Conversations à Buenos Aires de Jorge Luis Borges et Ernesto Sabato. Propos recueillis par Orlando Barone, traduit de l’espagnol (Argentine) par Michel Bibard, 10/18 n°3734, 2004. 184 p., 7,30 €.
Jorge Luis Borges y Ernesto Sabato, Diálogos Borges-Sabato, Compaginados por Orlando Barone. Emecé Editores. Buenos Aires, 1976, 178 pp. Réédition, août 1996.
On peut remarquer la différence entre la couverture de l’édition de poche française et celle de l’édition argentine qui me semble plus satisfaisante.
Ernesto Sabato et Jorge Luis Borges se rencontrent dans les années 40 chez Adolfo Bioy Casares et Silvina Ocampo qui s’étaient mariés le 15 janvier 1940. Les deux écrivains argentins se brouillent en 1956 pour des raisons politiques. Tous les deux sont antipéronistes, mais Sabato était de gauche et Borges très conservateur.
Ernesto Sabato : El rostro del peronismo. Carta abierta a Mario Amadeo (Imprenta López, 1956). Réponse de Borges : Una efusión de Martínez Estrada (n°242 Revue Sur septembre-octobre 1956). Réponse de Sabato : Una efusión de Jorge Luis Borges (n°4 Revista Ficción noviembre-diciembre de 1956).
En 1963, Sabato publie Tango, discusión y clave (Losada, 1963. Réédition 1997). Le prologue est dédié à Jorge Luis Borges.
« Las vueltas que da el mundo, Borges: cuando yo era muchacho, en años que ya me parecen pertenecer a una especie de sueño, versos suyos me ayudaron a descubrir melancólicas bellezas de Buenos Aires: en viejas calles de barrio, en rejas y aljibes, hasta en la modesta magia que a la tardecita puede contemplarse en algún charco de las afueras. Luego, cuando lo conocí personalmente, supimos conversar de esos temas porteños ya directamente, ya con el pretexto de Schopenhauer o Heráclito de Efeso. Luego, años más tarde, el rencor político nos alejó; y así como Aristóteles dice que las cosas se diferencian en lo que se parecen, quizá podríamos decir que los hombres se separan por lo mismo que quieren. Y ahora, alejados como estamos (fíjese lo que son las cosas), yo quisiera convidarlo con estas páginas que se me han ocurrido sobre el tango, Y mucho me gustaría que no le disgustasen. Creameló. »
Le 7 octobre 1974, ils se retrouvent à la librairie La Ciudad, à Buenos Aires, presqu’en face d’où habite Borges depuis 1946 (Maipu 994, appartement B, 6 ème étage). Ils sont convaincus par Orlando Barone de se retrouver pour participer à des dialogues qui pourraient se transformer en livre. Ils décident de ne pas aborder la situation politique et de ne pas parler de péronisme ou d’antipéronisme.
Les deux écrivains se réunissent et parlent six fois chez une amie peintre (Renée Noetinger qui habite le même étage que Borges) et une fois dans un café bruyant (Bar de Maipú y Córdoba). Les réunions durent deux ou trois heures le samedi.
Il y a en tout 7 séances : 14 décembre 1974, 21 décembre 1974, 11 janvier 1975, 15 février 1975, 1 mars 1975, 8 mars 1975, 15 mars 1975.
Borges et Sabato commencent par rendre hommage à la littérature “gauchesque”, puis évoquent de nombreux écrivains : Voltaire, Baudelaire, Flaubert, Dostoïevski, Hölderlin, Coleridge, Poe, Stevenson, Melville, Wells, Twain, Shaw, Wilde, Chesterton, Conrad. Tous deux mettent en garde la littérature non seulement contre le réalisme, mais contre toute forme d’intention édifiante ou de moralisme. Borges cite Kipling : “Il est permis à un écrivain d’inventer une fable, mais pas sa moralité”. Les thèmes abordés sont la création artistique, le rêve, le temps, la poésie, la célébrité, la théologie, la folie, la mémoire, la traduction. Ils répondent aussi à quelques questions d’Orlando Barone qui se fait nénamoins le plus discret possible.
La mère de Borges, doña Leonor Acevedo de Borges, 99 ans, malade et presque paralysée, décède peu après le 8 juillet 1975.
Le 24 mars 1976, le général Videla destitue la présidente María Estela Domínguez de Perón (Isabelita). Á la tête d’une junte militaire, il instaure une dictature qui réprime l’opposition de gauche. Au moins 9 000 personnes sont victimes de disparitions forcées, 5 centres clandestins de détention et de torture sont créés. Environ 500 000 personnes sont contraintes à l’exil. Jorge Luis Borges apporte son soutien à la dictature ainsi qu’à celle du général Pinochet au Chili le 21 juillet 1976. Il n’aura jamais le Prix Nobel.
Le pathétisme du roman. Dialogue entre Juan José Saer et Jorge Luis Borges. Le Magazine Littéraire n° 376. mai 1999.
« J.J.S. Cela peut-il s’apparenter à certains de vos premiers essais sur la littérature du bonheur ? Vous souvenez-vous d’un essai à propos de Fray Luis de León ? J.L.B. Á vrai dire, la littérature du bonheur est très rare. J.J.S. C’était exactement la thèse de ces essais. J.L.B. Au point qu’une des causes de mon admiration pour Jorge Guillén est qu’il est un poète du bonheur ; par exemple quand il écrit : « Tout dans l’air est oiseau » … En réalité le bonheur se chante avec le sens de « Tout temps révolu était meilleur. »
Cima de la delicia ( Jorge Guillén )
¡Cima de la delicia! Todo en el aire es pájaro. Se cierne lo inmediato Resuelto en lejanía.
¡Hueste de esbeltas fuerzas! ¡Qué alacridad de mozo En el espacio airoso, Henchido de presencia!
El mundo tiene cándida Profundidad de espejo. Las más claras distancias Sueñan lo verdadero.
¡Dulzura de los años Irreparables! ¡Bodas Tardías con la historia Que desamé a diario!
Más, todavía más. Hacia el sol, en volandas La plenitud se escapa. ¡Ya sólo sé cantar!
Cántico (1919-1950). 1. Al aire de tu vuelo. III
Cime de nos délices
Cime de nos délices ! Dans l’air tout est oiseau. L’immédiat se dévoile Unique en un lointain.
Bataillons, forces légères ! Quel enjouement de gamin Sur l’espace désinvolte, Fou de présence, comblé !
Le monde a la profondeur Naïve de quelque miroir. Les distances les plus claires Rêvent d’une vérité.
Ô les années irréparables, Et leur douceur ! Et plus tard, les noces avec l’histoire, Jour après jour détestée !
Encore, encore plus, encore ! Vers le soleil, en envol, La plénitude s’échappe. Je ne sais plus que chanter !
Cantique. NRF Gallimard, 1977. Traduction: Claude Esteban.
Material compilado por Jorge Conti. Revista Crisis 1988.
En la tarde del 15 de junio de 1968 se encontraron Juan José Saer y Jorge Luis Borges en Santa Fe. Esa noche, Borges hablaría sobre el Ulises de Joyce. Durante un par de horas conversaron ante un grabador. A veinte años de aquel diálogo —inédito hasta hoy— puede verse a Saer indagando en el pensamiento borgiano o a Borges comentando los problemas que Saer se planteaba en torno de la literatura. Ambos hablaron de sí mismos y del otro. Los años nos depararon otra repuesta: la obra del indagador. —Yo he sido un devoto de Baudelaire. Podría citar indefinida y casi infinitamente Les fleurs du mal. Y luego me he apartado de él porque he sentido —quizá mi ascendencia protestante tenga algo que ver— que era un escritor que me hacía mal, que era un escritor muy preocupado de su destino personal, de su ventura o desventura personal. Y esa es la razón de que yo me aparte de la novela. Creo que los lectores de novelas tienden a identificarse con los protagonistas y finalmente se ven a sí mismos como héroes de novela. En una novela es muy importante que el héroe sea amado, que ame sin ser amado, que su amor sea correspondido… y quizá si suprimiéramos esas circunstancias, desaparecería buena parte de las buenas novelas del mundo. Y creo que para vivir —no diré con felicidad porque eso es bastante difícil— sino con cierta serenidad, conviene pensar lo menos posible en las circunstancias personales. Y en el caso de Baudelaire —como en el de Poe, su maestro— son escritores que realmente perjudican; en el sentido en que el lector tiende a parecerse a ellos, a verse como personaje patético. Y no creo que convenga verse como personaje patético. Lo que convendría en la vida —desde luego yo no lo he logrado del todo— es verse más bien… bueno, como decía Pitágoras, como un personaje lateral ¿no?, como un espectador. Y no creo que la lectura de Les fleurs du mal, de las poesías de Poe o, en general, los poetas y novelistas románticos, pueda ayudarnos en ese sentido. Creo en lo que decía Stevenson: un escritor gana poco, puede no ser célebre —generalmente no lo es— pero tiene el privilegio de influir en muchas personas. Y yo trato de influir de un modo que sea benéfico. —¿Esto puede entroncar con aquellos primeros ensayos suyos acerca de la literatura de la felicidad? ¿Se acuerda del ensayo sobre Fray Luis de León? —La verdad es que la literatura de la felicidad es muy rara. —Exactamente esa es la tesis de aquellos ensayos. —Tanto que una de las razones de mi admiración a Jorge Guillen es que él es un poeta de la felicidad. Cuando escribe, por ejemplo, “todo en el aire es pájaro”… Realmente, la felicidad se canta en el sentido de “todo tiempo pasado fue mejor”. En cambio, una de las virtudes de Walt Whitman es que se siente a veces una felicidad presente, aunque haya quizás una insistencia un poco sospechosa, se ve que él se impuso el deber de ser feliz. Pero creo que es mejor imponerse el deber de ser feliz, que imponerse el deber de ser desdichado o interesante ¿no?, y digno de lástima, porque me parece muy triste que le tengan lástima a uno ¿no?… aunque uno la merezca. —Entonces, ese rechazo hacia Poe y Baudelaire podría ser… —Dictado por un prejuicio, por un afán ético. Y posiblemente de origen protestante ¿no? Usted ha visto que en los países protestantes es muy importante la ética. Entre nosotros se entiende que alguien es o no un caballero, pero en general aquí no se discuten escrúpulos éticos. Desde ya, no creo que sean moralmente superiores en los Estados Unidos, pero creo que al mismo tiempo lo primero que alguien se pregunta sobre algo es si es éticamente justificable. Desde luego, esta pregunta puede llevar a un sofisma o a justificaciones interesadas, pero no importa, es lo primero que surge en una discusión cualquiera ¿no? —Pero eso no tiene nada que ver con el valor estético de las obras. Usted cree que Baudelaire es un gran poeta y Poe un gran narrador… —Desde luego. Aunque yo creo que para sentir la grandeza de Poe uno tiene que recordarlo. Es decir que uno tiene que verlo en conjunto. Que es un poco lo que ocurre con Lugones. Si uno piensa en toda su obra, es un gran escritor. Pero si uno lo considera página por página o —peor aún— línea por línea, uno encuentra muchas mediocridades. Pero quizá lo más importante en la obra de un escritor es la imagen final que él deja. —¿Y de Dostoievsky, Borges? ¿Cuál es la imagen que usted tiene? —Yo lo creí alguna vez el único. Y releí muchas veces Crimen y castigo y Los poseídos. Luego, en medio de mi entusiasmo, comprendí que me costaba mucho distinguir un personaje de otro. Que todos se parecían bastante a Dostoievsky y que eran personas que parecían gozar en la desventura ¿no?, y eso me desagrada. Entonces dejé de leerlo y no me sentí desmejorado por esa ausencia. —¿Y no habrá allí, de su parte, una elección inconsciente acerca de lo que debe ser la tarea de un escritor en el momento en que escribe? Es decir que en este país… —No. No. Yo creo que hay otra cosa, que no comprendí entonces y que comprendo ahora. Y es que de los diversos sabores de la literatura, el sabor que yo siento más profundamente es el sabor épico. Cuando pienso en el cinematógrafo, por ejemplo, instintivamente pienso en algún “western”. Cuando pienso en la poesía, pienso en momentos épicos: ahora estoy estudiando la antigua poesía de los sajones. Lo que más me conmueve es lo épico. Hay una frase de Lugones —una frase que yo daría mucho por haberla escrito, pero la he leído, lo cual también es una virtud ¿no?—que dice un personaje de una novela bastante mediocre, La guerra gaucha, dice: “…y lloró de gloria”. Yo siento eso muy profundamente. Cuando yo he llorado por un motivo estético ha sido no porque me refirieran una desventura, sino por estar ante una frase que significara coraje. Claro, puede influir también una ascendencia militar, el hecho de sentir nostalgia de esa vida que me ha sido prohibida, y eso quizá sea típico de los hombres de letras, el pensar que otro estilo de vida es superior al que les tocó en suerte; y posiblemente, ese sabor épico no lo sienten los héroes de la epopeya sino los escritores ¿no? —Pero esa apoteosis del coraje que hay en sus obras —y usted lo dijo en otros momentos— ¿no es más bien un sentimiento estético? Quiero decir que detrás de la violencia y el coraje hay un caos humano y un dolor muy terribles… —Si, creo que hay eso y que —además— lo épico está en el hecho de que un hombre, por una causa cualquiera —no importa si es justa o injusta porque a la larga todas las causas son justas o injustas— se olvide de su destino personal —Borges hay un artículo suyo, El arte narrativo y la magia, en el cual… —Lo recuerdo muy vagamente. —Yo también en este momento, pero su tesis es que… —Ah, sí. Ya sé. La tesis de ese artículo es que —de igual modo que la magia ejecuta actos que influyen en la realidad— así en el arte narrativo hay circunstancias más o menos imperceptibles que luego prefiguran lo que sucede después ¿no? —Sí. Y hay una teoría acerca del nominalismo y el realismo. —Yo no recuerdo eso. Usted recuerda mi obra mejor que yo. —Creo que es uno de los artículos más interesantes que usted ha escrito, Borges, o por lo menos de los que a mí más me gustan. —Yo recuerdo muy vagamente esa nota. Quería decir que lo que sucede en una obra narrativa tiene que estar preparado. Y entonces, esas circunstancias vendrían a ser como pequeñas operaciones mágicas ¿no? Creo que así era… —¿Usted no recuerda que habla de una traducción de Chaucer sobre un asesinato, en la que se habla de clavar un cuchillo, y hace un análisis de un modo indirecto de expresión que Chaucer traduce de una manera más directa…? —No. Ahora recuerdo. Yo digo que hay un momento en el que se pasó de la alegoría a la novela. Es decir, del realismo al nominalismo. Y que si quisiéramos fijar una fecha, deberíamos buscarla en aquel momento en el que Chaucer traduce esa línea que dice “con los hierros ocultos, las traiciones” como “el que sonríe con el cuchillo bajo la capa”. Y que podríamos fijar ese momento ideal —desde luego— como el momento en que se pasa de la alegoría, en que lo real son las ficciones, a la novela, en que lo real es, por ejemplo, no el asesinato o el crimen, sino Raskolnikov. —Claro. Yo quería empezar por ahí para referirme a la estructura de la novela, de la novela moderna sobre todo. Usted que es un gran traductor de Faulkner, que conoce tan a fondo el Ulises de Joyce, Proust y toda la narrativa moderna… —Yo creo poder plagiar —o deber plagiar— a Shaw, cuando dijo de O’Neill que no había nada nuevo en él salvo sus novedades. Creo que en el caso de Faulkner —y quizás en el caso de Proust, aunque yo hablo con más respeto de él que de Faulkner, respetándolos a los dos— esos artificios acabarán por cansar. Creo que volveremos a: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme..”. Y creo además que un joven escritor debiera empezar por la sencillez y no por la complejidad. —¿No piensa que esto se parece un poco a aquello que decía Valéry, acerca de que Baudelaire decidió ser clásico porque debía oponerse a un romanticismo anterior? Es decir, que todas estas innovaciones son necesarias para que después aparezca un nuevo clasicismo en la novela, que hay una dialéctica atenta —valga la expresión— de la historia de la literatura… —Bueno, pero llevando esto a una “reductio de absurdum”, significaría que Faulkner, Virgina Woolf y Proust estarían sacrificándose para que haya escritores mejores… No, estoy bromeando, lo que usted quiere decir es que este proceso es necesario, que es un poco como una suerte de flujo y reflujo y que no podemos sustraernos a él y que —desde luego— pueden ejercerse con mayor o menor felicidad. Por ejemplo, Virginia Woolf en Orlando lo hizo muy bien y en otros libros lo hizo con menor felicidad. Y en cuanto a Faulkner, creo que llegó a perderse en sus propios laberintos. Hay una novela suya en la que—para mayor mortificación del lector— hay dos personajes con el mismo nombre, por ejemplo… —En Luz de agosto . —Bueno, yo no recuerdo porque no penetré muy profundamente en ese laberinto ya que me desagradó ¿no? —Uno de los personajes se llama Lucas Banch y el otro Byron Burch. Y hay con ellos una confusión. Pero tiene que ver con la trama de la novela. —Una vez me propusieron hacer un film con mi cuento La muerte y la brújula. Y ahí, misteriosamente, el asesino y el asesinado se confunden hasta en los nombres —porque uno se llama Roth y el otro Scharlach, rojo y escarlata— así que yo pensé que si llevábamos eso al cinematógrafo, convenía que un actor hiciera los dos papeles, para que se notara que en cierto modo había no sólo un asesinato sino un suicidio ¿no? —Además, en La espera, Alejandro Villari tiene el mismo nombre de su asesino. —Es cierto. Pero ahora ya espero portarme bien y no jugar más con esas cosas. —Pero esos juegos tiene algún sentido ¿verdad? —Sí. Y en todo caso, yo no los hice “pour épater les bourgois”. Además, el burgués ha sido “epatado” tantas veces que ya bosteza cuando quieren asombrarlo. Está curado de espanto, para usar una buena frase española. —Me parece, Borges, que en toda su obra hay líneas o tendencias expuestas discursivamente y que el objetivismo francés ha desarrollado. Que usted ha planteado problemas que ellos han desarrollado después en sus novelas a un nivel estructural. —Bueno, vamos a suponer que haya algo nuevo en mi obra ¿no?. Vamos a admitir eso como una hipótesis. En general, cuando un escritor llega a cierto punto piensa que ha llegado al último término. Y cuando otros desarrollan ese término, él se indigna ¿no? Porque piensa que él ha llegado ya a ese límite. Recuerdo el caso de Xul Solar, pintor muy audaz a quien le indignaba todo lo que ahora llamamos arte abstracto, porque le parecía que él había llevado eso hasta donde podía llevarse. De modo que si yo desapruebo lo que se hace ahora, quiere decir que he dado un paso, siquiera mínimo. Y que me enoja que otros vayan más allá. Pero ese es un proceso que no depende de mi voluntad. Han ocurrido cosas raras con mis libros: yo estaba en Texas y una chica me preguntó si al escribir el poema El Golem yo había ensayado una variación sobre el cuento Las ruinas circulares, escrito mucho antes. Yo reflexioné un momento, le agradecí su observación y le dije que nunca había pensado en eso, pero que realmente el cuento y el poema eran en esencia el mismo. —Uno de los libros de crítica más interesantes que se han escrito sobre su obra es el de Ana María Barrenechea. ¿Qué piensa usted? —Sí, ha sido traducido al inglés con el título de El hacedor de laberintos o El arquitecto de laberintos. Creo que es un libro muy estimable. Yo no lo he leído porque el tema me interesa poco ¿no?. Me siento muy incómodo cuando leo algo sobre mí. Pero creo que es el mejor libro, en todo caso fue juzgado digno de una traducción y me ha ayudado muchísimo. —En ese libro, Borges, Ana María Barrenechea, en la parte final, alude al debatido problema de su posición política. —Bueno, creo que es muy sencilla. Yo me he afiliado al Partido Conservador. He explicado que ser conservador, en la República Argentina, es una forma de escepticismo. Y que es equidistar del comunismo y del fascismo, es un partido medio. Creo que las épocas en las que han predominado los conservadores corresponden a épocas de dignidad y, por qué no decirlo, de prosperidad. Yo era radical. Pero era radical por una razón que me avergüenza confesar: porque un abuelo mío, Isidoro Acevedo, era íntimo amigo de Leandro Alem. Yo no creo que esas razones de tipo genealógico tengan valor. Entonces, unos días antes de las útlimas elecciones, yo fui a hablar con Hardoy y le dije que quería afiliarme al Partido Conservador. Y él me dijo: “Pero usted está completamente loco, vamos a perder las elecciones”. Entonces yo hice una frase, así, sonriendo. Le dije: “A un caballero sólo le interesan las causas perdidas”. Y él me contestó: “Bueno, si busca una causa perdida no dé un paso más, aquí está”. Y me recibió con los brazos abiertos. A lo mejor estoy hablando con cierta frivolidad de cosas muy importantes. Pero creo que las opiniones de un escritor son lo menos importante que tiene. Las opiniones en general son poco importantes. Una opinión, o pertenecer a un partido político o lo que se llama “literatura comprometida”, pueden llevarnos a obras admirables, mediocres o deleznables. No es tan fácil la literatura. No depende de nuestras opiniones, es algo que no se hace con las opiniones. Creo que la literatura es mucho más profunda que nuestras opiniones, que estas pueden cambiar y nuestra literatura no ser distinta por eso ¿no? —Usted lo dijo muchas veces respecto de Kipling. —Es cierto. Él dijo que a un escritor le está permitido urdir una fábula, pero no le está permitido saber cuál es la moraleja. De eso se encargarán otros, después. Y él lo dijo con cierta tristeza, porque él había sido un escritor comprometido, había dedicado su obra a la difusión o a la justificación del imperio inglés y -al final de su vida-comprendió que había hecho otra cosa, que había escrito algunos poemas y cuentos admirables y que el propósito político posiblemente había fracasado. —En cuanto a usted, Borges, parece comprensible que su actitud ante el peronismo sea verdaderamente hostil. —Creo que la palabra hostil es un poco débil. Yo siento repugnancia. Y creo poder decir lo mismo de un lejano pariente mío, llamado Juan Manuel de Rosas, un personaje abominable. Pero, en fin… —Sin embargo, leyendo en El Hacedor, se descubre un pequeño relato, casi un poema en prosa, El simulacro ¿lo recuerda? —Sí, eso se lo oí contar a un señor en Corrientes y a otro en Resistencia. Y como esas personas no estaban políticamente de acuerdo, supongo que el hecho era real. Pero si ese cuento es una defensa del peronismo, entonces —para usar una frase no muy original— me cortaría la mano con la que lo he escrito. —No, yo no creo que ese cuento sea una defensa del peronismo. Pero es una explicación muy sensible de circunstancias particulares y de un episodio que estaban sucediendo en el país. Porque el cuento termina con una frase que para mí es muy significativa. Dice: “el crédulo amor de los arrabales…”. —Sí, es cierto. Pero no creo que el crédulo amor de los arrabales justifique la complicidad del centro. Creo que es otra cosa. Yo puedo respetar el crédulo amor de los arrabales, pero no tengo por qué respetar a un señor que se hizo peronista porque le convenía y además hacía continuamente bromas sobre Perón para que no creyeran que era un imbécil. —Lo curioso es que el cuento logra dar una imagen real del peronismo, sin ningún tipo de hostilidad, y rescata cosas que en el peronismo eran verdaderamente positivas. —Bueno, lo siento mucho, pero si he escrito el cuento, quién soy yo para interpretarlo. Pero nunca había pensado en eso. Al escribirlo pensé que era una anécdota muy curiosa y que además era cierta, y que en el caso de que no hubiera sido cierta merecería ser inventada ¿no? Pero, habiendo tantos temas en el mundo ¿por qué hablamos de política, que es el tema que menos domino y en el cual me dejo llevar por pasiones? Y que yo veo, además, como un problema ético. Usted ha visto que yo tengo una preocupación ética. Cuando estuvimos hablando sobre Baudelaire, Dostoievsky, Poe… —Lo que pasa, Borges, es que interesa su pensamiento por su obra, que tiene gran importancia. —Bueno, pero si tiene esa importancia no creo tener mayor derecho a elucidarla. El escritor debe ser esencialmente inocente y espontáneo, de modo que lo que yo diga sobre mi obra tiene menos valor que lo que diga Ana María Barrenechea o cualquiera. Yo he escrito mis cuentos una sola vez. Ustedes los han leído muchas. Son más de ustedes que míos. Yo he tratado de que mis opiniones no intervengan en mi obra. De modo que cuando me dicen que estoy encerrado en una torre de marfil, digo que esa imagen tomada del ajedrez es falsa, puesto que nadie ha tenido ninguna duda sobre lo que yo he pensado. Pero no creo que lo que yo piense en materia política o en materia religiosa —lo cual es mucho más importante— influye en lo que escribo. Alguien me dijo alguna vez que yo creía que la historia es cíclica, porque en cierto cuento mío hay formas que se repiten. Pero lo que yo he hecho es aprovechar las posiblidades estéticas de la doctrina de los ciclos. Pero eso no quiere decir que yo crea en ella, ni que descrea tampoco. Yo soy ante todo un hombre de letras que basándose en inquietudes propias ha tratado de aprovechar las posibilidades literarias de la filosofía, de la metafísica y de las matemáticas, pero desde luego no tengo ninguna autoridad para hablar como filósofo, ni como hombre de ciencia, ni como matemático. —Pero su obra tiene una importancia fundamental, Borges… —No, no, no creo. Yo me he propuesto distraer y quizás inquietar. Pero creo que la gente se va a cansar muy pronto de lo que yo he escrito. —Sin embargo, admita que es un paso decisivo para consolidar un lenguaje que —entre otras cosas— no sea un lenguaje costumbrista. —Ah, bueno, eso sí. Pero yo, precisamente, he llegado a eso cometiendo todos los errores posibles. Cuando empecé a escribir yo quería ser un clásico español humanista, del siglo XVII. Luego adquirí un diccionario de argentinismos. Y me propuse ser un escritor criollo. Y acumulé tantas palabras criollas que yo mismo ya no me entendía sin recurrir al diccionario que luego presté para no ceder a la tentación. Y creo que ahora escribo, digamos… como un argentino normal, escribo normalmente en argentino. Es decir, ni trato de ser español porque eso sería disfrazarme, ni trato de ser argentino porque eso también sería disfrazarme. Creo haber llegado a escribir con cierta inocencia. No creo en el costumbrismo, ni tampoco en el lunfardo que es una ficción literaria asaz pobre ¿no? Una convención literaria, mejor dicho. Últimamente he escrito milongas y me he cuidado mucho de no intercalar ninguna palabra del lunfardo, porque me he dado cuenta de que si cedía a esa tentación se falseaba todo, ya se vería al escritor con su diccionario, tratando de ser orillero… y yo creo que el orillero está más bien en la entonación.
On retrouve ce texte traduit en français dans le Magazine Littéraire n° 376 (Voir lien ci-dessous) ainsi qu’un dialogue sur Borges entre Juan José Saer et Gérard de Cortanze.
Le pathétisme du roman. Dialogue entre Juan José Saer et Jorge Luis Borges. Traduction : Philippe Bataillon. Le Magazine Littéraire n° 376. Mai 1999.
Juan José Saer : « La modernité de Borges, c’est son style » Le Magazine Littéraire n° 376. Mai 1999.
Robert Desnos entend pour la première fois la chanteuse belge Yvonne George (de son vrai nom Yvonne Deknop) un soir d’ octobre 1924 chez Fisher (21 rue d’Antin), un club parisien huppé .
Théodore Fraenkel, Biographie de Robert Desnos. Critique n°3-4, août-septembre 1946.
« Desnos dont l’amour a orienté toute la vie, eut incroyablement peu d’aventures féminines. Il fut aimé, il fut même fiancé quelques mois. Mais l’amour de Desnos pour Yvonne George, puis pour Youki, est de ceux qui entreront dans la légende. Á cause, sans doute, de tous les poèmes qui en sont embrasés, mais aussi à cause de ce que fut cet amour dans la réalité. Desnos avait environ vingt-cinq ans, lorsqu’il connut Yvonne George ; la merveilleuse chanteuse réaliste se faisait alors entendre à l’Olympia ; on trouve encore les disques de quelques-unes de ses chansons, qui nous émouvaient alors : Valparaiso, Les Cloches de Nantes, Pars… Elle habitait généralement à Neuilly un rez-de-chaussée au fond d’un jardin ; une décoration recherchée voisinait sans gêne aucune avec un abandon fatigué. Elle y recevait des gens du monde, des gens de lettres. L’amour de Desnos pour elle fut violent, douloureux inlassablement attentif. Il ne fut jamais partagé. Pendant une dizaine d’années, il ne vécut que pour elle, lui rendant des services périlleux. Il en fut ainsi presque jusqu’à la mort d’Yvonne George, survenue dans un sanatorium. C’est à elle que se rapporte la dédicace anonyme de La Liberté ou l’Amour. »
Les poèmes Á la mystérieuse sont publiés dans La Révolution surréaliste (n° 7. 15 juin 1926) et repris dans Corps et biens en1930. Ces sept poèmes ont un thème unique : l’amour malheureux. Antonin Artaud écrit à Jean Paulhan : « « Je sors bouleversé d’une lecture des derniers poèmes de Desnos. Les poèmes d’amour sont ce que j’ai entendu de plus entièrement émouvant, de plus décisif en ce genre depuis des années et des années. Pas une âme qui ne se sente touchée jusque dans ses cordes les plus profondes, pas un esprit qui ne se sente ému et exalté et ne se sente confronté avec lui-même. Ce sentiment d’un amour impossible creuse le monde dans ses fondements et le force à sortir de lui-même, et on dirait qu’il lui donne la vie. Cette douleur d’un désir insatisfait ramasse toute l’idée de l’amour avec ses limites et ses fibres, et la confronte avec l’absolu de l’Espace et du Temps, et de telle manière que l’être entier s’y sente défini et intéressé. C’est aussi beau que ce que vous pouvez connaître de plus beau dans le genre, Baudelaire ou Ronsard. Et il n’est pas jusqu’à un besoin d’abstraction qui ne se sente satisfait par ces poèmes où la vie de tous les jours, où n’importe quel détail de la vie journalière prend de l’espace, et une solennité inconnue. Et il lui a fallu deux ans de piétinements et de silence pour en arriver tout de même à cela. » (17 avril 1926)
Robert Desnos ne suit pas les surréalistes qui adhèrent au Parti Communiste Français en 1927. Il publie La Liberté ou l’amour ! (Éditions du Sagittaire) qui se réfère davantage à la révolution française qu’à la révolution russe. En exergue : « Á la révolution, Á l’amour, Á celle qui les incarne ». Le récit tourne autour de Corsaire Sanglot, transposition de l’auteur, et de Louise Lame, son amante, femme fatale. Le 5 mai 1928, l’éditeur est condamné à supprimer certains passages érotiques ou anticléricaux.
Dans les 24 poèmes des Ténèbres datés dans Corps et biens de 1927, Desnos poursuit l’évocation de « la mystérieuse ». Le poème Infinitif contient, en acrostiche, au début et à la fin des douze vers du poème les noms d’Yvonne George et de Robert Desnos.
Journal d’une apparition ( 1 octobre 1927 – la fin février) est publié dans La Révolution surréaliste (n°9-10. 1 octobre 1927). Desnos y consigne les visites nocturnes que lui rend celle qu’il reconnaît et qu’il désigne ainsi : ***.
Le 22 avril 1930, Desnos reçoit ce télégramme de Gênes : « Yvonne morte pendant la nuit. » Elle est incinérée à Paris le 26 avril au crématorium du Père-Lachaise. Desnos note dans son agenda à la date du 26 avril : ” On a brûlé Yvonne cet après-midi 4h3/4 -6h1/4.” Elle avait 35 ans.
J’ai tant rêvé de toi que tu perds ta réalité. Est-il encore temps d’atteindre ce corps vivant et de baiser sur cette bouche la naissance de la voix qui m’est chère ? J’ai tant rêvé de toi que mes bras habitués, en étreignant ton ombre, à se croiser sur ma poitrine ne se plieraient pas au contour de ton corps, peut-être. Et que, devant l’apparence réelle de ce qui me hante et me gouverne depuis des jours et des années, je deviendrais une ombre sans doute. Ô balances sentimentales. J’ai tant rêvé de toi qu’il n’est plus temps sans doute que je m’éveille. Je dors debout, le corps exposé à toutes les apparences de la vie et de l’amour et toi, la seule qui compte aujourd’hui pour moi, je pourrais moins toucher ton front et tes lèvres que les premières lèvres et le premier front venu. J’ai tant rêvé de toi, tant marché, parlé, couché avec ton fantôme qu’il ne me reste plus peut-être, et pourtant, qu’à être fantôme parmi les fantômes et plus ombre cent fois que l’ombre qui se promène et se promènera allègrement sur le cadran solaire de ta vie.
Corps et biens, 1930. NRF/Gallimard.
Les Ténèbres 1927
II. Infinitif
Y mourir ô belle flammèche y mourir voir les nuages fondre comme la neige et l’écho origines du soleil et du blanc pauvres comme Job ne pas mourir encore et voir durer l’ombre naître avec le feu et ne pas mourir étreindre et embrasser amour fugace le ciel mat gagner les hauteurs abandonner le bord et qui sait découvrir ce que j’aime omettre de transmettre mon nom aux années rire aux heures orageuses dormir au pied d’un pin grâce aux étoiles semblables à un numéro et mourir ce que j’aime au bord des flammes.
Samedi, visite hebdomadaire chez Gibert Jeune. Je trouve d’occasion, dans le rayon Livres en langues étrangères, Ancia de Blas de Otero (Visor Libros). Je relis dimanche ces poèmes.
Blas de Otero est né le 15 mars 1916 à Bilbao. Il y passe une partie de son enfance. Il perd très jeune un frère et son père. Pendant la guerre civile, il doit combattre d’abord avec les gudaris au Pays Basque, puis avec les troupes franquistes lors de la campagne de Valence.
Il fait des études supérieures de droit et de lettres, mais son rôle de soutien de famille pèse lourd sur ses épaules. Il souffre d’une forte dépression en 1945 et doit faire un séjour au sanatorium d’Usurbil.
Il gagne sa vie en exerçant de nombreux métiers : conseiller juridique dans la métallurgie, mineur, professeur de droit. Il donne des conférences et des récitals de poésie dans toute l’Espagne. Il réside un temps à Paris (une première fois pour dix mois en 1952, puis pour deux courts séjours en 1959 et 1963), ensuite à La Havane (de 1964 à 1968). Il voyage en 1960 en Union Soviétique et en Chine. Il est mort d’une embolie pulmonaire le 29 juin 1979 à Majadahonda, dans la banlieue de Madrid. Il est enterré au cimetière civil de Madrid.
La première étape de son œuvre est marquée par le catholicisme (Cántico espiritual, 1942). Elle renvoie à la poésie religieuse du Siècle d’Or. Il a été membre de la Fédération des étudiants catholiques de Biscaye. La seconde étape exprime l’angoisse existentielle de l’homme. (Ángel fieramente humano, 1950. Redoble de conciencia, 1951. Ces deux recueils sont regroupés en 1958 sous le titre de synthèse de Ancia. Il y a ajouté 38 poèmes) Dans sa troisième étape, il écritpour l’immense majorité, une poésie sociale et politique. Ses livres sont censurés par le régime franquiste. (Pido la paz y la palabra, 1955. En castellano, 1960. Hacia la inmensa mayoría, 1962. Que trata de España, 1964) Il a rejoint le Parti Communiste d’Espagne en 1952.
Les derniers recueils (Hojas de Madrid con La galerna, 1968-2010. Mientras, 1970. Historias fingidas y verdaderas, 1970) témoignent d’un certain retour à des thèmes plus personnels.
Il a beaucoup utilisé les formes classiques, le sonnet par exemple.
On peut reconnaître dans sa poésie l’influence de fray Luis de León, saint Jean de la Croix, Francisco de Quevedo, Miguel de Unamuno, Antonio Machado, Miguel Hernández et César Vallejo.
Lo eterno (La tierra)
Un mundo como un árbol desgajado. Una generación desarraigada. Unos hombres sin más destino que apuntalar las ruinas.
Rompe el mar en el mar, como un himen inmenso, mecen los árboles el silencio verde, las estrellas crepitan, yo las oigo.
Sólo el hombre está sólo. Es que se sabe vivo y mortal. Es que se siente huir – ese río del tiempo hacia la muerte – .
Es que se quiere quedar. Seguir siguiendo, subir, a contra muerte, hasta lo eterno. Le da miedo mirar. Cierra los ojos para dormir el sueño de los vivos.
Pero la muerte, desde dentro, ve. Pero la muerte, desde dentro, vela. Pero la muerte, desde dentro, mata.
…El mar – la mar -, como un himen inmenso, los árboles moviendo el verde aire, la nieve en llamas de luz en vilo…
Ángel fieramente humano, 1950.
L’éternité
Un monde comme un arbre, arraché. Toute une génération déracinée. Des hommes qui n’ont d’autre destin que d’étayer les ruines.
La mer se brise dans la mer, comme un immense hymen, les arbres bercent le silence vert, les étoiles crépitent, moi je les entends.
Seul l’homme est seul. Parce qu’il sait qu’il est vivant et mortel. Parce qu’il sent qu’il part ce fleuve du temps coulant vers la mort
Parce qu’il veut rester. Être, être encore, gagner, à contre-mort, l’éternité. Regarder lui fait peur. Il ferme les yeux pour entrer dans le sommeil des vivants.
Mais la mort, du dedans, le regarde. Mais la mort, du dedans, le guette. Mais la mort, du dedans, le tue.
…La mer – les mers – , comme un immense hymen, les arbres qui soulèvent le vent vert, la neige en flammes d’une lumière en suspens…
Anthologie bilingue de la poésie espagnole. Bibliothèque de la Pléiade, 1995. NRF Gallimard. Traduction : Evelyne Martín-Hernández.
Tierra
“Quia non conclusit ostia ventris” Job III, 10.
Humanamente hablando, es un suplicio ser hombre y soportarlo hasta las heces, saber que somos luz, y sufrir frío, humanamente esclavos de la muerte.
Detrás del hombre viene dando gritos el abismo, delante abre sus hélices el vértigo, y ahogándose en sí mismo, en medio de los dos, el miedo crece.
Humanamente hablando, es lo que digo, no hay forma de morir que no se hiele. La sombra es brava y vivo es el cuchillo. Qué hacer, hombre de Dios, sino caerte.
Humanamente en tierra, es lo que elijo. Caerme horriblemente, para siempre. Caerme, revertir, no haber nacido humanamente nunca en ningún vientre.
Redoble de conciencia, 1951.
Terre
“Quia non conclusit ostia ventris” Job III, 10.
Humainement parlant, c’est supplice d’être homme et de l’être jusqu’à la lie, de nous savoir lumière et d’avoir froid, humainement esclaves de la mort.
Derrière l’homme arrive en hurlant le gouffre, devant s’ouvrent les hélices du vertige, et, sombrant en elle-même entre les deux, la peur qui grandit.
Humainement parlant, je le dis bien, il n’est pas de mort qui ne se glace; L’ombre est féroce et vif est le couteau. Et tu ne peux, homme de Dieu, que tomber.
Humainement sur la terre : c’est mon choix. Tomber horriblement, oui, pour toujours. Tomber, revenir au néant, n’être né jamais, humainement, d’aucun ventre.
Anthologie bilingue de la poésie espagnole. Bibliothèque de la Pléiade, 1995. NRF Gallimard. Traduction : Evelyne Martín-Hernández.
En el principio
Si he perdido la vida, el tiempo, todo lo que tiré, como un anillo, al agua, si he perdido la voz en la maleza, me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo lo que era mío y resultó ser nada, si he cegado las sombras en silencio, me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro puro y terrible de mi patria, si abrí los labios hasta desgarrármelos me queda la palabra.
Pido la paz y la palabra, 1955.
Au commencement
Si j’ai perdu la vie, le temps, tout ce que j’ai jeté, comme une bague, à l’eau, si j’ai perdu la voix dans son jardin de mauvaises herbes, il me reste la parole.
Si j’ai souffert de la soif, de la faim, tout ce qui semblait être moi et finit par n’être rien, si j’ai moissonné les gerbes d’ombre et de silence, il me reste la parole.
Si j’ai ouvert les lèvres pour voir la figure pure et terrible de ma patrie, si je les ai ouvertes jusqu’à me les déchirer, il me reste la parole.
Je demande la paix et la parole. François Maspéro, 1963. Traduction: Claude Couffon.
María Victoria Atencia est née le 28 novembre 1931 à Málaga où elle réside toujours. Elle a une passion pour sa région d’origine, l’Andalousie, et la mer est un des éléments constants de sa poésie. San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Luis de Góngora, Juan Ramón Jiménez, Rainer Maria Rilke, Constantin Cavafis ont marqué sa jeunesse. Elle commence à publier en 1953, encouragée par Rafael León (1931-2011), poète et éditeur. Elle se marie avec lui en 1955 et ils ont quatre enfants. Elle publie dans la revue littéraire de Málaga, Caracola (1952-1961), dont le secrétaire est Bernabé Fernández-Canivell (1907-1990), ami des poètes de la Génération de 1927. Grâce à lui, elle fait la connaissance des poètes Vicente Aleixandre (Prix Nobel de littérature 1977), Jorge Guillén, Dámaso Alonso. Elle a possédé le brevet de pilote d’avion.
Epitafio para una muchacha ( María Victoria Atencia )
Porque te fue negado el tiempo de la dicha tu corazón descansa tan ajeno a las rosas. Tu sangre y carne fueron tu vestido más rico y la tierra no supo lo firme de tu paso.
Aquí empieza tu siembra y acaba juntamente – tal se entierra a un vencido al final del combate -, donde el agua en noviembre calará tu ternura y el ladrido de un perro tenga voz de presagio.
Quieta tu vida toda al tacto de la muerte, que a las semillas puede y cercena los brotes, te quedaste en capullo sin abrir, y ya nunca sabrás el estallido floral de primavera.
Cañada de los Ingleses. Málaga. El Guadalhorce, Cuadernos de María Cristina. 1961.
Ce poème est particulier. Elle affirme : “Es el único poema mío que incluso me sé de memoria, absolutamente el único…pero no sé por qué lo escribí”. Elle visitait fréquemment le cimetière anglais de Málaga, le premier cimetière non-catholique d’Espagne (1831). Conçu comme un jardin botanique, il est installé face à la mer, assez près du centre-ville. On peut le visiter ainsi que la capilla de San Jorge (1850). María Victoria Atencia fut impressionnée par l’inscription sur la tombe de Violette Pautard (24-XII-1958 – 23-I-1959), une enfant morte très jeune. On peut y lire en français : « Ce que vivent les violettes. » Elle fit visiter ce cimetière à Jorge Guillén qui voulut y être enterré. Ce poème figure depuis 1960 sur une pierre tombale placée contre un des murs du fond du cimetière. Pendant quinze ans, de 1961 à 1976, elle ne publie rien. Dans ce cimetière, on trouve les tombes de nombreuses personnalités des communautés anglaise, espagnole, ainsi que d’autres nationalités établies ou de passage en Andalousie et en particulier, de la Costa del Sol (parmi elles celles du militaire irlandais libéral Robert Boyd 1805-1831, de Jorge Guillén 1893-1984, ou de l’écrivain britannique Gerald Brenan 1894-1987, ami de Leonard et Virginia Woolf).
Promenade dans Paris samedi. L’Hommage à Saint-John Perse est l’une des rares oeuvres d’art contemporain présente dans le Jardin des Plantes. En 1985, le sculpteur Patrice Alexandre (né en 1951) reçoit la commande du ministère de la Culture pour honorer la mémoire de Saint-John Perse (Alexis Léger 1887-1975), prix Nobel de littérature en 1960. Il imagine trois plaques de bronze patiné, gravées de trois versions différentes du poème Nocturne, un des derniers poèmes de l’auteur (1972): reproduction de l’écriture manuscrite de l’auteur, ratures, annotations, brouillons, tapuscrit sur 2,7 mètres de haut et 1,26 mètres de large. L’oeuvre a été réalisée en 1989. La sculpture se compose de monolithes plantés dans le sol. En faisant plus attention, le motif de la feuille d’arbre se dégage. Au verso, on remarque un réseau de nervures.
Nocturne (Saint-John Perse)
Les voici mûrs, ces fruits d’un ombrageux destin. De notre songe issus, de notre sang nourris, et qui hantaient la pourpre de nos nuits, ils sont les fruits du long souci, ils sont les fruits du long désir, ils furent nos plus secrets complices et, souvent proches de l’aveu, nous tiraient à leurs fins hors de l’abîme de nos nuits … Au feu du jour toute faveur ! les voici mûrs et sous la pourpre, ces fruits d’un impérieux destin. – Nous n’y trouvons point notre gré.
Soleil de l’être, trahison ! Où fut la fraude, où fut l’offense ? où fut la faute et fut la tare, et l’erreur quelle est-elle ? Reprendrons-nous le thème à sa naissance ? Revivrons-nous la fièvre et le tourment ?… Majesté de la rose, nous ne sommes point de tes fervents : à plus amer va notre sang, à plus sévère vont nos soins, nos routes sont peu sûres, et la nuit est profonde où s’arrachent nos dieux. Roses canines et ronces noires peuplent pour nous les rives du naufrage.
Les voici mûrissant, ces fruits d’une autre rive. ” Soleil de l’être, couvre-moi ! ” – parole du transfuge. Et ceux qui l’auront vu passer diront : qui fut cet homme, et quelle, sa demeure ? Allait-il seul au feu du jour montrer la pourpre de ses nuits ?… Soleil de l’être, Prince et Maître ! nos oeuvres sont éparses, nos tâches sans honneur et nos blés sans moisson : la lieuse de gerbes attend au bas du soir. – Les voici teints de notre sang, ces fruits d’un orageux destin.
À son pas de lieuse de gerbes s’en va la vie sans haine ni rançon.
1972.
Première publication dans La Nouvelle Revue Française n°241, janvier 1973.
Je mourus pour la Beauté –mais à peine étais-je Ajustée dans la Tombe Que Quelqu’un mort pour la Vérité, fut couché Dans la Chambre d’à côté –
Il me demanda doucement « Pourquoi es-tu tombée? » « Pour la Beauté », répliquai-je – « Et Moi – pour la Vérité – Qui ne font qu’Un – Nous sommes Frère et Sœur » dit-Il –
Et ainsi, tels des Parents, qui se rencontrent une Nuit – Nous devisâmes d’une Chambre à l’autre – Jusqu’à ce que la Mousse atteigne nos lèvres – Et recouvre – Nos noms –
I died for Beauty – but was scarce Adjusted in the Tomb When One who died for Truth, was lain In an adjoining Room –
He questioned softly “Why I failed”? “For Beauty”, I replied – “And I – for Truth – Themself are One – We Bretheren, are”, He said –
And so, as Kinsmen, met a Night – We talked between the Rooms – Until the Moss had reached our lips – And covered up – Our names –
Ode sur une urne grecque (John Keats)
O toi, vierge encore, épouse du repos Enfant nourrie par le silence et les lentes années, Sylvestre conteuse qui sait en ta langue exprimer Un récit tout fleuri plus suavement que nos poèmes : Quelle légende frangée de feuilles s’évoque à l’entour de tes flancs, Légende de dieux ou de mortels, ou des deux peut-être, À Tempé ou dans les vallons d’Arcadie ? Quels sont ces hommes ou bien ces dieux ? Et ces vierges rebelles ? Et cette folle poursuite ? Qui se débat pour s’échapper ? Quels sont ces pipeaux et ces tambourins ? Quelle est cette frénésie ?
Les mélodies qu’on entend sont douces ; mais inouïes, Plus douces encore ; aussi, tendres pipeaux, continuez de jouer : Non pour l’oreille charnelle, mais, plus séduisants, Jouez à l’âme des airs privés de voix : Bel adolescent, à l’ombre de ces arbres, tu ne saurais Quitter ta chanson, ni ces arbres se dénuder jamais ; Amant hardi, jamais, jamais tu n’auras son baiser, Si près du but pourtant ; mais ne t’afflige pas ; Elle ne pourra se flétrir, encore que tu ne goûtes pas ton bonheur, À jamais tu l’aimeras et toujours elle sera belle ! Heureux, heureux rameaux, qui ne sauriez répandre Votre feuillage, ni jamais, dire au Printemps adieu ! Et toi, heureux musicien, qui, inlassable, Modules des chants toujours nouveaux ! Et plus heureux l’amour, plus heureux mille fois ! Amour toujours ardent et jamais assouvi, Toujours haletant et jeune éternellement, Bien au-dessus de toute passion des hommes Qui nous laisse le cœur douloureux et repu, Le front brûlant et la bouche dévastée de fièvre.
Mais quel cortège s’avance au sacrifice ? À quel autel verdoyant, ô prêtre mystérieux, Mènes-tu cette génisse qui mugit vers le ciel Et dont les fanes soyeux se parent de guirlandes ? Quelle petite ville au bord d’un fleuve ou de la mer, Ou, bâtie sur une montagne autour d’un paisible acropole, S’est ainsi décuplée en ce matin recueilli ? Modeste bourgade, tes rues, pour toujours, Connaîtront le silence ; et pas une âme Pour dire pourquoi tu es déserte, ne reviendra jamais. O forme attique ! Galbe charmant ! Un entrelac De formes de marbres, hommes et vierges, t’entoure, Mêlé aux ramures de la forêt et aux herbes que le pied foule ; Muets contours, votre énigme excède la pensée, Comme fait l’éternité : Froide Pastorale ! Quand le grand âge consumera la présente génération Tu demeureras, parmi d’autres douleurs Que les nôtres, amie de l’homme, à qui tu dis : La Beauté, c’est la Vérité ; la Vérité, Beauté – voilà tout Ce que vous savez sur terre et tout ce qu’il faut savoir.
Poèmes choisis. Aubier-Flammarion. Traduction Albert Laffay.
Ode on a Grecian Urn
Thou still unravish’d bride of quietness, Thou foster-child of silence and slow time, Sylvan historian, who canst thus express A flowery tale more sweetly than our rhyme: What leaf-fring’d legend haunts about thy shape Of deities or mortals, or of both, In Tempe or the dales of Arcady? What men or gods are these? What maidens loth? What mad pursuit? What struggle to escape? What pipes and timbrels? What wild ecstasy?
Heard melodies are sweet, but those unheard Are sweeter; therefore, ye soft pipes, play on; Not to the sensual ear, but, more endear’d, Pipe to the spirit ditties of no tone: Fair youth, beneath the trees, thou canst not leave Thy song, nor ever can those trees be bare; Bold Lover, never, never canst thou kiss, Though winning near the goal yet, do not grieve; She cannot fade, though thou hast not thy bliss, For ever wilt thou love, and she be fair!
Ah, happy, happy boughs! that cannot shed Your leaves, nor ever bid the Spring adieu; And, happy melodist, unwearied, For ever piping songs for ever new; More happy love! more happy, happy love! For ever warm and still to be enjoy’d, For ever panting, and for ever young; All breathing human passion far above, That leaves a heart high-sorrowful and cloy’d, A burning forehead, and a parching tongue.
Who are these coming to the sacrifice? To what green altar, O mysterious priest, Lead’st thou that heifer lowing at the skies, And all her silken flanks with garlands drest? What little town by river or sea shore, Or mountain-built with peaceful citadel, Is emptied of this folk, this pious morn? And, little town, thy streets for evermore Will silent be; and not a soul to tell Why thou art desolate, can e’er return.
O Attic shape! Fair attitude! with brede Of marble men and maidens overwrought, With forest branches and the trodden weed; Thou, silent form, dost tease us out of thought As doth eternity: Cold Pastoral! When old age shall this generation waste, Thou shalt remain, in midst of other woe Than ours, a friend to man, to whom thou say’st, “Beauty is truth, truth beauty,—that is all Ye know on earth, and all ye need to know.”
De 1928 à 1939, l’écrivain cubain Alejo Carpentier vit en France et Robert Desnos est un de ses meilleurs amis.
Le 21 février 1928, Robert Desnos part à Cuba. Il a réussi à se faire engager comme représentant de La Razón, un journal argentin, au Congrès de la presse latine, qui se tient à La Havane. Il arrive le 6 mars et rencontre Miguel Ángel Asturias, Corpus Barga entre autres. Il se rend compte de l’énergie incroyable que dégage cette ville. Lors de son séjour (du 5 au 16 mars 1928), il découvre la musique cubaine, les ” sons ”, la rumba et fréquente les jeunes révolutionnaires cubains qu’il fera connaître en France à son retour.
Le 16 mars 1928, Il ramène clandestinement avec lui, sur le paquebot Espagne, Alejo Carpentier qui fuit la dictature du général Gerardo Machado. Le futur romancier du Siècle des Lumières avait été incarcéré pendant sept mois pour avoir signé el Manifiesto Minorista, publié le 6 mai 1927, et se trouvait en liberté conditionnelle. Á Paris, ils travailleront ensemble dans les années 30 pour la radio et se verront presque tous les jours.
Paul Deharme ( 1898-1934 ) fonde en 1932 et dirige les studios Foniric, un service de production radiophonique, qui fournit notamment à Radio-Paris et Radio Luxembourg des campagnes publicitaires et des programmes de radio très élaborés, sponsorisés par des marques. Il organise un laboratoire de recherche au sein de Foniric et fait appel à des artistes divers ( Robert Desnos, Armand Salacrou, Jacques Prévert, Léon-Paul Fargue Alejo Carpentier, Antonin Artaud, Kurt Weill ). Foniric comme son nom l’indique associe le phonique et l’onirique, le son et le rêve. C’est l’idée que se fait Deharme de la TSF : faire rêver l’auditeur.
Le 3 novembre 1933, Radio-Paris à 20h15, Radio-Luxembourg et cinq postes régionaux à 21 heures, diffusent La Grande Complainte de Fantômas, suite dramatique en douze tableaux de Robert Desnos sur une mélodie de Kurt Weill, direction dramatique d’Antonin Artaud, direction musicale d’Alejo Carpentier. Il s’agit de faire de la publicité pour Si c’était Fantômas ?, un grand roman d’aventures inédites de Marcel Allain, publié en feuilleton à partir du 3 novembre dans Le Petit Journal.
Alejo Carpentier publie régulièrement dans son pays des articles sur l’Europe dans le Diario de la Marina et dans des revues comme La gaceta musical, Social ou Carteles. Le 19 mai 1939, il quitte l’Europe depuis Rotterdam. Il s’installera à Caracas jusqu’à la révolution cubaine (1959)
Après la mort du typhus du poète résistant à Terezín le 8 juin 1945, le romancier cubain a souvent rappelé la mémoire de son ami.
Le Monde, 26/01/1979
Portrait de Robert Desnos (Alejo Carpentier)
Lorsqu’il m’arrive d’évoquer le groupe d’écrivains, de peintres, de musiciens qui s’assemblaient chaque fin d’après-midi autour d’une très longue table – toujours la même – au café des Deux Magots, j’en demeure tout ébloui. De 1930 à 1934, on pouvait rencontrer là, liés par une amitié inébranlable qui valait bien mieux qu’un ” esprit d’école “, des hommes tels que Roger Vitrac, Michel Leiris, Georges Bataille, Georges Ribemont-Dessaignes, Pierre et Jacques Prévert, Antonin Artaud – aussi fidèle au rendez-vous que les autres, – Raymond Queneau, André Masson, Balthus, Robert Desnos. Côté musique : Edgar Varèse et son jeune disciple André Jolivet. Côté cinéma-théâtre : Jean-Louis Barrault, Etienne Decroux, Gaston Modot, Sylvia Bataille, Luis Bunuel. Comme visiteurs occasionnels : Léon-Paul Fargue et Saint-Exupéry, toujours bien accueillis. Et, à une table attenante à la nôtre, l’équipe du Grand Jeu :
René Daumal, Gilbert-Lecomte, le peintre Sima… S’il n’y eut jamais parmi nous un ” esprit d’école “, il y régnait, par contre, un ” esprit de génération “, nourri des mêmes ferveurs, marqué par les mêmes antipathies, qui transformait tout naturellement les initiatives particulières en un travail collectif, et cela uniquement pour des raisons d’âge, de fidélité à certaines idées, à certaines prises de position vis-à-vis des événements de l’époque. Tous, nous collaborions aux revues Bifur,Documents, Iman – dont j’assurais la publication à Paris, en langue espagnole.
D’autre part, des projets qui exigeaient un travail d’équipe sortaient de nos réunions quotidiennes : un opéra pour Varèse, dont j’écrivis le livret avec Artaud, Desnos et Ribemont ; un Pantoum des pantoums, sorte de mystère lyrique, conçu par Gilbert-Lecomte sur des poèmes de René Ghil, dont la participation orchestrale devait être de Ribemont-Dessaignes et de moi-même. Enfin l’esprit de notre groupe se manifesta encore lors des représentations de Numance, monté par Jean-Louis Barrault en 1937, grâce au soutien financier de Desnos, avec des décors et des costumes d’André Masson, sur une musique que j’avais écrite.
Et quand Desnos fit son entrée à la radio, grâce au remarquable pionnier des mass media que fut Paul Deharme, il y entraîna aussitôt ses amis. Ce qui nous valut, très vite, des réalisations telles que La Grande Complainte de Fantômas (Artaud-Desnos-Kurt Weill) dont j’assurai la mise en ondes ; Salut au monde, inspiré de Walt Whitman (Desnos, Jean-Louis Barrault) ; Histoire de baleines (Desnos-Prévert), etc. (1).
Plusieurs Robert Desnos en Robert Desnos Il est extrêmement difficile de fixer des souvenirs, lorsqu’on parle de Robert Desnos, car sa personnalité présentait des côtés si divers, si contradictoires en apparence, que tout effort d’assemblage, par les moyens de la mémoire, ne nous donne jamais qu’une image fuyante qui est plutôt le reflet d’un curieux caractère que la réalité profonde d’un homme qui mena une expérience poétique à ses possibilités extrêmes. Car il y avait plusieurs Robert Desnos en Robert Desnos, tous tellement nécessaires à ses raisons d’exister que seule une somme, à peu près impossible à établir, étant donnée sa complexité, nous donnerait un portrait véridique de celui qui, pourtant, était notre camarade de tous les jours.
Très secret, souvent distant, souvent replié sur son monde intérieur, sur la constante disponibilité créatrice de son génie, il sortait tout à coup de ses longs silences, passant brusquement à une sorte d’éclatement de lui-même qui se traduisait en de fulgurants monologues, rythmés, scandés, qu’il pouvait déclamer à tue-tête, en marchant au long d’une rue, surtout la nuit. Et quand il revenait de cette sorte de délire lucide, on retrouvait le charme d’un ami gouailleur, insouciant, porté à la blague, à la mystification, à la ” mise en boîte ” de n’importe qui, sachant jongler avec les mots d’une façon déroutante. Il avait le sens de l’éloge qui pouvait vous être le plus encourageant, comme il avait le génie de l’engueulade efficace, du scandale à froid, de la phrase terrible qui allait droit au but. Fier d’avoir grandi dans le quartier de Saint-Merri, il empruntait volontiers un parler populaire, faubourien, qui contrastait curieusement avec ses habitudes de correction vestimentaire – correction poussée jusqu’au souci de porter des costumes du meilleur style ” deuil en vingt-quatre heures “, chaque fois qu’il avait à déplorer la mort d’un parent.
Anarchiste en apparence, il était néanmoins d’une rigidité à toute épreuve en ce qui concernait certains engagements idéologiques ou politiques qu’il tenait pour nécessaires ; appartenant à la génération de ceux qui criaient : ” Famille, je vous hais ! “, il adorait son père, mandataire aux Halles, et jamais il ne manquait le déjeuner familial du dimanche ; auteur de La Liberté ou l’Amour !, il fut d’une incroyable fidélité aux femmes qu’il aima ; désordonné et fantasque durant les heures de la nuit, il s’imposait, de jour, une discipline ponctuelle et presque tatillonne aux studios de la rue Bayard, où nous avons travaillé ensemble pendant six années (de 1933 à 1939).
Le monde hispanique Mais, parmi les aspects les moins connus de Robert Desnos, il y en a un qu’ignorent de nombreux écrivains qui se sont penchés sur sa vie et sur son œuvre : ses relations avec le monde hispanique, et surtout latino-américain, à la suite de l’étonnant voyage qu’il fit à Cuba en 1928, au cours duquel il me détourna du projet de m’établir au Mexique – car l’atmosphère politique de La Havane m’était devenue irrespirable – pour m’amener à Paris, où je devais rester onze ans.
A partir de ce moment sa maison fut, en quelque sorte, un foyer permanent d’activités ayant un rapport avec les événements de l’Amérique latine et de l’Espagne : on y conspira contre le dictateur Machado ; on y rédigea des tracts et des manifestes ; on y vit défiler, selon les époques et les jours, Cesar Vallejo, Miguel Angel Asturias, Nicolas Guillen, Cardoza y Aragon, Neruda, Arturo Uslar Pietri, le compositeur Silvestre Revueltas, avec qui il commença à écrire une cantate en éloge de la nationalisation des pétroles mexicains. Il fit les esquisses d’un livret d’opérette, L’Etoile de La Havane, pour le compositeur cubain Eliseo Grenet… Puis, après deux voyages en Espagne, ce fut – on l’ignore trop – son amitié avec Federico Garcia Lorca. Et lorsque le poète de Noces de sang fut abattu par les fascistes et que la guerre civile se déchaîna, il y eut chez lui des réunions presque quotidiennes d’hommes tels que José Bergamin, Rafael Alberti, Joan Miro, Miguel Hernandez – qui devait mourir dans les geôles de Franco – et de tant d’autres qui se trouvent encore parmi nous, toujours fidèles à leurs idées d’alors.
Robert Desnos, poète essentiellement français, par l’œuvre et par le caractère, fut néanmoins un des esprits les plus universels d’entre les deux guerres. Puisse-t-il servir d’exemple à certains de nos contemporains trop souvent limités, en leurs vues du monde, par leur incapacité de regarder au-delà des frontières factices qu’ils se sont inutilement créées !…
Robert était un poète aimé de tous, par le fait même que, en véritable homme de son temps, sans cesser pour cela d’être foncièrement français, il se sentait espagnol à Madrid, cubain à La Havane, péruvien avec Vallejo – discutant même, en toute connaissance de causes, des faiblesses et des bévues de l’ american way of life avec son ami Hemingway, qui, bien des années plus tard, en 1945, me parlait avec admiration de l’auteur de Corps et Biens (” Je suis certain qu’il est dans la résistance “, me disait-il…) alors que nous ignorions, tous deux, qu’il venait de mourir des suites de sa captivité dans un camp de concentration allemand.
(1) Réalisations malheureusement perdues, car elles étaient enregistrées avec les moyens de l’époque, sur disques d’une vie limitée à quelques mois, dont l’enduit cellulosique se détachait au bout d’un certain nombre d’auditions.
1) Chronologie Federico García Lorca (Oeuvres complètes I, Bibliothèque de La Pléiade, NRF Gallimard, 1981. Édition établie par André Belamich.) Septembre-octobre 1935.
2) Chronologie Desnos Oeuvres. Édition établie par Marie-Claire Dumas. Quarto Gallimard. 1999.
En septembre 1932, Robert Desnos fait un premier séjour avec sa compagne, Youki (Lucie Badoud 1903-1966), en Espagne. Il y séjourne à nouveau du 20 octobre au 15 novembre 1935, toujours avec Youki. Federico García Lorca collabore à la revue Cheval vert pour la Poésie, fondée en octobre 1935 par Pablo Neruda, et se lie d’une vive amitié avec Robert Desnos par l’intermédiaire du poète chilien. Cette rencontre n’a été mentionnée jusqu’à présent que par Alejo Carpentier. Le 21 janvier 1937, à la Maison de la Culture (Salle Poissonnière, 8 rue du Faubourg Poissonnière, Paris), Pablo Neruda et César Vallejo rendent hommage à Federico García Lorca, assassiné le 18 août 1936 par les Franquistes. Jean Cassou et Robert Desnos prennent aussi la parole Robert Desnos présente le 18 juillet 1937 le gala qui clôt le Deuxième Congrès international des écrivains pour la défense de la culture qui s’est tenu successivement à Valence, Barcelone, Madrid et Paris. Le 7 novembre 1937 reprenant le cri de lutte des républicains espagnols « No pasarán ! Pasaremos nosotros », Desnos écrit un chant en l’honneur des Républicains ainsi qu’une cantate pour la mort de García Lorca. « Savez-vous la nouvelle ? García Lorca va mourir ».
No pasarán (Robert Desnos)
Nuits, Jours et nuits sombres ! Feu, Sang et décombres ! Sang clair des libres Espagnols ! Oui pour l’Espagne et la liberté Un sang pur coule sur notre sol Pour l’humanité No ! No pasarán !
Feu, rougis la forge Ceux qui nous égorgent Par ce fer nous crèv’rons leur cœur Ceux qui ont mis le feu aux maisons Ceux qui ont tué nos frères, nos sœurs Jamais ne nous vaincront No ! No pasarán !
Qui traîne des chaînes ? Qui sème la haine ? Le fascisme et tous ses banquiers Ils ont de l’or, ils ont des canons Mais nous luttons pour le monde entier Nous les briserons No ! No pasarán !
Il nous faut des armes C’est un cri d’alarme Il faut des ball’s et des fusils Aux lueurs du feu, aux sons du tocsin Nous combattons avec nos outils Tous ces assassins ! No ! No pasarán !
Par toute la terre Viennent des volontaires Pour lutter à côté de nous ! Gloire aux amis qui nous ont rejoints Au sanglant et glorieux rendez-vous Ils tendent le poing No ! No pasarán !
Morts des barricades Morts nos camarades Le jour vient, vous serez vengés Le jour se lève au feu des combats Dans la mort des soudards insurgés Nous sonnons leur glas No ! No pasarán !
Que le jour se lève Sur ce mauvais rêve Pour les hommes de l’univers Pour les travaux de paix et d’amour Nous peinerons été comme hiver Ah ! Vienne ce jour Si pasaremos !
Les Voix intérieures, Éditions du petit Véhicule. Nantes, 1987.
Savez-vous la nouvelle ? García Lorca va mourir (Robert Desnos)
FEMME Savez-vous la nouvelle ?
CHOEUR DE FEMMES Après le soir vient la nuit L’eau chante à la fontaine La lune se baigne au puits.
FEMME Savez-vous la nouvelle ?
CHOEUR DE FEMMES L’amour la nuit l’air le vent Jours, nuits et c’est la vie La danse au tambour au mois d’août.
FEMME Savez-vous la nouvelle ?
CHOEUR DE FEMMES Le linge est blanc sous nos doigts Viens donc avec les filles Aimer et chanter et danser.
FEMME Savez-vous la nouvelle ?
CHOEUR DE FEMMES L’été l’hiver l’eau le vin Viens, viens voici la danse Les fruits et l’amour dans les bois.
FEMME Savez-vous la nouvelle ? García Lorca va mourir
CHOEUR DE FEMMES Ah Ah Ah Ah Ah Ah Ah
L’annonce aux hommes
CHOEUR Les champs sont gorgés de soleil Les fleuves sont secs La terre les a bus Les moissons dorment dans les greniers Qu’il fera bon rêver tout l’été En buvant le vin des outres
SOLO Alerte ! La rouge moisson des libertés s’apprête Alerte ! Demain, cette nuit, aujourd’hui Alerte ! García Lorca est déjà mort.
CHOEUR L’usine ce soir au soleil Est comme un château Dormir loin du travail Sous le ciel car nous sommes très las Qu’il fera bon rêver tout l’été en buvant le vin des outres.
SOLO Alerte ! La rouge moisson des libertés s’apprête Alerte ! Demain, cette nuit, aujourd’hui Alerte ! García Lorca est déjà mort.
CHOEUR La mer elle chante et ses flots Sont pleins de reflets D’éclairs des grands poissons Les courants porteront nos bateaux Parmi les vents plus chauds et calmes Au-dessus des fonds propices.
CHOEUR Alerte ! La rouge moisson des libertés s’apprête Alerte ! Demain, cette nuit, aujourd’hui Alerte ! García Lorca est déjà mort.
CHOEUR Qui est-ce García Lorca ? Nous ne le connaissons pas Qui est-ce García Lorca ?
SOLO C’est vous-mêmes.
Les Voix intérieures, Éditions du petit Véhicule. Nantes, 1987.