Dans ce texte d’Elena Poniatowska (El escritor en llamas), publié par la Revista de la Universidad de México, on retrouve cette déclaration de Juan Rulfo faite à la journaliste et romancière mexicaine de nombreuses années auparavant. Elle est significative de la personnalité du grand écrivain mexicain, auteur de deux livres marquants de la littérature hispanoaméricaine El llano en llamas (1953) et Pedro Páramo (1955).
«Yo vivo muy encerrado, siempre muy encerrado. Voy de aquí a mi oficina y párale de contar. Yo me la vivo angustiado. Yo soy un hombre muy solo, solo entre los demás. Con la única que platico es con mi soledad. Vivo en la soledad. Ya sé que todos los hombres están solos, pero yo más. Me sentí más solo que nadie cuando llegué a la ciudad de Méjico y nadie hablaba conmigo, y desde entonces la soledad no me ha abandonado. Mi abuela no hablaba con nadie, esta costumbre de hablar es del Distrito Federal, no del campo. En mi casa no hablamos, nadie habla con nadie, ni yo con Clara, ni ella conmigo, ni mis hijos tampoco, nadie habla, eso no se usa, además yo, ni quiero comunicarme, lo que quiero es explicarme lo que sucede y todos los días dialogo conmigo mismo, mientras cruzo las calles para ir a pie al Instituto Nacional Indigenista, voy dialogando conmigo sólo para desahogarme. No me gusta hablar con nadie.»