Portrait de Marie de Rabutin-Chantal, Marquise de Sévigné.(Claude Lefebvre) v 1665. Paris, Musée Carnavalet.
De Mme de Sévigné à Mme de Grignan. Extrait d’une lettre de la Marquise de Sévigné à sa fille. 16 Mars 1672.
« …Vous me demandez, ma chère enfant, si j’aime toujours bien la vie. Je vous avoue que j’y trouve des chagrins cuisants. Mais je suis encore plus dégoûtée de la mort ; je me trouve si malheureuse d’avoir à finir tout ceci par elle, que si je pouvais retourner en arrière, je ne demanderais pas mieux.
Je me trouve dans un engagement qui m’embarrasse ; je suis embarquée dans la vie sans mon consentement. Il faut que j’en sorte ; cela m’assomme. Et comment en sortirai-je ? Par où ? Par quelle porte ? Quand sera-ce ? En quelle disposition ? Souffrirai-je mille et mille douleurs, qui me feront mourir désespérée ? Aurai-je un transport au cerveau ? Mourrai-je d’un accident ? Comment serai-je avec Dieu ? Qu’aurai-je à lui présenter ? La crainte, la nécessité, feront-elles mon retour vers lui ? N’aurai-je aucun autre sentiment que celui de la peur ? Que puis-je espérer ? Suis-je digne du paradis ? Suis-je digne de l’enfer ? Quelle alternative ! Quel embarras !
Rien n’est si fou que de mettre son salut dans l’incertitude, mais rien n’est si naturel, et la sotte vie que je mène est la chose du monde la plus aisée à comprendre. Je m’abîme dans ces pensées, et je trouve la mort si terrible que je hais plus la vie parce qu’elle m’y mène que par les épines qui s’y rencontrent. Vous me direz que je veux vivre éternellement. Point du tout, mais si on m’avait demandé mon avis, j’aurais bien aimé à mourir entre les bras de ma nourrice ; cela m’aurait ôté bien des ennuis et m’aurait donné le ciel bien sûrement et bien aisément. Mais parlons d’autre chose… »
Françoise Marguerite de Sévigné -Mme de Grignan 1646-1705 (attribué à Pierre Mignard) v 1669. Paris, Musée Carnavalet.
Dama de Elche. Madrid, Museo Arqueológico Nacional.
El País, 30/10/2018
La Dama de Elche, de reina mora a icono patriótico del franquismo
La arqueóloga Carmen Aranegui publica un estudio que recorre la historia de la joya del arte ibérico y tercia sobre su posible traslado
“La Dama de Elche tiene la gloria de una reina y posee el atractivo de un ángel con la fuerza de una amazona”. Salvador Dalí ha sido uno de los artistas rendidos a la belleza de esta figura. Han pasado 121 años desde que la joya del arte ibérico fue descubierta en una finca de La Alcudia, a tres kilómetros de Elche. Aupada como esencia de España, tanto en la República como, sobre todo, en el franquismo, la idolatría hacia esta escultura del siglo IV antes de Cristo propició “un grado de manipulación tal que incluso llegó a alejar a los investigadores de su estudio un tiempo”, dice a EL PAÍS la arqueóloga Carmen Aranegui Gascó, catedrática emérita de la Universidad de Valencia, que ha publicado La Dama de Elche (editorial Marcial Pons). En este libro, lamenta que de la Dama “hayan interesado más los aspectos sentimentales que el estudio de su contexto”.
Ese momento clave fue el 4 de agosto de 1897, cuando unos peones agrícolas instalaban un regadío y plantaban granados en la finca de La Alcudia. El busto apareció como una pieza reaprovechada dentro de una pared. Tras ser mostrada unos días en Elche, “la reina mora”, como la llamaron los ilicitanos, partió a París. “La arqueología internacional tenía una visión romántica de España como lugar exótico, de antiguas tradiciones”, explica la profesora Aranegui. Casualmente, un hispanista francés, Pierre Paris, que acudía cada verano a España, estaba en Elche y se movió rápido. Contactó con un banquero que pagó 4.000 francos al dueño del terreno, que ya había vendido otros hallazgos, y con los responsables del Louvre.
Por parte española, el arqueólogo Pedro Ibarra, cronista del descubrimiento, lo había comunicado “a la Real Academia de la Historia y a las autoridades de patrimonio, pero el 8 de agosto fue asesinado el presidente del Consejo de Ministros, Antonio Cánovas del Castillo, lo que dificultó cualquier respuesta oficial”, explica Aranegui.
El busto (“hay quien ha teorizado que era parte de una mujer sentada o en pie, pero defiendo que no es así”) recibe en Francia el nombre de “dama” porque “los anticuarios de la época habían empezado a sustituir el nombre de Venus, con el que se bautizaba a las representaciones que se encontraban, por algo más acorde con los tiempos”.
Uso funerario
Se suceden las investigaciones, como las que han apuntado que la Dama es una diosa, algo que Aranegui, que comisarió hace 20 años una gran exposición sobre arte ibérico en París, descarta: “Creo que es una representación de los valores de las élites de aquella sociedad”. También recuerda un dato conocido, su uso funerario. “Se analizó su hueco de la parte posterior y se sabe que contuvo cenizas y restos de combustión de huesos humanos”.
¿Quién talló semejante maravilla hace casi 2.500 años? “Una aportación de mi libro es que al estudiar el conjunto de La Alcudia se deduce que hubo un taller de muy buenos escultores en lo que era la ciudad ibérica de Ilici. Hoy, un 80% del yacimiento está sin excavar”. El autor de la Dama fue minucioso en los detalles. “Destaca el tratamiento del rostro, enmarcado en joyas, pero el objetivo del artista fue describir la joyería y las telas de la vestimenta. No le interesó el lenguaje de la expresión anatómica”.
El rostro hierático de la Dama seguía en el Louvre, a pesar de que la España republicana reclamaba su devolución. “En producciones teatrales de Alberti y María Teresa León, España estaba personificada como la Dama. Y Margarita Xirgu se vistió, en el exilio, como la estatua para la Numancia de Cervantes. Las negociaciones continuaron tras la Guerra Civil. La España de la dictadura y la Francia colaboracionista de Vichy llegaron a un acuerdo, tras un tira y afloja por el intercambio de piezas. “En el difícil equilibrio de Pétain, quería acercarse a España para que Franco fuera más neutral, menos amistoso con el Eje, y pensó que, devolviendo la Dama, así sucedería”.
El regreso y su exposición en el Prado, desde junio de 1941, marcan el principio de la retirada de la bibliografía internacional. “Se despliega la propaganda de que España es una civilización sin rival en cuanto a su antigüedad”. Su imagen se multiplica en sellos, rótulos, marcas…
El bloque de arenisca, de 65 kilos de peso y 56 centímetros de altura, permanece en la pinacoteca hasta 1971, cuando es trasladada “escoltada y en taxi” al Museo Arqueológico para realzar un centro que necesitaba una estrella. Allí sigue con su mirada penetrante. ¿Puede trasladarse para exposiciones temporales, como se hizo, en 1965, a Elche? “La pieza está estabilizada en su conservación, con precauciones no tiene por qué ser un obstáculo”. Sin embargo, la profesora Aranegui teme que al plantear esta cuestión suceda como otras veces, “cuando lo identitario irrumpe, la Dama pierde”.
Busto de Miguel Hernández. Paseo de los Poetas, El Rosedal, Buenos Aires.
El tren de los heridos
Silencio que naufraga en el silencio
de las bocas cerradas de la noche.
No cesa de callar ni atravesado.
Habla el lenguaje ahogado de los muertos.
Silencio.
Abre caminos de algodón profundo,
amordaza las ruedas, los relojes,
detén la voz del mar, de la paloma:
emociona la noche de los sueños.
Silencio.
El tren lluvioso de la sangre suelta,
el frágil tren de los que se desangran,
el silencioso, el doloroso, el pálido,
el tren callado de los sufrimientos.
Silencio.
Tren de la palidez mortal que asciende:
la palidez reviste las cabezas,
el ¡ay! la voz, el corazón, la tierra,
el corazón de los que malhirieron.
Silencio.
Van derramando piernas, brazos, ojos,
van arrojando por el tren pedazos.
Pasan dejando rastros de amargura,
otra vía láctea de estelares miembros.
Silencio.
Ronco tren desmayado, envejecido:
agoniza el carbón, suspira el humo
y, maternal, la máquina suspira,
avanza como un largo desaliento.
Silencio.
Detenerse quisiera bajo un túnel
la larga madre, sollozar tendida.
No hay estaciones donde detenerse,
si no es el hospital, si no es el pecho.
Silencio.
Para vivir, con un pedazo basta:
en un rincón de carne cabe un hombre.
Un dedo solo, un solo trozo de ala
alza el vuelo total de todo un cuerpo.
Silencio.
Detened ese tren agonizante
que nunca acaba de cruzar la noche.
Y se queda descalzo hasta el caballo,
y enarena los cascos y el aliento.
El hombre acecha, 1939.
Cementerio de Alicante. Placa que se encuentra encima de la que en honor a los fusilados republicanos de 1939 se erige.
Le 30 octobre 1910, il y a aujourd’hui 108 ans, naissait à Orihuela (Alicante) Miguel Hernández Gilabert ,”el pastor poeta”. Sa famille vivait de l’élevage de chèvres. Il dut abandonner ses études en 1925, à 15 ans, pour garder le troupeau familial. La lecture des livres de poésie qu’il trouvait dans la bibliothèque municipale ou dans celle d’un prêtre d’Orihuela, le Père Almarcha, fut sa principale source de formation. Dans sa ville natale, il fréquentait un groupe littéraire autour de son ami, l’avocat José Ramón Marín Gutiérrez (1913-1935) qui adopta le pseudonyme de Ramón Sijé. A 22 ans, il séjourna une première fois à Madrid entre le 31 décembre 1931 et 15 mai 1932. Il publia en 1933 son premier recueil, Perito en lunas, influencé par Góngora et les poètes de la Génération de 1927. En 1934, il rencontra les poètes Vicente Aleixandre et Pablo Neruda qui seront ses amis intimes et deux futurs Prix Nobel de Littérature. Pendant la Guerre Civile, il devint membre du Parti Communiste d’Espagne et s’engagea dans le Quinto Regimiento. Il vécut avec les soldats sur le front. Il se maria avec Josefina Manresa le 9 mars 1937 et eut deux fils: Manuel Ramón, mort avant un an, et Manuel Miguel .
A la fin de la guerre, il essaya de passer au Portugal, mais fut arrêté par la police de ce pays et remis à la garde civile espagnole. Libéré à la suite de plusieurs interventions, il se rendit à Orihuela pour rejoindre sa famille, mais fut de nouveau arrêté et transféré à Madrid. Le 18 janvier 1940, un Conseil de Guerre le condamna à mort l’accusant du délit d’adhésion à la rebellion. Le 9 juillet 1940, il vit sa peine commuée en trente années d’emprisonnement. Miguel Hernández connut les prisons de Madrid, Palencia, Ocaña, Alicante. Les conditions déplorables de détention eurent raison de sa santé. Le poète mourut de tuberculose pulmonaire le 28 mars 1942 à 31 ans. On l’enterra le lendemain au cimetière Nuestra Señora del Remedio d’Alicante. Sa condamnation n’a toujours pas été annulée par le Tribunal Suprême.
Cementerio municipal de Alicante. Tumba de Miguel Hernández, Manuel Miguel Hernández y Josefina Manresa.
Canción última
Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.
Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruinosa cama.
Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.
Cimetière de Draveil (Essonne).Cimetière de Draveil (Essonne)Cimetière de Draveil (Essonne)
Cimetière de Draveil (Essonne) dimanche 28 octobre 2018. Stèle en l’honneur des Brigades Internationales.
Le 28 octobre 1938, la République Espagnole, dissout les Brigades internationales. Leurs membres sont renvoyés chez eux. Sur les 30 à 35 000 engagés, 10 000 ont trouvé la mort, 8 000 sont portés disparus, des milliers ont été blessés.
Cérémonie d’adieu aux Brigades Internationales. Les Masies. 25 octobre 1938 (Robert Capa).
Dans ce lieu caverneux qu’est l’âme du grand âge
On revoit sans arrêt sur la paroi du fond
Les mêmes souvenirs danser – ainsi font font
Marionnettes et pantins, pauvre héritage
D’une vie où l’on hoche, à la fin, du siphon.
Néanmoins ce malheur offre quelque avantage:
Ce qui revient paraît nouveau dans le potage
Insipide des jours. Et s’il nous étouffe, on
Reprend au même endroit la bande dévidée :
Même bonheur, même remords ou même idée
Représentés à neuf comme sur un plateau.
Mais comment ressaisir la chose transformée
Et reflet du reflet d’un image, fumée
Où s’égara peut-être aussi le vieux Platon.
La Course: nouvelles poésies itinérantes et familières (1993-1998), Gallimard, 1999.
Mary Elizabeth Plummer (1849 – 1922) était l’épouse d’origine américaine de Georges Clemenceau. Celui-ci arriva aux États-Unis en 1865, après avoir fui la France en raison de son implication dans la lutte contre le régime de Napoléon III. Il enseigna dans un collège pour jeunes filles à Stamford (Connecticut), où Mary Elizabeth Plummer étudiait. Ils se marièrent en 1869 et déménagèrent en France un an plus tard. Ils auront trois enfants (Madeleine, Thérèze Juliette et Michel William Benjamin). Mary Elisabeth Plummer et Clemenceau se séparèrent en 1876 et divorcèrent en 1891.
Bien que Clemenceau se vantât de plusieurs centaines conquêtes féminines, lorsque sa femme se prit pour Madame de Rénal et le trompa avec le précepteur de leurs enfants, il la mit en prison pendant deux semaines à la prison Saint-Lazare où l’on enfermait prostituées et femmes adultères. Il la renvoya aux États-Unis sur un bateau à vapeur en troisième classe, divorça et obtint la garde de leurs enfants et la déchéance de sa nationalité française. Revenue vivre en France, mais restée perturbée psychologiquement par ces événements conjugaux particulièrement humiliants, l’ex-Madame Georges Clemenceau mourut seule le 13 septembre 1922, dans son appartement parisien, au 208 rue de la Convention. Elle fut enterrée au cimetière de Bagneux avec une concession pour 5 ans. Sa tombe a aujourd’hui disparu.
Georges Clémenceau (Edouard Manet). 1879-80. Paris, Musée d’ Orsay.
Nathalie Piégay, Une femme invisible, Editions du Rocher, 2018.
Nathalie Piégay, professeure à l’Université de Genève, a présenté La Semaine sainte dans l’édition des Oeuvres romanesques complètes d’Aragon, dirigée par Daniel Bougnoux dans la bibliothèque de la Pléiade (cinq tomes).
Dans ce livre, à la fois récit à la première personne et biographie, elle s’intéresse à la vie de la mère du poète, Marguerite Toucas-Massillon (1873-1942). Celle-ci est issue d’une famille de la bonne bourgeoisie. Son père, Fernand Toucas, amateur de peinture et de jeu a été sous-préfet de Guelma en Algérie. Son frère Edmond (1881-1937) sera, lui, sous-préfet de Commercy (Meuse) après la Première Guerre Mondiale. Marguerite s’éprend de Louis Andrieux (1840-1931), ami de Fernand et protecteur d’Edmond. Ce personnage important de la Troisième République fut successivement Procureur de la République, préfet de police, ambassadeur et député. Il termina sa carrière comme doyen de l’Assemblée nationale. Lorsqu’elle tombe enceinte, elle décide de garder l’enfant. Elle résiste à la pression de son amant et de sa mère qui voulaient qu’elle avorte.
Entre-temps, Fernand Toucas a perdu son poste (pour corruption) et a quitté sa famille pour ouvrir des salles de jeu à Constantinople. Louis Andrieux, marié, ne reconnaît pas son fils illégitime et prive même Marguerite du statut légal de mère. Officiellement, Louis Aragon est né de parents “non dénommés”. Il sera élevé en croyant être le fils adoptif de sa grand-mère, Claire, et le petit frère de Marguerite. Celle-ci ne lui révélera la vérité qu’en juin1917, craignant qu’il ne meure à la guerre sans savoir qui étaient ses vrais parents.
Marguerite est le pilier de cette famille bourgeoise déclassée depuis la fuite du père. Elle vit dans les difficultés matérielles et supporte stoïquement le caractère insupportable de sa mère. Elle n’a pas les moyens de s’émanciper, mais soutiendra pourtant financièrement toute sa famille. De 1899 à 1904, elle tiendra au 20 Avenue Carnot à Paris (XVII) la pension Etoile-Famille. Louis Aragon a décrit cette avenue comme «l’avenue aux catalpas». En réalité, elle est bordée de paulownias dont les fleurs ressemblent à celles du catalpa.
Marguerite vécut pendant trente-quatre ans une longue histoire d’amour clandestine avec Louis Andrieux et finit par devenir femme de lettres . D’abord traductrice de romans policiers anglais, elle écrira ensuite des romans à l’eau de rose pour plusieurs maisons d’édition et des magazines féminins. Elle réussira à vivre de sa plume et posèdera la carte de la Société des Gens de Lettres..
On sait peu de choses de la mère d’Aragon. Les sources sont maigres. Le poète en a peu parlé. Roselyne Collinet-Waller a publié en 2001 aux Presses Universitaires de Strasbourg, l’étude Aragon et le père, romans. Mais, la vie de Marguerite semble une vie minuscule à une époque où les femmes bourgeoises se soumettaient à l’ordre familial. Nathalie Piégay a recréé sa vie, s’est rendue dans la plupart des lieux qu’elle a fréquenté. Elle parle avec empathie de cette femme que son fils a aimé, mais a un peu délaissé.
LE MOT : Ce poème est construit autour du secret qui a entouré la naissance et la vie de Louis Aragon jusqu’à son départ de la Gare de l’Est pour Saint-Dizier et le front en juin 1917. Sa mère, Marguerite Toucas-Massillon, poussée par son amant, Louis Andrieux, lui avoue le secret de sa naissance. Le poète avait probablement compris la vérité avant cette confession. Néanmoins, cet épisode fut très douloureux pour lui. Sa mère passait pour être sa soeur et Louis Andrieux, son parrain. Le mot”maman” n’avait jamais été prononcé ni par l’enfant ni par sa mère.
LE TEMPS DES CERISES: La famille paternelle de Marguerite Toucas-Massillon était originaire de Solliès-Toucas dans le Var où elle possédait de vastes cerisaies. Louis Aragon y passa des vacances lorsqu’il était enfant. Il évoque un jeune homme, amoureux de sa mère que celle-ci aurait éconduit. le Temps des cerises évoque son histoire personnelle, mais le premier vers du poème paraphrase le début du Temps des cerises, la chanson emblématique de la Commune de Paris. On ne peut pas oublier que comme Procureur de la République, Louis Andrieux participa à la répression de la Commune de Lyon en avril 1871 et fut ensuite Préfet de Police de Paris de 1879 à 1881. Il a fait expulser les religieuses des congrégations en 1880. Le jeune homme de Solliès semble être l’antithèse du père haï.
MARGUERITE: Aragon a peu utilisé le sonnet sous sa forme classique. il s’agit ici d’un poème de circonstance écrit pour être gravé sur la tombe de sa mère qui mourut d’un cancer du sein le 2 mars 1942 et fut enterrée dans l’ancien cimetière de Cahors.
Marguerite Toucas-Massillon et son fils, Louis Aragon.
Le Domaine privé
I.Le Mot
Le mot n’a pas franchi mes lèvres
Le mot n’a pas touché mon cœur
Est-ce un lait dont la mort nous sèvre
Est-ce une drogue une liqueur
Jamais je ne l’ai dit qu’en songe
Ce lourd secret pèse entre nous
Et tu me vouais au mensonge
A tes genoux
Nous le portions comme une honte
Quand mes yeux n’étaient pas ouverts
Et les tiens à la fin du compte
Demandaient pardon d’être verts
Te nommer ma sœur me désarme
J’ai trop respecté ton chagrin
Le silence a le poids des larmes
Et leur refrain
Puisque tu dors et que leurs rires
Ne peuvent blesser ton sommeil
Permets-moi devant tous de dire
Que le soleil est le soleil
Que si j’ai feint c’est pour toi seule
Jusqu’à la fin fait l’innocent
Pour toi seule jusqu’au linceul
Caché mon sang
J’avais naissant le tort de vivre
J’irai jusqu’au bout de mes torts
La vie est une histoire à suivre
Et la mort en est le remords
Ceux peut-être qui me comprennent
Ne feront pas les triomphants
Car une morte est une reine
A son enfant
II. Le temps des cerises
Lorsqu’une voix chante au loin le Temps des Cerises
C’est vous deux que j’entends les mots que vous disiez
Et je vous vois fleurir tout un printemps de chemises
Au soleil de Solliès entre les cerisiers
Il fallait écouter ce garçon ta jeunesse
Il était comme nous de terre et de chanson
Qui donc t’en détourna qui voulait que je naisse
Et les arbres neigeaient quand il t’a dit Dansons
Il était comme nous sensible aux moindres choses
Qu’importait avec lui de vivre pauvrement
L’armoire de bois blanc que tu couvris de roses
Pour lui tu l’aurais peinte et non pour moi Maman
Il pleurait au théâtre Il aimait les histoires
Il était comme nous trop crédule et je crains
Qu’il aurait lançant ses sous sur le comptoir
Pour te plaire acheté leurs mouchoirs aux forains
Un soir tu m’as parlé de lui de ce jeune homme
Je ne demandais rien Que ne l’as-tu suivi
Pas plus que lui pourtant tu n’étais économe
Tu m’as donné ta vie en me donnant la vie
C’est un cadeau trop lourd. Que veux-tu que j’en fasse
Que ne l’as-tu repris cet univers volé
Et tes yeux se fermant à tout jamais s’efface
Le toit couleur de pain sur les coteaux brûlés
Le bois des cerisiers laisse très peu de cendres
Il saigne sur mon coeur des larmes de grenat
Un beau printemps tous deux nous n’irons plus descendre
Du côté des Toucas ou des Caffarena
III. Marguerite
Ici repose un coeur en tout pareil au temps
Qui meurt à chaque instant de l’instant qui commence
Et qui se consumant de sa propre romance
Ne se tait que pour mieux entendre qu’il attend
Rien n’a pu l’apaiser jamais ce coeur battant
Qui n’a connu du ciel qu’une longue apparence
Et qui n’aura vécu sur la terre de France
Que juste assez pour croire au retour du printemps
Avait-elle épuisé l’eau pure des souffrances
Sommeil ou retrouvé ses rêves de vingt ans
Qu’elle s’est endormie avec indifférence
Qu’elle ne m’attend plus et non plus ne m’entend
Lui mrumurer les mots secrets de l’espérance
Ici repose enfin celle que j’aimais tant
Paru d’abord dans la revue de Pierre Seghers Poésie 43, n°12 janvier-février 1943 et repris en 1946 dans En étrange pays dans mon pays lui-même.