«La advertencia de que todo problema que hallamos está circundado de otros problemas, y éstos, a su vez, de una esfera más vasta de ellos, produce en nosotros la conciencia de que todo es problemático; o lo que es lo mismo, que no hay creencia ninguna dada que sea últimamente firme; o lo que es lo mismo: nos sentimos perdidos en el vacío de seguridad teorética. Éste, decía yo, es el estado de espíritu en que nace la filosofía. El que no se siente absolutamente perdido teoréticamente no es filósofo. […]
Pero esa conciencia de caer y perderse en un absoluto abismo de inseguridad provoca automáticamente un movimiento inverso de la mente, de suma actividad intelectual. Caer y perderse es pasividad. El perderse absoluto en la absoluta inseguridad teorética -en el no hallar nada firme- suscita precisamente la actividad teorética absoluta, es decir, el buscar una absoluta seguridad, una verdad absoluta. Son dos modos mentales recíprocos cuya ecuación podía formularse así: la altitud de teoría positiva o firmeza de verdad a que llega cada cual es función de la profundidad de infirmeza, de inseguridad en que haya caído. O dicho en otra forma: cada cual sabe tanto cuanto haya dudado.
Por mi parte, confesaré a ustedes que de cada persona intelectual que trato la impresión primera y más decisiva que recibo es la del perfil o ámbito de su duda. Lo que aparentemente “sabe” no vale nada para mí, porque sé que es un pseudo-saber. Mido la angostura o anchura de su caletre por el volumen de su capacidad de dudar y sentirse perdido.
Ahora bien, esa actividad teorética máxima comienza cuando del mero darse cuenta de que esto y esto y esto y, en fin, todo es problemático, se pasa súbitamente a crearse un nuevo problema que no es dado como aquéllos, sino artificial, instrumental; en suma, fabricado por la mente. Éste: ¿Cómo tendrá que ser una proposición para no ser problemática, por tanto, para ser absolutamente verídica?.»
Vida como ejecución (el ser ejecutivo). Lecciones del curso, 1929-1930.
Klincksieck a abandonné l’édition de ses oeuvres complètes, il y a bien longtemps.
Œuvres complètes I : Qu’est ce que la philosophie ?, Leçons de métaphysique, trad. de Yves Lorvellec et Christian Pierre, Klincksieck, Paris, 1988, 363 p.
Œuvres complètes II : Aurore de la raison historique (Idées et croyances, Notes sur la pensée, Sur la raison historique), trad. Yves Lorvellec et Christian Pierre, Klincksieck, paris, 1988, 377 p.
Œuvres complètes III : Velazquez et Goya, trad. Christian Pierre, Klincksieck, Paris,1990, 339 p.