Ce poème a été écrit en 1928 par Federico García Lorca et publié par la Revista de Occidente, fondée et dirigée en 1923 par le philosophe José Ortega y Gasset. La traduction française a beaucoup vieilli.
Romance de la pena negra
A José Navarro Pardo
Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora, cuando por el monte oscuro baja Soledad Montoya. Cobre amarillo, su carne, huele a caballo y a sombra. Yunques ahumados sus pechos, gimen canciones redondas. Soledad: ¿por quién preguntas sin compañía y a estas horas? Pregunte por quién pregunte dime: ¿a ti qué se te importa? Vengo a buscar lo que busco, mi alegría y mi persona. Soledad de mis pesares, caballo que se desboca, al fin encuentra la mar y se lo tragan las olas. No me recuerdes el mar que la pena negra, brota en las tierras de aceituna bajo el rumor de las hojas. ¡Soledad, qué pena tienes! ¡Qué pena tan lastimosa! Lloras zumo de limón agrio de espera y de boca ¡Qué pena tan grande! Corro mi casa como una loca, mis dos trenzas por el suelo, de la cocina a la alcoba. ¡Qué pena! Me estoy poniendo de azabache, carne y ropa. ¡Ay mis camisas de hilo! ¡Ay mis muslos de amapola! Soledad: lava tu cuerpo con agua de las alondras, y deja tu corazón en paz, Soledad Montoya.
*
Por abajo canta el río: volante de cielo y hojas. Con flores de calabaza, la nueva luz se corona. ¡Oh pena de los gitanos! Pena limpia y siempre sola. ¡Oh pena de cauce oculto y madrugada remota!
Romancero gitano (1924-1927)
Romance de la peine noire
A José Navarro Pardo
Les pics sonores des coqs font une brèche à l’aurore, quand de la colline sombre descend Soledad Montoya. Cuivre jaune, tout son corps fleure la cavale et l’ombre. Ses seins, enclumes noircies, gémissent des chansons rondes. Soledad, qui cherches-tu solitaire, au point du jour ? Que je cherche qui je cherche, dis-moi si cela t’importe ! Je cours après un seul but, mon bonheur et ma raison. Soledad de mes chagrins, la cavale qui s’emporte, finit par trouver la mer et les vagues la dévorent. Ne parle pas de la mer car la peine noire pousse dans la terre aux oliviers sous la rumeur de leurs branches. Soledad, quelle pitié ! Quelle peine désolante ! Tu as des pleurs de citron, aigres de lèvre et d’attente. Quelle peine ! Je traverse ma maison comme une folle mes cheveux traînant par terre, de la cuisine à l’alcôve. Une peine qui rend comme du jais ma chair et ma robe. Ah, mes cuisses de fil ! Ah, mes cuisses de pavot ! Dans la source aux alouettes, Soledad, lave ton corps, et puis laisse reposer ton coeur, Soledad Montoya.
*
Tout en bas chante un ruisseau, volant de ciel et de feuilles. Des fleurs de la calebasse se couronne le jour neuf. O la peine des gitans ! Peine pure et solitaire. Peine de rive secrète et de matinée lointaine.
Poésies II. Chansons. Poèmes du Cante Jondo. Romancero gitan. NRF. Poésie /Gallimard n°2. Traduction: André Belamich.
Quisiera hoy ser feliz de buena gana, ser feliz y portarme frondoso de preguntas, abrir por temperamento de par en par mi cuarto, como loco, y reclamar, en fin, en mi confianza física acostado, sólo por ver si quieren, sólo por ver si quieren probar de mi espontánea posición, reclamar, voy diciendo, por qué me dan así tanto en el alma.
Pues quisiera en sustancia ser dichoso, obrar sin bastón, laica humildad, ni burro negro. Así las sensaciones de este mundo, los cantos subjuntivos, el lápiz que perdí en mi cavidad y mis amados órganos de llanto.
Hermano persuasible, camarada, padre por la grandeza, hijo mortal, amigo y contendor, inmenso documento de Darwin: ¿a qué hora, pues, vendrán con mi retrato? ¿A los goces? ¿Acaso sobre goce amortajado? ¿Más temprano? ¿Quién sabe, a las porfías?
A las misericordias, camarada, hombre mío en rechazo y observación, vecino en cuyo cuello enorme sube y baja, al natural, sin hilo, mi esperanza…
Poemas humanos, 1939.
Je voudrais aujourd’hui être tout bonnement heureux, être heureux et porter une foison de questions, ouvrir en grand ma chambre par envie, tel un fou, et réclamer, enfin, couché sur ma confiance physique, seulement pour voir si on veut, seulement pour voir si on veut goûter de ma position spontanée, réclamer, dis-je, de savoir pourquoi on frappe tant mon âme ainsi.
Car je voudrais en résumé être heureux, agir sans bâton, laïque humilité, et sans âne noir. De même les sensations de ce monde, les chants subjonctifs, le crayon que j’ai perdu dans ma cavité et mes chers organes à pleurer.
Frère possible, camarade, père par la grandeur, fils mortel, ami et combattant, immense document de Darwin : à quelle heure, donc, viendra-t-on avec mon portrait ? à l’heure des jouissances ? Peut-être vers celle du plaisir enseveli ? Plus tôt ? Qui sait, à l’heure des acharnements ?
À celle des miséricordes, camarade, homme mon ami à distance et en observation, voisin au cou énorme où monte et descend, au naturel, sans fil, mon espérance…
J’aimerais tant que Luis Cernuda soit mieux connu en France. Jacques Ancet est un excellent traducteur et un très bon poète. cf. Luis Cernuda, Poètes d’aujourd’hui n°207. Éditions Seghers. Une étude de Jacques Ancet, avec un choix de textes, des illustrations, une chronologie bibliographique: Luis Cernuda et son temps …Paris, 1972.
Adolescente fui en días idénticos a nubes, cosa grácil, visible por penumbra y reflejo, y extraño es, si ese recuerdo busco, que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.
Perder placer es triste como la dulce lámpara sobre el lento nocturno; aquél fui, aquél fui, aquél he sido; era la ignorancia mi sombra.
Ni gozo ni pena; fui niño prisionero entre muros cambiantes; historias como cuerpos, cristales como cielos, sueño luego, un sueño más alto que la vida.
Cuando la muerte quiera una verdad quitar de entre mis manos, las hallará vacías, como en la adolescencia ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.
Donde habite el olvido, 1932-33.
Je fus adolescent en des jours pareils aux nuages, Chose gracile visible à travers pénombre et reflet, Et c’est étrange, si je cherche ce souvenir, Qu’il fasse tant, tant souffrir le corps d’aujourd’hui.
Il est triste de perdre le plaisir Comme la douce lampe sur le lent nocturne ; Cela je le fus, je le fus, je l’ai été ; Et l’ignorance était mon ombre.
Ni plaisir ni peine ; je fus enfant Prisonnier entre des murs changeants ; Histoires comme des corps, vitres comme des cieux, Et puis un songe, un songe plus haut que la vie.
Quand la mort voudra Ôter une vérité de mes mains, Elle les trouvera vides, comme en l’adolescence Ardentes de désir et tendues vers le ciel.
Où habitera l’oubli. Traduction : Jacques Ancet.
La revue El Cultural a publié le 27 septembre 2021 un bon article de Rafael Narbona sur les personnalités de Luis Cernuda et de Juan Ramón Jiménez: Luis Cernuda y Juan Ramón Jiménez: humanos, demasiado humanos.
Le prix Nobel de littérature 2021 a été attribué le jeudi 7 octobre au romancier tanzanien Abdulrazak Gurnah, né le 20 décembre 1948 dans l’île de Zanzibar. Il est un peu connu en France pour son roman Paradise (1994. Denoël, 1997). Il est arrivé au Royaume-Uni en tant que réfugié à la fin des années 1960. Il est l’auteur de dix romans, dont Près de la mer (2001), et de nouvelles. Il vit à Brighton et a enseigné à l’université du Kent jusqu’à sa récente retraite la littérature anglaise et postcoloniale. Comme beaucoup, je n’avais jamais entendu parler de cet auteur qui ne figurait pas dans les listes qui circulent habituellement avant l’attribution du prix.
Dans le Club de La Cause Littéraire, Léon-Marc Lévy et Marien Defalvard ont cité le poète espagnol Antonio Gamoneda (né en 1931 et Prix Cervantès 2006) que j’aime depuis longtemps. J’ai donc relu ses poèmes.
Il a publié deux tomes de mémoires: Un armario lleno de sombra (2009) et La pobreza (2020). Galaxia Gutemberg. Círculo de Lectores.
Después de veinte años
Cuando yo tenía catorce años
me hacían trabajar hasta muy tarde.
Cuando llegaba a casa, me cogía
la cabeza mi madre entre sus manos.
Yo era un muchacho que amaba el sol y la tierra
y los gritos de mis camaradas en el soto
y las hogueras en la noche
y todas las cosas que dan salud y amistad
y hacen crecer el corazón.
A las cinco del día, en el invierno,
mi madre iba hasta el borde de mi cama
y me llamaba por mi nombre
y acariciaba mi rostro hasta despertarme.
Yo salía a la calle y aún no amanecía
y mis ojos parecían endurecerse con el frío.
Esto no es justo, aunque era hermoso
ir por las calles y escuchar mis pasos
y sentir la noche de los que dormían
y comprenderlos como a un solo ser,
como si descansaran de la misma existencia,
todos en el mismo sueño.
Entraba en el trabajo. La oficina olía mal y daba pena. Luego, llegaban las mujeres. Se ponían a fregar en silencio.
Veinte años. He sido escarnecido y olvidado. Ya no comprendo la noche ni el canto de los muchachos sobre las praderas. Y, sin embargo, sé que algo más grande y más real que yo hay en mí, va en mis huesos:
Tierra incansable, firma la paz que sabes. Danos nuestra existencia a nosotros mismos.
Blues castellano (1961-1966), Colección AEDA, Gijón, Noega, 1982.
Coup de fatigue et de blues du jeudi. On peut relire Quevedo et se reporter à deux éditions bilingues bien utiles. Clin d’oeil : Quevedo et Góngora se détestaient…
Miré los muros de la patria mía (Francisco de Quevedo)
Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes, ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados, por quien caduca ya su valentía.
Salíme al campo, vi que el sol bebía los arroyos del hielo desatados ; y del monte quejosos los ganados, que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa : vi que amancillada, de anciana habitación era despojos; mi báculo, más corvo y menos fuerte.
Vencida de la edad sentí mi espalda, y no hallé cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la muerte.
Ce sonnet aurait été écrit en 1613. Certains critiques affirment qu’il date de la fin de la vie du poète, mort en 1645. Il a été publié dans El Heraclito cristiano, Salmo XVII et ensuite dans El parnaso español en 1648. L’épigraphe Enseña cómo todas las cosas avisan de la muerte (On enseigne comment toutes les choses nous avisent de la mort) a été rajouté par José González de Salas, grand ami de l’auteur.
J’ai regardé les murs de ma patrie, un temps puissants, déjà démantelés, par la course de l’âge exténués qui voue enfin leur vaillance à l’oubli ;
je sortis dans les champs, le soleil vis
qui buvait l’eau des glaces déliées,
et dans les monts les troupeaux désolés,
le clair du jour par leurs ombres ravi.
J’entrai dans ma maison, je ne vis plus
que les débris d’un séjour bien trop vieux ;
et mon bâton plus courbé et moins fort.
J’ai senti l’âge et mon épée vaincue, et n’ai trouvé pour reposer mes yeux rien qui ne fût souvenir de la mort.
Les furies et les peines, 102 sonnets de Quevedo, Poésie/Gallimard, n° 463. 2010. Traduction Jacques Ancet.
Vicente Aleixandre est un grand poète méconnu de la génération de 1927. Il naît le 26 avril 1898 à Séville, la même année qu’un autre andalou, Federico García Lorca. Il est élevé à Málaga (“la ciudad del paraíso”). Il souffre toute sa vie des conséquences d’une néphrite tuberculeuse. En 1932, il subit une extraction du rein droit. À cause de sa “mauvaise santé de fer”, il sort peu de sa maison de Madrid (Velintonia, 3, aujourd’hui, Vicente Aleixandre), située près de la Cité Universitaire. À la fin de la Guerre d’Espagne, et malgré ses idées progressistes, il ne s’exile pas. Il aide souvent les jeunes poètes espagnols de l’après-guerre qui le considèrent comme un maître. Il obtient le Prix Nobel de littérature en 1977 et meurt à Madrid le 13 décembre 1984. La Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre (Velintonia 3) essaie depuis plus de 25 ans de sauver cet endroit de la destruction et de créer une Maison de la Poésie.
Mar del paraíso
Heme aquí frente a ti, mar, todavía…
Con el polvo de la tierra en mis hombros,
impregnado todavía del efímero deseo apagado del hombre,
heme aquí, luz eterna,
vasto mar sin cansancio,
última expresión de un amor que no acaba,
rosa del mundo ardiente.
Eras tú, cuando niño,
la sandalia fresquísima para mi pie desnudo.
Un albo crecimiento de espumas por mi pierna
me engañara en aquella remota infancia de delicias.
Un sol, una promesa
de dicha, una felicidad humana, una cándida correlación de luz
con mis ojos nativos, de ti, mar, de ti, cielo,
imperaba generosa sobre mi frente deslumbrada
y extendía sobre mis ojos su inmaterial palma alcanzable,
abanico de amor o resplandor continuo
que imitaba unos labios para mi piel sin nubes.
Lejos el rumor pedregoso de los caminos oscuros
donde hombres ignoraban tu fulgor aún virgíneo.
Niño grácil, para mí la sombra de la nube en la playa
no era el torvo presentimiento de mi vida en su polvo,
no era el contorno bien preciso donde la sangre un día
acabaría coagulada, sin destello y sin numen.
Más bien, como mi dedo pequeño, mientras la nube detenía su paso,
yo tracé sobre la fina arena dorada su perfil estremecido,
y apliqué mi mejilla sobre su tierna luz transitoria,
mientras mis labios decían los primeros nombres amorosos:
cielo, arena, mar…
El lejano crujir de los aceros, el eco al fondo de los bosques partidos por los hombres,
era allí para mí un monte oscuro, pero también hermosos
Y mis oídos confundían el contacto heridor del labio crudo
del hacha en las encinas
con un beso implacable, cierto de amor, en ramas.
La presencia de peces por las orillas, su plata núbil,
el oro no manchado por los dedos de nadie,
la resbalosa escama de la luz, era un brillo en los míos.
No apresé nunca esa forma huidiza de un pez en su hermosura,
la esplendente libertad de los seres,
ni amenacé una vida, porque amé mucho: amaba
sin conocer el amor; solo vivía…
Las barcas que a lo lejos
confundían sus velas con las crujientes alas
de las gaviotas o dejaban espuma como suspiros leves,
hallaban en mi pecho confiado un envío,
un grito, un nombre de amor, un deseo para mis labios húmedos,
y si las vi pasar, mis manos menudas se alzaron
y gimieron de dicha a su secreta presencia,
ante el azul telón que mis ojos adivinaron,
viaje hacia un mundo prometido, entrevisto,
al que mi destino me convocaba con muy dulce certeza.
Por mis labios de niño cantó la tierra; el mar
cantaba dulcemente azotado por mis manos inocentes.
La luz, tenuamente mordida por mis dientes blanquísimos,
cantó; cantó la sangre de la aurora en mi lengua.
Tiernamente en mi boca, la luz del mundo me iluminaba por dentro.
Toda la asunción de la vida embriagó mis sentidos.
Y los rumorosos bosques me desearon entre sus verdes frondas,
porque la luz rosada era en mi cuerpo dicha.
Por eso hoy, mar,
con el polvo de la tierra en mis hombros,
impregnado todavía del efímero deseo apagado del hombre,
heme aquí, luz eterna,
vasto mar sin cansancio,
rosa del mundo ardiente.
Heme aquí frente a ti, mar, todavía…
Sombra del Paraíso, (1939-1943). 1944.
Mer du paradis
Me voici face à toi, mer, encore…
La poussière de la terre sur les épaules,
encore imprégné de l’éphémère désir épuisé de l’homme,
me voici, lumière éternelle,
vaste mer infatigable,
ultime expression d’un amour sans limites,
rose du monde ardent.
Lorsque j’étais enfant,
c’était toi la sandale si fraîche à mon pied nu.
Une blanche montée d’écume au long de ma jambe
doit m’égarer en cette lointaine enfance de délices.
Un soleil, une promesse
de bonheur, une félicité humaine, une candide corrélation de lumière
avec les yeux d’autrefois, de toi, mer, de toi, ciel,
régnaient, généreux sur mon front ébloui,
étendant sur mes yeux leur immatérielle mais accessible palme,
éventail d’amour ou éclat continu
qui imitait des lèvres pour ma peau sans nuages.
Au loin la rumeur pierreuse des sombres chemins
où les hommes ignoraient leur fulguration vierge encore.
Pour moi, enfant gracile, l’ombre du nuage sur la plage
n’était pas le pressentiment menaçant de ma vie dans sa poussière,
ce n’était pas le contour bien précis où le sang un jour
finirait par se figer, sans éclair, sans divinité.
Comme mon petit doigt, plutôt, tandis que le nuage suspendait sa course,
je traçai sur le sable fin son profil ému,
et j’appuyai ma joue sur sa tendre lumière transitoire,
tandis que mes lèvres disaient les premiers noms d’amour :
ciel, sable, mer…
Le grincement au loin des aciers, l’écho tout au long des arbres
fendus par les hommes,
c’était pour moi là-bas un bois sombre mais beau.
Et mes oreilles confondaient le contact blessant de la lèvre
crue, de la hache sur les chênes
avec un implacable baiser, sûrement d’amour, dans les branches.
La présence de poissons près du bord, leur argent nubile,
l’or non souillé encore par les doigts de personne,
la glissante écaille de la lumière, c’était comme un éclat dans les miens.
Jamais je ne serrai cette forme fuyante d’un poisson dans toute sa beauté,
la resplendissante liberté des êtres,
ni ne menaçai une vie, parce que j’aimais beaucoup: j’aimais
sans connaître l’amour ; je vivais seulement…
Les barques qui au loin
confondaient leurs voiles avec les crissantes ailes des mouettes
ou laissaient une écume pareille à des soupirs légers,
trouvaient dans ma poitrine confiante un envoi,
un cri, un nom d’amour, un désir pour mes lèvres humides,
et si je les voyais passer, mes petites mains se levaient
et gémissaient de bonheur à leur secrète présence,
devant le rideau bleu que mes yeux devinaient,
voyage vers un monde promis, entrevu,
auquel mon destin me conviait avec très douce certitude.
Sur mes lèvres d’enfant chanta la terre ; la mer
chantait doucement fouettée par mes mains innocentes.
La lumière, faiblement mordue par mes dents très blanches,
chanta ; sur ma langue chanta le sang de l’aurore.
Tendrement dans ma bouche, la lumière du monde m’illuminait.
Toute la montée de la vie grisa mes sens.
Et les bois murmurants me désirèrent parmi leurs verts feuillages,
car la lumière rose était le bonheur dans mon corps.
C’est pourquoi aujourd’hui, mer,
la poussière de la terre sur les épaules,
encore imprégné de l’éphémère désir épuisé de l’homme,
me voici, lumière éternelle,
vaste mer infatigable,
rose du monde ardent.
Me voici face à toi, mer, encore…
Ombre du paradis. Gallimard, 1980. Traduction : Claude Couffon et Roger Noël-Mayer.
« A nadie puede maravillar que el primero de los elementos, el fuego, no abunde en el libro de un hombre de ochenta y tantos años. Una reina, en la hora de su muerte, dice que es fuego y aire; yo suelo sentir que soy tierra, cansada tierra. Sigo, sin embargo, escribiendo. ¿Qué otra suerte me queda, qué otra hermosa suerte me queda? La dicha de escribir no se mide por las virtudes o flaquezas de la escritura. Toda obra humana es deleznable, afirma Carlyle, pero su ejecución no lo es. No profeso ninguna estética. Cada obra confía a su escritor la forma que busca: el verso, la prosa, el estilo barroco o el llano. Las teorías pueden ser admirables estímulos (recordemos a Whitman) pero asimismo pueden engendrar monstruos o meras piezas de museo. Recordemos el monólogo interior de James Joyce o el sumamente incómodo Polifemo. Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso. No hay poeta, por mediocre que sea, que no haya escrito el mejor verso de la literatura, pero también los más desdichados. La belleza no es privilegio de unos cuantos nombres ilustres. Sería muy raro que este libro, que abarca unas cuarenta composiciones, no atesorara una sola línea secreta, digna de acompañarte hasta el fin. En este libro hay muchos sueños. Aclaro que fueron dones de la noche o, más precisamente, del alba, no ficciones deliberadas. Apenas si me he atrevido a agregar uno que otro rasgo circunstancial, de los que exige nuestro tiempo, a partir de Defoe. Dicto este prólogo en una de mis patrias, Ginebra.
J.L.B
9 de enero de 1985.”
Los conjurados, 1985.
Prologue
” Nul ne s’étonnera si le premier des éléments, le feu, n’abonde guère dans le livre d’un homme qui a plus de quatre-vingts ans. A l’heure de sa mort, une reine dit qu’elle est air et feu ; je ressens, pour ma part, que je suis terre, terre lasse. Je continue, cependant, à écrire. Quelle autre chance me reste-t-il, quelle autre merveilleuse chance ? La fortune d’écrire ne se mesure pas aux vertus ou aux faiblesses de l’écriture. Toute oeuvre humaine est périssable, affirme Carlyle, mais son exécution ne l’est pas.
Je ne fais profession d’aucune esthétique. Chaque œuvre accorde à son auteur la forme qu’il recherche : le vers, la prose, le style baroque ou simple. Les théories peuvent être d’admirables stimulants ( songeons à Whitman ) mais elles peuvent tout pareillement engendrer des monstres ou de pures pièces de musée. Souvenons-nous du monologue intérieur ou du très encombrant Polyphème.
J’ai remarqué, au cours des ans, que la beauté, tout comme le bonheur, est chose fréquente. Pas un jour ne s’écoule sans que nous ne vivions, un instant, au paradis. Pas un poète, si médiocre soit-il, qui n’ait écrit le meilleur vers de la littérature, mais aussi les plus déplorables. La beauté n’est pas l’apanage de quelques noms illustres. Il serait bien surprenant que ce livre, où se retrouvent une quarantaine de compositions, ne renferme pas une seule ligne secrète, digne de t’accompagner jusqu’à la fin.
Il y a beaucoup de rêves dans ce livre. Ce furent, je le précise, les dons de la nuit, où plus exactement, de l’aube, et non des fictions délibérées. Á peine me suis-je hasardé à leur adjoindre tel ou tel trait de circonstance, ceux que notre temps, depuis Defoe, réclame. Je dicte cette préface dans une de mes patries, Genève. »
J.L.B
9/1/1985
Les conjurés précédé de Le chiffre. Gallimard. 1988. Traduction Claude Esteban.
Marie Paule et Raymond Farina ont publié aujourd’hui sur Facebook un extrait du dernier poème rédigé par Octavio Paz (1914-1998), Respuesta y reconciliación. Diálogo con Francisco de Quevedo. Il est daté du 20 avril 1996. Ce grand poète mexicain a obtenu le Prix Cervantès en 1981 et le Prix Nobel de Littérature en 1990. Je me souviens de sa triste fin de vie. Son appartement et une partie de sa bibliothèque partirent en fumée lors d’un incendie le dimanche 22 décembre 1996 (México, calle Río Elba, colonia Cuauhtémoc). Il était déjà malade, mais cet accident accéléra sa dépression et sa maladie: “Los libros se van como se van los amigos”
Je me suis replongé dans les poèmes de Quevedo en passant par Octavio Paz. Le premier vers de Respuesta y reconciliación reprend le premier vers de Represéntase la brevedad de lo que se vive y cuán nada parece lo que se vivió.
Ce sonnet est un des plus célèbres de Quevedo. La vie est interpellée comme s’il s’agissait de l’enceinte d’une maison, d’une auberge. “Soy un fue, y un será, y un es cansado.” Ce vers est des plus impressionnants de la poésie espagnole.
[Represéntase la brevedad de lo que se vive y cuán nada parece lo que se vivió.]
“¡Ah de la vida!”… ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mis locuras las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el hoy y mañana y ayer, junto pañales y mortaja, y he quedado presentes sucesiones de difunto.
Nous avons la chance de pouvoir lire ce poème traduit en français par Claude Esteban et Jacques Ancet, deux grands poètes, deux grands traducteurs.
[Où l’on se représente la briéveté de ce qu’on vit, et le néant que semble ce que l’on a vécu]
Ho de la vie ! … Personne qui réponde ?
À l’aide, ô les antans que j´ai vécus !
Dans mes années, la Fortune a mordu ;
les Heures, ma folie les dissimule.
Quoi ! sans pouvoir savoir où ni comment
L’âge s’est évanoui et la vigueur !
Manque la vie, le vécu seul subsiste ;
Nulle calamité, autour, qui ne m’assiège.
Hier s’en est allé, Demain n´est pas encore,
Et Aujourd´hui s’en va sans même s’arrêter.
Je suis un Fut, un Est, un Sera harassé.
Dans l´aujourd´hui, l´hier et le demain j’unis
Les langes au linceul, et de moi ne demeurent
Que les successions d’un défunt.
Monuments de la mort. Traduction Claude Esteban. Paris, Deyrolle, 1992.
[Où l’on se représente la briéveté de ce qu’on vit, et le néant que semble ce que l’on a vécu]
“Hé là ! la vie !” … Personne ne m´entend ?
À moi, les autrefois que j´ai vécus !
Dans mes années, la fortune a mordu ;
les heures, ma folie leur fait écran.
Et sans pouvoir savoir où ni comment
ma vigueur et mon âge ont disparu !
La vie manque, demeure le vécu,
je ne suis assiégé que de tourments.
Hier a fui et demain n´est pas là ;
aujourd´hui passe, et il passe sans fin.
Suis un fut, un sera, un est trop las.
Dans l´aujourd´hui, l´hier et le demain
je joins linge et linceul ; reste de moi
une suite présente de défunts.
Les Furies et les Peines 102 sonnets. Choix, présentation et traduction de Jacques Ancet, Poésie/ Gallimard. Edition bilingue, 2010.
(Merci une fois de plus à Marie Paule et à Raymond)
Luis Cernuda, un des plus grands poètes du XX ème siècle.
Epílogo
Playa de la Roqueta: Sobre la piedra, contra la nube, Entre los aires estás, conmigo Que invisible respiro amor en torno tuyo. Mas no eres tú, sino tu imagen.
Tu imagen de hace años,
Hermosa como siempre, sobre el papel, hablándome,
Aunque tan lejos yo, de ti tan lejos hoy
En tiempo y en espacio.
Pero en olvido no, porque al mirarla,
Al contemplar tu imagen de aquel tiempo,
Dentro de mí la hallo y lo revivo.
Tu gracia y tu sonrisa,
Compañeras en días a la distancia, vuelven
Poderosas a mí, ahora que estoy,
Como otras tantas veces
Antes de conocerte, solo.
Un plazo fijo tuvo
Nuestro conocimiento y trato, como todo
En la vida, y un día, uno cualquiera,
Sin causa ni pretexto aparente,
Nos dejamos de ver. ¿Lo presentiste?
Yo sí, que siempre estuve presintiéndolo.
La tentación me ronda
De pensar, ¿para qué todo aquello:
El tormento de amar, antiguo como el mundo,
Que unos pocos instantes rescatar consiguen?
Trabajos del amor perdidos.
No. No reniegues de aquello,
Al amor no perjures.
Todo estuvo pagado, sí, todo bien pagado,
Pero valió la pena,
La pena del trabajo
De amor, que a pensar ibas hoy perdido.
En la hora de la muerte (Si puede el hombre para ella Hacer presagios, cálculos), Tu imagen a mi lado Acaso me sonría como hoy me ha sonreído, Iluminando este existir oscuro y apartado Con el amor, única luz del mundo.
Poemas para un cuerpo, 1957.
Poème écrit entre le 11 et le 17 septembre 1961 à San Francisco.
Épilogue
Plage de la Roqueta : Sur la pierre, devant les nuages, Dans le vent, tu es là, avec moi Qui respire, invisible, autour de toi l’amour mais ce n’est pas toi, rien que ton image.
Ton image des années passées
Belle comme toujours, sur le papier, me parle
Alors que je suis loin, si loin de toi
Dans le temps et l’espace.
Mais non pas dans l’oubli, car si je la regarde,
Si je contemple ton image de ces jours,
Au fond de moi je la retrouve, je les revis.
Ta grâce et ton sourire,
Compagnons en ces jours lointains, reviennent
M’envahir maintenant que je suis,
Comme tant d’autres fois
Avant de te connaître, seul.
Une échéance était fixée Á notre relation comme à tout Dans la vie et un jour, un jour quelconque, Sans raison ni cause apparente, Nous avons cessé de nous voir. L’avais-tu pressenti ? Moi, oui, depuis toujours je le savais. La tentation me hante De penser : à quoi bon tout cela, Ce tourment d’aimer, vieux comme le monde, Que seuls quelques instants rachètent ? Peines d’amour perdues. Non, ne les renie pas, N’insulte pas l’amour. Tout s’est payé, oui, cher payé, Mais cela en valait la peine, La peine du mal d’amour Qui te semble aujourd’hui perdue.
Á l’heure de la mort
(Si l’on peut à son propos
Risquer présages ou calculs),
Ton image à mon côté
Comme aujourd’hui me sourira peut-être,
Illuminant cette existence obscure et solitaire
D’amour, seule clarté du monde.
Poèmes pour un corps. 1957. Traduction Bruno Roy. Fata Morgana, 1985.
Largo se le hace el día a quien no ama
y él lo sabe. Y él oye ese tañido
corto y duro del cuerpo, su cascada
canción, siempre sonando a lejanía.
Cierra su puerta y queda bien cerrada;
sale y, por un momento, sus rodillas
se le van hacia el suelo. Pero el alba,
con peligrosa generosidad,
le refresca y le yergue. Está muy clara
su calle, y la pasea con pie oscuro,
y cojea en seguida porque anda
sólo con su fatiga. Y dice aire:
palabras muertas con su boca viva.
Prisionero por no querer, abraza
su propia soledad. Y está seguro,
más seguro que nadie porque nada
poseerá; y él bien sabe que nunca
vivirá aquí, en la tierra. A quien no ama,
¿cómo podemos conocer o cómo
perdonar? Día largo y aún más larga
la noche. Mentirá al sacar la llave.
Entrará. Y nunca habitará su casa.
Alianza y condena. Revista de Occidente, Madrid, 1965.
Étranger
Longue est la journée de qui n’aime pas
et le sait. Il entend les accents
durs et courts de son corps, sa chanson
éraillé, sonnant toujours à lointain.
Il ferme sa porte, la voilà bien fermée ;
il sort et, pour un moment, ses genoux
vont heurter le sol. Mais l’aube
avec une dangereuse générosité,
le rafraîchit et le redresse. Très claire
est sa rue, il l’arpente d’un pied sombre,
et il boîte aussitôt parce qu’il est accompagné
de sa seule fatigue. Et il se voue à l’air :
paroles mortes dans sa bouche vivante.
Prisonnier de ne pas aimer, il étreint
sa propre solitude. Et il est sûr de lui,
plus sûr que quiconque car il ne possédera
rien; et il sait bien que jamais
il ne vivra ici, sur la terre. Comment
connaître celui qui n’aime pas, comment
lui pardonner ? Longue journée et plus longue
nuit. Il mentira en sortant sa clé.
Il entrera. Et jamais il n’habitera sa maison.
Poésie espagnole, Anthologie 1945 – 1990. Actes Sud / Editions Unesco, 1995. Traduction Claude de Frayssinet.
Claudio Rodríguez est né à Zamora (Castilla y León) le 30 janvier 1934. Ce poète est l’une des grandes voix de l’Espagne de la seconde moitié du XX ème siècle. Dans la bibliothèque paternelle, Claudio Rodríguez découvre la poésie : les poètes mystiques (Santa Teresa de la Cruz, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León), la poésie française (Rimbaud, Mallarmé), mais aussi les poètes espagnols (Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado). Il fait ses études supérieures à Madrid et obtient sa licence (Filología Románica) en 1957. En mars 1953, il envoie à Vicente Aleixandre (1898-1984) , le futur Prix Nobel de Littérature (1977), le manuscrit de Don de la ebriedad. C’est le début d’une grande amitié. Il obtient cette année-là l’important prix Adonáis. Il participe aux mouvements étudiants antifranquistes de 1956 à l’Université de Madrid. Il choisit une certaine forme d’exil en devenant lecteur d’Espagnol à l’Université de Nottingham (1958-1960), puis à l’université de Cambridge (1960-1964). Il épouse Carmen Miranda en 1959. En Grande-Bretagne, il se lie d’amitié avec le poète Francisco Brines (1932-2021), récemment décédé, qui est lecteur à l’Université d’Oxford. Á son retour en Espagne, il se consacre à l’enseignement de la littérature espagnole et à la traduction (T.S.Eliot). Il est considéré comme un membre de la Génération de 1950 (Carlos Barral, Francisco Brines, José María Caballero Bonald, Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo, Ángel González, José Ángel Valente ). Il appelle pourtant ce groupe “El archipiélago “(L’archipel), étant donné la diversité de ces auteurs. Il n’aime pas la vie littéraire. Il préfère la marche, la nature, la lumière, la Castille, les personnes simples. Il déteste le protocole (“Hoy hay mucho protoculo” “¿Pero qué es esa expresión horrible del cultivo de la imagen? Una persona es una persona, no una imagen”). Il ne manquait pas d’humour: «Si yo estuviera en un país comunista me expulsarían por falta de producción» Sa sœur María del Carmen est assassinée en 1974. C’est le fait le plus tragique de sa vie (cf. Herida en cuatro tiempos in El vuelo de la celebración. 1976) Il entre à la Real Academia Española en 1987. Il obtient le Prix Príncipe de Asturias en 1993 pour l’ensemble de son œuvre et la même année le Prix Reina Sofía de Poésie Ibéroaméricaine. Il meurt à Madrid le 22 juillet 1999.
Bibliographie Don de la ebriedad, Madrid, Adonáis, 1953. (Premio Adonáis) Conjuros, Torrelavega, Ed. Cantalpiedra, 1958. Alianza y condena, Madrid, Revista de Occidente, 1965. (Premio de la Crítica) El vuelo de la celebración, Madrid, Visor, 1976. Casi una leyenda, Barcelona, Tusquets, 1991. Aventura, (edición facsímil), Salamanca, Tropismos, 2005. Poemas laterales. Lanzarote, Fundación César Manrique. 2006.
En français : Quatre chants de Don de l’ébriété. Traduction : Laurence Breysse-Chanet, Polyphonies, n° 1, hiver-printemps 1992. Poèmes traduits par Lionel Destremau. Prétexte n° 2, janvier-février 1995 Ballet de papier, in Anthologie bilingue de la poésie espagnole, La Pléiade, 1995, p. 944-947. Traduction Nadine Ly. Poesia/poesie. Traduction et présentation de Laurence Breysse-Chanet, Ed. Hispanogalias, n° 2, 2005 (choix de dix poèmes de trois recueils de Claudio Rodriguez). Don de l’ébriété. Traduction et présentation de Laurence Breysse-Chanet. Préface de Antonio Gamoneda, Arfuyen, 2008.