L’écrivain espagnol Juan Eduardo Zúñiga, né le 24 janvier 1919, vient de mourir ce lundi à Madrid. C’était le doyen des Lettres espagnoles puisqu’il avait 101 ans. Selon Luis Mateo Díez, c’était le plus russe des écrivains espagnols. Spécialiste des littératures slaves, il a traduit de nombreux auteurs russes et écrit des essais tels que El anillo de Pushkin. Lectura romántica de escritores y paisajes rusos, (Barcelona: Bruguera, 1983; Alfaguara, 1992), Las inciertas pasiones de Iván Turguéniev (Alfaguara, 1996) ou Desde los bosques nevados (Galaxia Gutenberg, 2010) Il a subi l’influence de Tourgueniev, de Tchekhov et de Panaït Istrati.
Il a très bien recréé l’ambiance de Madrid pendant la guerre dans La trilogía de la Guerra Civil (1980-2003), composée de 34 nouvelles:
- Largo noviembre de Madrid (1980)
- La tierra será un paraíso (1989)
- Capital de la gloria (2003)
Il a obtenu le Prix National des Lettres en 2016 et publié en 2019 son autobiographie, Recuerdos de vida (Galaxia Gutenberg).
Largo noviembre de Madrid (1980). Nouvelle Noviembre, la madre, 1936.
“Pasarán unos años y olvidaremos todo; se borrarán los embudos de las explosiones, se pavimentarán las calles levantadas, se alzarán casas que fueron destruidas. Cuanto vivimos, parecerá un sueño y nos extrañará los pocos recuerdos que guardamos; acaso las fatigas del hambre, el sordo tambor de los bombardeos, les parapetos de adoquines cerrando las calles solitarias…”
Recuerdos de vida. 2019. Galaxia Gutenberg.
«Qué larga es la calle de la vida. Avanzamos por ella y atrás dejamos convertido en olvido cuanto hicimos. Sólo cuando sentimos que el final de la calle se acerca es posible repensar lo sucedido. Sólo cuando creemos que quedan -¿quién lo sabe- dos o tres manzanas que recorrer es posible contemplar el paisaje de lo vivido. Atisbamos entonces en épocas lejanas el mecanismo de lo que fuimos, por casualidades de actos que parecían fugaces y por extrañas coincidencias que se producen como si la mano de nadie las creara.
Qué secreta es la calle de los años. Buscamos en los recuerdos cómo será el futuro: inútil tarea porque sólo se encuentra en las cenizas. Del fabuloso depósito de la memoria surgen ahora fragmentos barrocos, con ese color sepia que es el color de las sombras; detalles efímeros de algo escuchado, entrevisto o leído. Nos esforzamos en penetrarlos y que sean nítidos, para que si contienen un secreto, éste deje de serlo y de inquietar sus sombras.
Estas escenas sueltas, desconectadas en su apariencia, tienen un hilo invisible que las cose, finos tendones y venas las vitalizan.
Aunque lo más aceptable sería no intentar comprender la vida.»