Jean Canavaggio , professeur émérite de l’Université de Paris Ouest Nanterre, directeur de la Casa de Velázquez de 1996 à 2001, a aussi publié une biographie de Cervantès en 1986 (Cervantès, Paris, Mazarine) que j’ai lue en son temps. Une édition revue et augmentée est parue chez Fayard en 1997. Elle a été traduite en espagnol en 1991 chez Espasa : Cervantes. En busca del perfil perdido.
Je lis tous les soirs 3 ou 4 entrées de ce dictionnaire. J’en suis presque arrivé au bout. J’apprends beaucoup de choses et des souvenirs me reviennent en mémoire. Je me rappelle ma première lecture de L’Ingénieux Hidalgo Don Quichotte de la Manche en 1972 dans l’assez mauvaise édition Austral de Espasa-Calpe. Cette collection a joué chez les jeunes espagnols de ma génération le même rôle que Le livre de Poche en France dans les années 50 et 60. J’étais étudiant à l’Institut Hispanique et surveillant d’externat au lycée de Montgeron, où j’avais été élève de 1965 à 1969. J’étais assis dans la bibliothèque et terminais la lecture du roman. Le dernier chapitre m’a particulièrement marqué : guérison, conversion, réforme et bonne mort de don Quichotte.
Deuxième partie, chapitre 74 :
« -¡Ay! –respondió Sancho, llorando-: No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo, y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía.
« – Hélas ! Hélas ! répondit Sancho en sanglotant, ne mourez pas, mon bon seigneur, mais suivez mon conseil, et vivez encore bien des années ; car la plus grande folie que puisse faire un homme en cette vie, c’est de se laisser mourir tout bonnement sans que personne le tue, ni sous d’autres coups que ceux de la tristesse. »
« – Señores –dijo don Quijote-, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño. Yo fui loco, y ya soy cuerdo: fue don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano. »
« Seigneurs, reprit Don Quichotte, n’allons pas si vite, car dans les nids de l’an dernier il n’y a pas d’oiseaux cette année. J’ai été fou, et je suis raisonnable ; j’ai été Don Quichotte de la Manche, et je suis à présent Alonzo Quijano-le-Bon. »
« Hallóse el escribano presente, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir que se murió. »
« Le notaire se trouva présent, et il affirma qu’il n’avait jamais lu dans aucun livre de chevalerie qu’aucun chevalier errant fût mort dans son lit avec autant de calme et aussi chrétiennement que Don Quichotte. Celui-ci, au milieu de la douleur et des larmes de ceux qui l’assistaient, rendit l’esprit je veux dire qu’il mourut. »
L’Ingénieux Hidalgo Don Quichotte de la Manche. Traduction : Louis Viardot. J.-J. Dubochet, 1837
Llega otra vez noviembre, que es el mes que más quiero porque sé su secreto, porque me da más vida. La calidad de su aire, que es canción, casi revelación, y sus mañanas tan remediadoras, su ternura codiciosa, su entrañable soledad. Y encontrar una calle en una boca, una casa en un cuerpo mientras, tan caducas, con esa melodía de la ambición perdida, caen las castañas y las telarañas.
Estas castañas, de ocre amarillento, seguras, entreabiertas, dándome libertad junto al temblor en sombra de su cáscara. Las telarañas, con su geometría tan cautelosa y pegajosa, y también con su silencio, con su palpitación oscura como la del coral o la más tierna de la esponja, o de la piña abierta, o la del corazón cuando late sin tiranía, cuando resucita y se limpia. Tras tanto tiempo sin amor, esta mañana qué salvadora. Qué luz tan íntima. Me entra y me da música sin pausas en el momento mismo en que te amo, en que me entrego a ti con alegría, trémulamente e impacientemente, sin mirar a esa puerta donde llama el adiós.
Llegó otra vez noviembre. Lejos quedan los días de los pequeños sueños, de los besos marchitos. Tú eres el mes que quiero. Que no me deje a oscuras tu codiciosa luz olvidadiza y cárdena mientras llega el invierno.
El vuelo de la celebración, Visor, 1976.
Claudio Rodríguez est un des meilleurs poètes espagnols de sa génération. Merci à Asunción García Iglesias, Secrétaire générale de l’Association des Amis de Vicente Aleixandre. Il faut protéger l’ancienne maison de Vicente Aleixandre. Velintonia, 3. Madrid.
Ce poème a été écrit en 1928 par Federico García Lorca et publié par la Revista de Occidente, fondée et dirigée en 1923 par le philosophe José Ortega y Gasset. La traduction française a beaucoup vieilli.
Romance de la pena negra
A José Navarro Pardo
Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora, cuando por el monte oscuro baja Soledad Montoya. Cobre amarillo, su carne, huele a caballo y a sombra. Yunques ahumados sus pechos, gimen canciones redondas. Soledad: ¿por quién preguntas sin compañía y a estas horas? Pregunte por quién pregunte dime: ¿a ti qué se te importa? Vengo a buscar lo que busco, mi alegría y mi persona. Soledad de mis pesares, caballo que se desboca, al fin encuentra la mar y se lo tragan las olas. No me recuerdes el mar que la pena negra, brota en las tierras de aceituna bajo el rumor de las hojas. ¡Soledad, qué pena tienes! ¡Qué pena tan lastimosa! Lloras zumo de limón agrio de espera y de boca ¡Qué pena tan grande! Corro mi casa como una loca, mis dos trenzas por el suelo, de la cocina a la alcoba. ¡Qué pena! Me estoy poniendo de azabache, carne y ropa. ¡Ay mis camisas de hilo! ¡Ay mis muslos de amapola! Soledad: lava tu cuerpo con agua de las alondras, y deja tu corazón en paz, Soledad Montoya.
*
Por abajo canta el río: volante de cielo y hojas. Con flores de calabaza, la nueva luz se corona. ¡Oh pena de los gitanos! Pena limpia y siempre sola. ¡Oh pena de cauce oculto y madrugada remota!
Romancero gitano (1924-1927)
Romance de la peine noire
A José Navarro Pardo
Les pics sonores des coqs font une brèche à l’aurore, quand de la colline sombre descend Soledad Montoya. Cuivre jaune, tout son corps fleure la cavale et l’ombre. Ses seins, enclumes noircies, gémissent des chansons rondes. Soledad, qui cherches-tu solitaire, au point du jour ? Que je cherche qui je cherche, dis-moi si cela t’importe ! Je cours après un seul but, mon bonheur et ma raison. Soledad de mes chagrins, la cavale qui s’emporte, finit par trouver la mer et les vagues la dévorent. Ne parle pas de la mer car la peine noire pousse dans la terre aux oliviers sous la rumeur de leurs branches. Soledad, quelle pitié ! Quelle peine désolante ! Tu as des pleurs de citron, aigres de lèvre et d’attente. Quelle peine ! Je traverse ma maison comme une folle mes cheveux traînant par terre, de la cuisine à l’alcôve. Une peine qui rend comme du jais ma chair et ma robe. Ah, mes cuisses de fil ! Ah, mes cuisses de pavot ! Dans la source aux alouettes, Soledad, lave ton corps, et puis laisse reposer ton coeur, Soledad Montoya.
*
Tout en bas chante un ruisseau, volant de ciel et de feuilles. Des fleurs de la calebasse se couronne le jour neuf. O la peine des gitans ! Peine pure et solitaire. Peine de rive secrète et de matinée lointaine.
Poésies II. Chansons. Poèmes du Cante Jondo. Romancero gitan. NRF. Poésie /Gallimard n°2. Traduction: André Belamich.
Quisiera hoy ser feliz de buena gana, ser feliz y portarme frondoso de preguntas, abrir por temperamento de par en par mi cuarto, como loco, y reclamar, en fin, en mi confianza física acostado, sólo por ver si quieren, sólo por ver si quieren probar de mi espontánea posición, reclamar, voy diciendo, por qué me dan así tanto en el alma.
Pues quisiera en sustancia ser dichoso, obrar sin bastón, laica humildad, ni burro negro. Así las sensaciones de este mundo, los cantos subjuntivos, el lápiz que perdí en mi cavidad y mis amados órganos de llanto.
Hermano persuasible, camarada, padre por la grandeza, hijo mortal, amigo y contendor, inmenso documento de Darwin: ¿a qué hora, pues, vendrán con mi retrato? ¿A los goces? ¿Acaso sobre goce amortajado? ¿Más temprano? ¿Quién sabe, a las porfías?
A las misericordias, camarada, hombre mío en rechazo y observación, vecino en cuyo cuello enorme sube y baja, al natural, sin hilo, mi esperanza…
Poemas humanos, 1939.
Je voudrais aujourd’hui être tout bonnement heureux, être heureux et porter une foison de questions, ouvrir en grand ma chambre par envie, tel un fou, et réclamer, enfin, couché sur ma confiance physique, seulement pour voir si on veut, seulement pour voir si on veut goûter de ma position spontanée, réclamer, dis-je, de savoir pourquoi on frappe tant mon âme ainsi.
Car je voudrais en résumé être heureux, agir sans bâton, laïque humilité, et sans âne noir. De même les sensations de ce monde, les chants subjonctifs, le crayon que j’ai perdu dans ma cavité et mes chers organes à pleurer.
Frère possible, camarade, père par la grandeur, fils mortel, ami et combattant, immense document de Darwin : à quelle heure, donc, viendra-t-on avec mon portrait ? à l’heure des jouissances ? Peut-être vers celle du plaisir enseveli ? Plus tôt ? Qui sait, à l’heure des acharnements ?
À celle des miséricordes, camarade, homme mon ami à distance et en observation, voisin au cou énorme où monte et descend, au naturel, sans fil, mon espérance…
Le meilleur film que j’ai vu cet automne est de loin Drive my car (2h59) du metteur en scène japonais Ryusuke Hamaguchi (né en 1978 et Prix du scénario au Festival de Cannes 2021). C’est l’ adaptation d’une nouvelle d’ Haruki Murakami, la première du recueil Des hommes sans femmes de 2014 (Belfond, 2017. 10-18). Un metteur en scène et acteur de théâtre, Yusuke Kafuku, forme avec sa femme Oto, scénariste de télévision, un couple malheureux. La mort de leur fille, alors qu’elle n’était qu’une enfant, les a éloignés et Oto a des amants. Un soir, Kafuku retrouve son épouse morte sur le sol de leur appartement, emportée par une attaque. Après quarante minutes de projection, apparaît le générique (!). Deux ans après cette mort, Kafuku se rend à Hiroshima. Il a obtenu une résidence artistique pour monter Oncle Vania d’Anton Tchekhov et recruter des acteurs. Quand il prend la route seul, la voix d’Oto l’accompagne quand il met une cassette dans l’autoradio de sa Saab 900 rouge. Sa femme s’est enregistrée et lui donne la réplique dans Oncle Vania, pièce dont il doit s’imprégner. A Hiroshima, les responsables du festival l’obligent à se faire conduire par une jeune fille taciturne et balafrée, Misaki. Les deux personnages vont apprendre à se connaître, à se raconter, à guérir peut-être. Lui a perdu sa femme et sa fille, elle sa mère. L’intérieur de la voiture est le principal décor du film. Inlassablement, Kufuku fait relire à ses acteurs le texte d’Oncle Vania. Il a réuni des comédiens de nationalité différente qui jouent dans leur propre langue. Une jeune muette utilise même le langage des signes. La dernière partie du film se transforme en road-movie. Les deux personnages principaux partent d’Hiroshima pour retrouver la maison de Misaki dans la froide et enneigée région d’ Hokkaidō, île située à l’Extrême-Nord d’où elle est originaire. Ce sont les femmes qui mènent toujours le jeu dans ce film. Oto invente des scénarios, Misaki conduit. Comme Sonia dans Oncle Vania, elles regardent vers l’avenir. Elles sont maîtres du mouvement, de la vie.
Anton Tchekhov, Oncle Vania 1900. version française : Génia Cannac et Georges Perros. 1960. L’Arche éditeur.
« Sonia : Qu’y faire ! Nous devons vivre. (Un temps). Nous allons vivre, oncle Vania. Passer une longue suite de jours, de soirées interminables, supporter patiemment les épreuves que le sort nous réserve. Nous travaillerons pour les autres, maintenant et jusqu’à la mort, sans connaître de repos, et quand notre heure viendra, nous partirons sans murmure, et nous dirons dans l’autre monde que nous avons souffert, que nous avons été malheureux, et Dieu aura pitié de nous. Et alors, mon oncle, mon cher oncle, une autre vie surgira, radieuse, belle, parfaite, et nous nous réjouirons, nous penserons à nos souffrances présentes avec un sourire attendri, et nous nous reposerons. Je le crois, mon oncle, je le crois ardemment, passionnément…(Elle s’agenouille devant lui et pose sa tête sur les mains de son oncle ; d’une voix lasse :) Nous nous reposerons ! (Téléguine joue doucement de la guitare.) Nous nous reposerons ! Nous entendrons la voix des anges, nous verrons tout le ciel rempli de diamants, le mal terrestre et toutes nos peines se fondront dans la miséricorde qui régnera dans le monde, et notre vie sera calme et tendre, douce, comme une caresse… Je le crois, je le crois… (Elle essuie avec son mouchoir les larmes de son oncle.) Mon pauvre, mon pauvre oncle Vania, tu pleures. Tu n’as pas connu de joie dans ta vie, mais patience, oncle Vania, patience… Nous nous reposerons… (Elle l’enlace.) Nous nous reposerons ! (On entend les claquettes du veilleur de nuit. Téléguine joue en sourdine. Maria Vassilievna écrit dans les marges de sa brochure, Marina tricote son bas.) Nous nous reposerons ! »
Nous avons vu lundi 18 octobre au cinéma de la Ferme du Buisson Eugénie Grandet de l’écrivain-réalisateur Marc Dugain. Le film est classique, sec et austère et n’a rien à voir avec Drive my car. Il a été tourné essentiellement au Mans et à Saumur. Les acteurs sont assez bons : Olivier Gourmet (Félix Grandet) Valérie Bonneton (Madame Grandet) Joséphine Japy (Eugénie). La fin du film s’éloigne totalement du roman d’Honoré de Balzac. La fille soumise, l’amoureuse transie devient une femme libérée, qui s’est éloignée de l’Église, va voyager et vivre sa vie. J’avais relu le roman il y a quelques années et parcouru l’étude de Philippe Berthier, EugénieGrandet, Gallimard, Foliothèque n° 14. 1992. Ce professeur à la Sorbonne Nouvelle termine justement son étude par la fin d’Oncle Vania.
On peut rappeler aussi que la première publication de Fiodor Dostoïevski a été une traduction en russe d’Eugénie Grandet en 1844.
J’aimerais tant que Luis Cernuda soit mieux connu en France. Jacques Ancet est un excellent traducteur et un très bon poète. cf. Luis Cernuda, Poètes d’aujourd’hui n°207. Éditions Seghers. Une étude de Jacques Ancet, avec un choix de textes, des illustrations, une chronologie bibliographique: Luis Cernuda et son temps …Paris, 1972.
Adolescente fui en días idénticos a nubes, cosa grácil, visible por penumbra y reflejo, y extraño es, si ese recuerdo busco, que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.
Perder placer es triste como la dulce lámpara sobre el lento nocturno; aquél fui, aquél fui, aquél he sido; era la ignorancia mi sombra.
Ni gozo ni pena; fui niño prisionero entre muros cambiantes; historias como cuerpos, cristales como cielos, sueño luego, un sueño más alto que la vida.
Cuando la muerte quiera una verdad quitar de entre mis manos, las hallará vacías, como en la adolescencia ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.
Donde habite el olvido, 1932-33.
Je fus adolescent en des jours pareils aux nuages, Chose gracile visible à travers pénombre et reflet, Et c’est étrange, si je cherche ce souvenir, Qu’il fasse tant, tant souffrir le corps d’aujourd’hui.
Il est triste de perdre le plaisir Comme la douce lampe sur le lent nocturne ; Cela je le fus, je le fus, je l’ai été ; Et l’ignorance était mon ombre.
Ni plaisir ni peine ; je fus enfant Prisonnier entre des murs changeants ; Histoires comme des corps, vitres comme des cieux, Et puis un songe, un songe plus haut que la vie.
Quand la mort voudra Ôter une vérité de mes mains, Elle les trouvera vides, comme en l’adolescence Ardentes de désir et tendues vers le ciel.
Où habitera l’oubli. Traduction : Jacques Ancet.
La revue El Cultural a publié le 27 septembre 2021 un bon article de Rafael Narbona sur les personnalités de Luis Cernuda et de Juan Ramón Jiménez: Luis Cernuda y Juan Ramón Jiménez: humanos, demasiado humanos.
No em malvendré el silenci. D’aquest cos en conec els topants i les dreceres i n’estimo els esclats, les defallences; no hi visc a plaer, però hi visc i això em basta.
Deixa’m no dir‐te el que hem perdut. Ho saps tan bé com jo, i prou que ho repeteixen tot de corcs, insistents i temeraris només que paris un xic les orelles.
Sí que vull dir‐te, en canvi, el que hem guanyat: un pam de món, concret i destriable, i un vidre de colors per contemplar‐lo.
Tanca els ulls i el veuràs com jo el veig ara.
No et diré pas què hi ha rera cada paraula.
Ara ha plogut i el que resta de tarda serà més íntim i més clar.
Fugim de qualsevol verbositat. Diguem només el que és essencial: els mots de créixer i estimar, i el nom més útil i senzill de cada cosa.
Delimita’m l’espai, però no esperis que renunciï a res d’allò que estimo.
Mira el vent com pren forma de begònies, com neteja els miralls i les cortines i esmola els caires vius d’aquest capvespre.
Tinc una pedra a les mans. Cada nit la deixo caure al pou profund del son i la’n trec l’endemà, xopa de vida.
No vull conservar res que cridi la memòria del vent arravatat i dels noms del silenci. Vinc d’un llarg temps de pluges damunt la mar quieta dels anys, i res no em tempta per girar els ulls enrera.
Tu que em coneixes, saps que sóc aquell que estima la vida per damunt de qualsevol riquesa, l’èxtasi i el turment, el foc i la pregunta. Cridat a viure, visc, i poso la mà plana damunt aquest ponent que el ponent magnifica.
Solemnement batega la sang en cada cosa.
Tot és camí des d’ara. Faig jurament de viure.
Ara que tots dos junts fem una sola columna de claror, penso la urgent necessitat de combatre els miratges, d’abandonar la platja de les hores on el sol cau a plom damunt l’arena i abalteix voluntats, i d’establir noves rutes, reblertes de presagis.
Aquest risc d’ara és temptador. No ens calen espectadors furtius ni gent que aprovi cada gest i en subratlli la destresa.
Llesquem el pa de cada instant. Benignes i agosarats, estimarem la vida que muda i que es perfà, noblement lenta i també noblement porfidiosa.
I anirem lluny, encadenats al pur atzar dels horitzons que mai no tanquen amb pany i clau l’estímul del paisatge.
L’hoste insòlit. 1978.
L’hôte insolite
Je ne dilapiderai pas le silence. Mon corps j’en connais les parages et les raccourcis et j’en aime les éclats et les défaillances ; je ne l’habite pas par plaisir mais il me suffit.
Je ne dilapiderai ni le silence ni l’espace lourd de mon corps et des projets démesurés qui me peuplent et m’exaltent. De mes doigts gourds de palper les mémoires j’adhère à toutes sortes de projets de joie et d’espérance. Profonde et claire, la voix qui me répète proclame la vie.
Je ne dis pas ce que nous avons perdu. Tu sais cela aussi bien que moi, ces vermisseaux insistants et résolus, te le répètent si tu prends la peine de tendre l’oreille.
Mais je te dirai ce que nous avons gagné : un arpent de monde, concret, localisable, et un prisme de couleurs pour le contempler.
Ferme les yeux et tu le verras comme je le vois.
Je ne dirai pas ce qu’il y a sous chaque mot. Il a déjà plu et ce qui reste de l’après-midi sera plus intime et plus clair.
Fuyons toute verbosité. Disons seulement l’essentiel : les mots grandir et aimer, et le nom le plus utile et le plus simple de chaque chose.
Délimite mon espace, mais n’attends pas que je renonce à ce que j’aime.
Regarde le vent prendre la forme des bégonias, regarde-le nettoyer vitres et rideaux aiguiser les angles vifs du crépuscule.
J’ai une pierre dans les mains. Chaque nuit elle tombe dans le puits profond du sommeil au matin, je la retire, trempée de vie.
Je ne garde rien qui appelle la mémoire du vent exaspéré et des noms du silence. Je viens d’une longue saison de pluies sur la mer calme des années, rien ne me pousse à me retourner.
Tu me connais, ne suis-je pas celui qui aime la vie pleinement et par-dessus toute richesse, l’extase et le tourment, le feu et la question.
À l’appel de la vie, je vis, et pose ma main à plat sur ce ponant que le ponant magnifie.
Le sang coule solennellement en chaque chose.
Désormais tout est chemin. Je jure de vivre.
Tous deux ne faisons plus qu’une seule colonne de clarté, je pense à l’urgente nécessité de combattre les mirages, d’abandonner la plage des heures où le soleil de plomb tombe sur le sable annihile les volontés, d’établir de nouveaux chemins, jalonnés de présages.
À présent, ce risque est tentant. Nul besoin de spectateurs furtifs, de gens qui approuvent chaque geste et en souligne l’habileté. Nous coupons le pain à chaque instant.
Inoffensifs et téméraires, nous aimerons la vie qui se transforme et se parfait, noble et lente, noble et obstinée.
Nous irons très loin, enchaînés au pur hasard des horizons qui jamais ne ferment à clé la stimulation du paysage.
Joie de la parole. Orphée/ La Différence, 1993. Traduit du catalan par Patrick Gifreu.
Miquel Martí i Pol est un poète catalan. Il est né le 19 mars 1929 à Roda de Ter. Il est mort le 11 novembre 2003 à Vic .
Il commence à travailler à l’âge de 14 ans dans une usine textile de sa ville. A 19 ans, il est atteint d’une tuberculose pulmonaire, ce qui le maintient alité. Il lit beaucoup. Sa poésie des années 50 est simple. Elle exprime le sentiment amoureux.
Dans les années 1960, il commence à être connu pour ses poèmes engagés et réalistes. Il milite alors au PSUC clandestin (Partit Socialista Unificat de Catalunya). Atteint de sclérose multiple, il est obligé de cesser de travailler en 1973. Sa poésie devient plus intérieure et intimiste. Elle exprime aussi sa lutte contre la maladie. Il devient un des poètes catalans les plus lus et les plus populaires. Ses poèmes sont chantés par des interprètes tels que Lluís Llach, María del Mar Bonet, Teresa Rebull, Arianna Savall.
Ses œuvres complètes sont publiées en quatre volumes de 1989 à 2004.
La collection Orphée/ La Différence était indispensable. Elle ne publiait que des publications en édition bilingue. (Merci à Marie-Laure)
Extraits du discours prononcé par Robert Badinter lors de l’hommage rendu à Pierre Masse (1879-1942) par le Barreau de Paris le 19 mai 2009. « Le statut des juifs frappa Pierre Masse, au coeur. Il avait grandi dans une famille où l’appartenance à la religion juive était en quelque sorte naturelle, comme le catholicisme pour une grande majorité de familles françaises. Mais à l’instar de nombreux notables israélites, Pierre Masse s’était déjudaïsé au long des années. Il était un bourgeois français et s’éprouvait tel. Qu’avait-il de commun avec ces juifs immigrés, besogneux, écorchant le français qui fourmillaient dans les échoppes et les ateliers du Marais ? Et voici que d’un coup, après un siècle et demi, l’appartenance à la nation était rompue. Il se trouvait, lui, Maître Masse, rejeté à la limite de la communauté nationale, repoussé par la France à laquelle il avait tant donné de lui-même.
Un autre avocat juif, plus jeune, Lucien Vidal-Naquet, fils d’avocat, ancien secrétaire de la Conférence, confiait à son journal intime : « C’est ainsi que je ne suis plus qu’un demi citoyen sur le sol même où je suis né et où dorment les miens. C’est ainsi que j’ai perdu le droit d’exercer la profession qui fut celle de mon père, et que demain se posera pour mes enfants la question de savoir à quelle activité ils auront le droit de se livrer. Je ressens comme Français l’injure qui m’est faite comme juif. J’étais si fier de mon pays ! ».
Pierre Masse, lui, écrivit au Maréchal Pétain la lettre fameuse que ceux qui la découvrent lisent toujours avec la même émotion (octobre 1940) :
« Monsieur le Maréchal,
J’ai lu le décret qui déclare que les Israélites ne peuvent plus être officiers, même ceux d’ascendance strictement française. Je vous serais obligé de me faire dire si je dois aller retirer leurs galons à mon frère, sous-lieutenant au 36ème régiment d’infanterie, tué à Douaumont en avril 1916, à mon gendre, sous-lieutenant au 14ème régiment de dragons, tué en Belgique en mai 1940; à mon neveu J.-P. Masse, lieutenant au 3ème colonial, tué à Rethel en mai 1940 ?
Puis-je laisser à mon frère la médaille militaire, gagnée à Neuville-Saint-Vaast, avec laquelle je l’ai enseveli ?
Mon fils Jacques, sous-lieutenant au 62ème bataillon de chasseurs alpins, blessé à Soupir en juin 1940, peut-il conserver son galon ?
Suis-je enfin assuré qu’on ne retirera pas rétroactivement la médaille de Sainte-Hélène à mon arrière-grand-père ? Je tiens à me conformer aux lois de mon pays, même quand elles sont dictées par l’envahisseur.
Veuillez agréer, Monsieur le Maréchal, les assurances de mon profond respect. Pierre Masse Ancien Capitaine au 36ème RI Officier de la Légion honneur, Croix de guerre Ancien sous-secrétaire d’État à la Justice militaire »
Au sursaut du soldat outragé allait succéder celui du républicain humilié. En février 1941, Pierre Masse reçut une circulaire demandant à tout sénateur de faire savoir s’il était de famille juive, ce qui entraînait la déchéance de tout mandat électif. Pierre Masse adressa sa réponse directement au Maréchal Pétain : « Monsieur le Maréchal, Mon premier mouvement a été de ne pas faire réponse : il n’y a pas de « juifs » au Sénat. Ne font partie de cette Assemblée que des citoyens français, quelle que soit leur religion, élus par un collège électoral français, conformément à une Constitution qui n’a pas été abrogée sur ce point.
J’ai décidé cependant de répondre, par déférence pour le gouvernement dont vous êtes le chef.
Mes deux grands-pères étaient de religion israélite.
L’un, Bâtonnier de l’Ordre des avocats de Strasbourg en 1870, a tout abandonné propriétés familiales et sa situation pour rester français; l’autre a été, il y a un siècle, maire de la Commune de l’Hérault que je représente depuis 34 ans au Conseil général. Leurs femmes appartenaient à la même religion.
J’élève contre la loi du 3 octobre 1940 la protestation la plus formelle.
D’ascendance strictement française dans toutes les branches et aussi loin que je puis remonter, officier d’infanterie, titulaire de citations qui ont toutes été gagnées en avant des lignes françaises, ancien chef de la Justice militaire à une époque où les gens de la 5ème Colonne étaient envoyés aux fossés de Vincennes, ayant parmi mes parents les plus proches quatre officiers tués à l’ennemi, membre du Conseil de mon Ordre, régulièrement élu Sénateur par mes compatriotes de l’Hérault, je n’accepte pas d’être traité en Français de la 2ème catégorie.
Croyez que je regrette, m’adressant à vous, d’avoir à m’exprimer avec cette fermeté. Je n’oublie pas la déférence que je vous dois, ni que j’ai eu l’honneur de siéger avec vous au Comité de guerre en 1917.
Veuillez agréer, Monsieur le Maréchal, l’assurance de ma respectueuse considération ».
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Le 13 décembre 1941, Pierre Masse fut soudainement transféré de Drancy à l’École militaire avec d’autres personnalités juives. On leur fit croire qu’ils allaient être fusillés à titre de représailles pour des attentats commis à Paris. Dans ces circonstances dramatiques, Pierre Masse écrivit deux lettres, l’une adressée à sa femme, l’autre au Bâtonnier de Paris.
Il faut en ce moment solennel, ici au Palais de justice en rappeler les termes :
« Monsieur le Bâtonnier,
Je suis appelé. Je vais probablement mourir. Je suis venu ici comme avocat. Je mourrai, j’espère dignement, pour ma Patrie, ma Foi et mon Ordre.
Dites à mes confrères que je les remercie des honneurs qui ont accompagné ma vie professionnelle. J’en emporte une juste fierté. Je vous recommande mon fils. Je finirai en soldat de la France et du droit que j’ai toujours été. Bien vôtre, en toute amitié et en déférent respect. Pierre Masse » Ce témoignage d’un attachement passionné à la profession d’avocat, d’autres confrères parmi lesquels de nombreux juifs l’ont exprimé aussi aux heures ultimes de leur vie avant d’être fusillés ou déportés. Ces lettres constituent l’hommage le plus précieux qui ai jamais été rendu à la profession d’avocat. »
Jean Weill, Théodore Valensi, Maurice Azoulay, Albert Ulmo, Gaston Crémieux, Edmond Bloch et Pierre Masse. Drancy, 1941.
“La rafle dite « des notables » est l’arrestation à Paris, le 12 décembre 1941, par la police française et la Gestapo, de 743 Juifs français. Les individus arrêtés sont d’abord détenus à l’École militaire, puis transférés au camp de Royallieu, situé sur le territoire de la commune de Compiègne dans l’Oise. Ils font partie, le 27 mars 1942, du premier contingent de Juifs déportés, et la plupart d’entre eux sont assassinés au camp d’Auschwitz.
L’ordre d’arrestation, donné le 5 décembre 1941, est en lien avec une série d’attentats anti-allemands en octobre et novembre de la même année. Ces attentats, qui conduisent également à l’arrestation des « fusillés de Châteaubriant », permettent à l’armée d’occupation de prétendre que les responsables des attentats sont des Juifs et des agents anglo-saxons et ainsi de mener des actions de répression ciblées visant notamment les Juifs et les communistes. La rafle est mentionnée allusivement par une photo et un commentaire dans L’Émancipation nationale, l’organe hebdomadaire du Parti populaire français de Jacques Doriot.
Les rafles commencent le 12 décembre 1941 au matin. 743 notables juifs français, parmi lesquels des chefs d’entreprises, des commerçants, des ingénieurs, des médecins, des avocats, de intellectuels sont arrêtés à leur domicile, leur nom a été trouvé dans le « fichier juif », administré par André Tulard, chef de bureau, puis sous-directeur des étrangers à la préfecture de police au printemps 1942. Ce fichier recensait les Juifs français. Parmi eux, figurent le géographe Jacques Ancel, René Blum, frère de Léon Blum, le romancier Jean-Jacques Bernard , fils de Tristan Bernard, l’entrepreneur Natan Darty, l’écrivain Maurice Goudeket, mari de Colette, le dentiste Benjamin Schatzman, le futur historien de la Shoah Georges Wellers. Après leur arrestation à l’aube, ils sont rassemblés dans le manège du commandant Louis Bossut, à l’École militaire, puis transférés au camp C de Compiègne-Royallieu, dans l’Oise. Dans ce camp ne sont internés que des prisonniers juifs : outre les Juifs français, sont transférés 300 juifs étrangers en provenance du camp de Drancy où ils étaient déjà internés, pour atteindre le nombre de 1 000 détenus, demandé par les Nazis dans la perspective d’une déportation. Cette opération, qui est antérieure à la Conférence de Wannsee, à Berlin, de janvier 1942, et à la mise en œuvre de la « solution finale de la question juive », correspond toutefois au « projet » exposé par Hitler dès 1940 de « vider l’Europe de tous ses Juifs » . Elle est supervisée par Theodor Dannecker, conseiller aux affaires juives en France de 1940 à 1942.
Le 27 mars 1942 un convoi de 565 détenus juifs du camp de Drancy est constitué à la gare du Bourget à destination de Compiègne. 547 détenus de Compiègne sont ajoutés à ce convoi, dirigé par le SS Theodor Dannecker. Le convoi de 1 112 personnes, est acheminé dans des wagons de troisième classe à Auschwitz. La majorité des Juifs arrêtés le 12 décembre 1941, dont René Blum et Natan Darty, sont de ce premier convoi. Benjamin Schatzman quant à lui est déporté le 23 septembre 1942 par le convoi n°36, Georges Wellers par le convoi n°76, du 30 juin 1944.
Une plaque commémorative est posée par l’association des Fils et filles de déportés juifs de France en 1999 à l’École militaire.”