«Cuando vivimos, las cosas nos pasan; pero cuando contamos, las hacemos pasar; y es precisamente en ese llevar las riendas el propio sujeto donde radica la esencia de toda narración, su atractivo y también su naturaleza heterogénea de los acontecimientos o emociones a que alude. No se trata, pues, solamente del deseo de prolongar por algún tiempo más las vivencias demasiado efímeras, trascendiendo su mero producirse, sino de hacerlas durar en otro terreno y de otra manera: se trata, en suma, de transformarlas. El sujeto, en efecto, como si se rebelara contra la contingencia de lo ocurrido, al narrárselo, no se limita casi nunca a elegir una ordenación particular, a preferir unos detalles y dejar otros en la sombra, sino que recoge también de otros terrenos que no son el de la realidad -lecturas, sueños, invenciones- nuevo material con que moldear y enriquecer su historia. Y así, los epsiodios vividos, antes de ser guardados en el arca de la memoria, de la cual sabe Dios cuándo volverán a salir, son sometidos (no siempre, pero sí a veces, de igual manera que unos muertos se embalsaman y otros no) a un proceso de elaboración y de recreación particular, donde, junto a lo sucedido, raras veces se dejará de tener presente lo que estuvo a punto de ocurrir o lo que se habría deseado que ocurriera.»
La búsqueda de interlocutor, Revista de Occidente, septiembre de 1966. La búsqueda de interlocutor y otras búsquedas. 1973. Editorial Nostromo.
Je lis en ce moment Cuando editar era una fiesta. Correspondencia de Jaime Salinas (1925-2011). Le fils du grand poète de la Génération de 1927 avait déjà publié un tome de mémoires: Travesías. Memorias (1925-1955). Barcelona, Tusquets, 2003. Prix Comillas de Biographie. Le récit s’arrêtait lorsqu’il revenait dans l’Espagne franquiste en 1955. Enric Bou, lui, a utilisé l’abondante correspondance de Jaime Salinas avec son compagnon, l’écrivain islandais Gudbergur Bergsson, pour couvrir la période allant de 1955 à 1998, C’est un témoignage sincère sur le monde intellectuel, l’évolution de la société espagnole à la fin du franquisme et lors de la Transition. Jaime Salinas a joué un rôle très important dans les maisons d’édition de l’époque: Seix Barral, Alianza, Alfaguara ou Aguilar. Il fut aussi Directeur du Livre et des Bibliothèques de 1982 à 1985 sous le premier gouvernement socialiste.
Son cosmopolitisme détonait dans l’Espagne de l’époque. Polyglotte, il dominait parfaitement en plus de l’espagnol, le français et l’anglais. Il était né à Maison Carrée (aujourd’hui El Harrach en Algérie) où sa famille maternelle s’était établie. Il avait vécu en exil avec ses parents aux États-Unis, à Porto Rico.
Alberto Oliart dit de lui: “Jaime Salinas trajo a España la idea de la biblioteca breve y ediciones de bolsillo. Ha sido un organizador permanente de ideas geniales. Formó parte de un grupo brillante, en el que estaban José María Castellet, José Agustín Goytisolo, Carlos Barral y Gabriel Ferrater. Y actuaban así, en grupo, con reuniones que duraban hasta el amanecer. Él era una parte de ese grupo, pero era el organizador.”
Ses relations avec son père ont toujours été difficiles. Celui-ci acceptait très mal l’homosexualité de son fils. Pedro Salinas est un des grands poètes de la Génération de 1927. Trilogie amoureuse: La voz a ti debida (1933), Razón deamor (1936) Largo lamento (1939). Il a aussi traduit avec José María Quiroga Plá les trois premiers volumes d‘À la recherche du temps perdu.
Je me souviens de la prose de Pedro Salinas, moins connue, particulièrement d’un texte sur la correspondance, découvert au début de ma carrière de professeur d’Espagnol.
I. Defensa de la carta misiva y de la correspondencia episcolar.
La invitación al mal
“Un paseo por una gran urbe moderna es un desafío a las tentaciones. En cuanto se aventura uno por el centro de la ciudad, mírese a donde se quiera, a ras del suelo o a la altura de un piso veinte, la vista cae, siempre vencida, sobre un cartel, rótulo o letrero, de letras ya minúsculas ya gigantescas, desde el cual se nos excita a hacer algo. Casi siempre ese hacer toma la forma adquisitiva, es un comprar. Los carteles, unos nos aconsejan («debiera usted comprar…»), otros nos preguntan («¿nunca usó para el pelo…?», los hay que nos amonestan («cuidado con vivir sin tener un seguro…», y hasta a veces nos mandan, nos ordenan autoritariamente, consu pelotón de letras, a lo militar. De estos letreros mandones e imperiosos ninguno me es más aborrecible que uno, de dolorosa frecuencia para la vista. Se halla en las portadas de las oficinas de telégrafos, y dice así, con brutal laconismo y bárbara energía: «No escribáis cartas, poned telegramas». Wire, don’t write. Por atrevido que parezca yo proclamo este anuncio el más subversivo, el más peligroso, para la continuación de una vida relativamente civilizada, en un mundo, todavía menos civilizado. Sí, es un anuncio faccioso, rebelde, satánico, un anuncio que quiere terminar nada menos que con ese delicioso producto de los seres humanos, que se llama carta. Tan santa indignación me produce que tengo hecho ánimo de formar una hermandad que, a riesgo de sus vidas, recorra las calles de las ciudades, y junto a esos rótulos de la barbarie, escriba los grandes letreros de la civilidad, que digan : «¡Viva la carta, muera el telegrama!». Los que perezcan en esta contienda, que de seguro serán muchos, se tendrán por mártires de la epistolografía y en los cielos disfrutarán de especiales privilegios, como el de libre franquicia para su correspondencia entre los siete cielos y la tierra. ¿Porque ustedes son capaces de imaginarse un mundo sin cartas? ¿Sin buenas almas que escriban cartas, sin otras almas que las lean y las disfruten, sin esas otras almas terceras que las lleven de aquéllas a éstas, es decir, un mundo sin remitentes, sin destinatarios y sin carteros? ¿Un universo en el que todo se dijera a secas, en fórmulas abreviadas, de prisa y corriendo, sin arte y sin gracia? ¿Un mundo de telegramas? La única localidad en que yo sitúo semejante mundo es en los avernos; tengo noticias de que los diablos mayores y menores nunca se escriben entre sí, sería demasiado generoso, demasiado cordial, se telegrafían. Las cartas de los demonios de Lewis son pura invención literaria.»
Siempre te ven mis ojos, ciudad de mis días marinos.
Colgada del imponente monte, apenas detenida
en tu vertical caída a las ondas azules,
pareces reinar bajo el cielo, sobre las aguas,
intermedia en los aires, como si una mano dichosa
te hubiera retenido, un momento de gloria, antes de hundirte
para siempre en las olas amantes.
Pero tú duras, nunca desciendes, y el mar suspira o brama, por ti, ciudad de mis días alegres, ciudad madre y blanquísima donde viví, y recuerdo, angélica ciudad que, más alta que el mar, presides sus espumas.
Calles apenas, leves, musicales. Jardines
donde flores tropicales elevan sus juveniles palmas gruesas.
Palmas de luz que sobre las cabezas aladas,
mecen el brillo de la brisa y suspenden
por un instante labios celestiales que cruzan
con destino a las islas remotísimas, mágicas,
que allá en el azul índigo, libertadas, navegan.
Allí también viví, allí, ciudad graciosa, ciudad honda.
Allí, donde los jóvenes resbalan sobre la piedra amable,
y donde las rutilantes paredes besan siempre
a quienes siempre cruzan, hervidores, en brillos.
Allí fui conducido por una mano materna.
Acaso de una reja florida una guitarra triste
cantaba la súbita canción suspendida en el tiempo;
quieta la noche, más quieto el amante,
bajo la luna eterna que instantánea transcurre.
Un soplo de eternidad pudo destruirte,
ciudad prodigiosa, momento que en la mente de un Dios emergiste.
Los hombres por un sueño vivieron, no vivieron,
eternamente fúlgidos como un soplo divino.
Jardines, flores. Mar alentado como un brazo que anhela
a la ciudad voladora entre monte y abismo,
blanca en los aires, con calidad de pájaro suspenso
que nunca arriba ¡Oh ciudad no en la tierra!
Por aquella mano materna fui llevado ligero
por tus calles ingrávidas. Pie desnudo en el día.
Pie desnudo en la noche. Luna grande. Sol puro.
Allí el cielo eras tú, ciudad que en él morabas.
Ciudad que en él volabas con tus alas abiertas.
Sombra del Paraíso (1939-1943), 1944.
La nuit de l’Espagne franquiste. Á Madrid, 3 rue Velintonia (aujourd’hui rue Vicente Aleixandre), dans la retraite de sa petite maison tranquille, un poète, depuis des mois, interroge le silence. Il a quarante-six ans. Une santé délicate (néphrite tuberculeuse en 1925 et ablation d’un rein en 1932) (“una mala salud de hierro”) l’oblige à observer chaque après-midi de longues heures de repos dans son jardin. Les franquistes ont tué son ami Federico García Lorca. Les autres poètes de sa génération ont dû s’exiler : Rafael Alberti, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados. Le plus jeune, son protégé d’Orihuela, Miguel Hernández, est mort de tuberculose en prison à Alicante, le 28 mars 1942, deux ans auparavant.
La mémoire de Vicente Aleixandre le ramène à l’époque heureuse de son enfance, de son adolescence, dans la ” ville du Paradis ” (Málaga), ” l’angélique cité qui, surplombant la mer, préside à son écume “.
Un livre naît, l’un des plus caractéristiques de la poésie espagnole du XX ème siècle: Ombre du Paradis.
Vicente Aleixandre a obtenu le Prix Nobel de Littérature en 1977. Il est mort, tout près de chez lui, dans la clinique Santa Elena où est né le 15 septembre 2019, mon petit-fils, M.
Traductions en français:
La destruction ou l’amour. Traduction française de Jacques Ancet. Federop, 1975 &1977.
Poésie totale. Traduction française de Roger Noël-Mayer. Gallimard, 1977.
Ombre du paradis. Traduction française de Roger Noël-Mayer et Claude Couffon. Gallimard, 1980.
Desde siempre tuviste el deseo de la casa, tu casa, envolviéndote para el ocio y la tarea en una atmósfera amiga. Mas primero no supiste (porque eso lo aprenderías luego, a fuerza de vivir entre extraños) que tras de tu deseo, mezclado con él, estaba otro: el de un refugio con la amistad de las cosas. Afuera aguardaría lo demás, pero adentro estarías tú y lo tuyo.
Un día, cuando ya habías comenzado a rodar por el mundo, soñando tu casa, pero sin ella, un acontecer inesperado te deparó al fin la ocasión de tenerla. Y la fuiste levantando en torno de ti, sencilla, clara, propicia: la mesa, el diván, los libros, la lámpara – atmósfera que llenaban con su olor algunas flores de temporada.
Pero era demasiado ligera, y tu vida demasiado azarosa, para durar mucho. Un día, otro día, desapareció tan inesperada como vino. Y seguiste rodando por tantas tierras, alguna que ni hubieras querido conocer. Cuántos proyectos de casa has tenido después, casi realizados en otra ocasión para de nuevo perderlos más tarde.
Sólo cuatro paredes, espacio reducido como la cabina de un barco, pero tuyo y con lo tuyo, aun a sabiendas de que su abrigo pudiera resultar transitorio; ligera, silenciosa, sola, sin la presencia y el ruido ofensivos de esos extraños con los que tantas veces ha sido tu castigo compartir la vivienda y la vida; alta, con sus ventanas abiertas al cielo y a las nubes, sobre las copas de unos árboles.
Pero es un sueño al que ya por imposible renuncias, aunque sea realidad de todos a la que no puedes aspirar. Resistir es demasiado pobre y cambiante – te dices, escribiendo estas líneas de pie, porque ni una mesa tienes; tus libros (los que has salvado) por cualquier rincón, igual que tus papeles. Después de todo, el tiempo que te queda es poco, y quien sabe si no vale más vivir así, desnudo de toda posesión, dispuesto siempre para la partida.
[1963]
Ocnos, 1942-1949 -1963.
Le poète andalou a intitulé Ocnos un recueil de 31 poèmes en prose, publié en 1942 à Londres. Il y recrée avec mélancolie et désespoir ses souvenirs d’enfance et d’adolescence de Séville depuis son exil à Glasgow (Écosse). Le livre aura deux autres éditions en 1949 (46 poèmes), à Madrid, et en 1963 à Xalapa (Mexique) (63 poèmes). Il y ajoute chaque fois de nouvelles expériences de son exil. Luis Cernuda est mort à México le 5 novembre 1963 quelques jours avant de recevoir les premiers exemplaires de l’édition définitive dont il avait corrigé les épreuves.
Dans la mythologie grecque, Ocnos est une figure symbolique de l’effort inutile. Dans l’au-delà, c’est un honnête travailleur, marié à une femme extravagante qui dépense tout ce qu’il gagne. Il tresse sans fin une corde qu’une ânesse à ses côtés ronge sans arrêt. Il existe une traduction en français de Jacques Ancet. Elle a été publiée par Les Cahiers des Brisants en 1987. Je ne l’ai jamais vue.
«Luis Cernuda nous laisse l’image d’un poète solitaire, blessé, mais libre, errant par un monde dont il rejette en bloc toutes les valeurs au nom d’une vérité «qui ne s’appelle pas gloire, fortune ou ambition, mais amour ou désir». Son œuvre, subversive et exemplaire, biographie spirituelle où s’affirme son irréductible différence nous renvoie à notre propre condition. Luis Cernuda ne parle pas pour tous, mais pour chacun de nous.» (Jacques Ancet).
Joseph Conrad ( de son vrai nom Józef Teodor Konrad Korzeniowski) est né le 3 décembre 1857 à Berditchev (Ukraine, alors Empire russe). Il est mort le 3 août 1924 à Bishopsbourne (Angleterre). Ce Polonais est un des écrivains majeurs en langue anglaise du XX ème siècle.
Youth. 1898. Jeunesse. Traduit par G. Jean-Aubry Gallimard Paris, 1925.
«And
we all nodded at him: the man of finance, the man of accounts, the
man of law, we all nodded at him over the polished table that like a
still sheet of brown water reflected our faces, lined, wrinkled; our
faces marked by toil, by deceptions, by success, by love; our weary
eyes looking still, looking always, looking anxiously for something
out of life, that while it is expected is already gone—has passed
unseen, in a sigh, in a flash—together with the youth, with the
strength, with the romance of illusions.»
«Et tous nous l’approuvions: l’homme de finance, l’homme de chiffres, l’homme de loi, tous nous l’approuvions, par-dessus la table polie, qui comme une immobile nappe d’eau brune, réfléchissait nos visages sillonnés et ridés, nos visages marqués par le travail, par les déceptions, par le succès, par l’amour, et nos yeux las cherchant encore, cherchant toujours, cherchant avidement à arracher à la vie ce quelque chose qui, alors qu’on l’attend encore, s’est déjà dissipé – a passé à notre insu, dans un soupir, dans un éclair -avec la jeunesse, avec la force, avec la séduction romanesque des illusions.»
Printemps: vendredi 20 mars 2020. Équinoxe à 04:49:36.
« J’en étais là de mes pensées lorsque sans que rien en eût décelé les approches, le printemps entra dans le monde. C’était un soir, vers cinq heures, un samedi: tout à coup, c’en est fait, chaque chose baigne dans une autre lumière et pourtant il fait encore assez froid, on ne pourrait dire ce qui vient de se passer. Toujours est-il que le tour des pensées ne saurait rester le même; elles suivent à la déroute une préoccupation impérieuse. On vient d’ouvrir le couvercle de la boîte. Je ne suis plus maître tellement j’éprouve ma liberté. Il est inutile de rien entreprendre. Je ne mènerai plus rien au-delà de son amorce tant qu’il fera ce temps de paradis. Je suis le ludion de mes sens et du hasard. Je suis comme un joueur assis à la roulette, ne venez pas lui parler de placer son argent dans les pétroles. Il vous rirait au nez. Je suis à la roulette de mon corps et je joue sur le rouge. Tout me distrait indéfiniment, sauf de ma distraction même. Un sentiment comme de noblesse me pousse à préférer cet abandon et je ne saurais entendre les reproches que vous me faites. Au lieu de vous occuper de la conduite des hommes, regardez plutôt passer les femmes.” Le Paysan de Paris. 1926.
Miquel Martí i Pol est né le 19 mars 1929 à Roda de Ter, en Catalogne.
Solstici
Reconduïm-la a poc a poc, la vida,
a poc a poc i amb molta confiança,
no pas pels vells topants ni per dreceres
grandiloqüents, sinó pel discretíssim
camí del fer i desfer de cada dia.
Reconduïm-la amb dubtes i projectes,
i amb turpituds, anhels i defallences,
humanament, entre brogit i angoixes,
pel gorg dels anys que ens correspon de viure.
En solitud, però no solitaris,
reconduïm la vida amb la certesa
que cap esforç no cau en terra eixorca.
Dia vindrà que algú beurà a mans plenes
l’aigua de llum que brolli de les pedres
d’aquest temps nou que ara esculpim nosaltres.
L’àmbit de tots els àmbits. 1981.
Solsticio
Reconduzcamos poco a poco, la vida,
poco a poco y con mucha confianza,
no por los viejos senderos ni por atajos
grandilocuentes, sino por el discretísimo
camino del hacer y deshacer de cada día.
Reconduzcámola con dudas y proyectos,
y con torpezas, anhelos y desfallecimientos,
humanamente, entre ruido y angustias,
por la cuenca de los años que nos corresponde vivir.
En soledad, pero no solitarios,
reconduzcamos la vida con la certeza
de que ningún esfuerzo cae en tierra estéril.
Llegará el día en que alguien beberá a manos llenas
el agua de luz que brote de las piedras
de este tiempo nuevo que ahora esculpimos.
Solstice
Reconduisons peu à peu la vie,
peu à peu, mais avec toute la confiance,
non par les vieilles allées et les sentiers
grandiloquents mais en prenant le discret
chemin du faire et défaire quotidiens.
Reconduisons-la avec doutes et projets,
turpitudes, aspirations et défaillances;
humainement, entre vacarme et angoisses,
par le goulot des années qu’il nous reste à vivre.
Dans la solitude, mais non pas solitaires,
reconduisons la vie, avec la certitude
qu’aucun effort ne peut finir dans le désert.
Un jour viendra quelqu’un boira à pleines mains
l’eau de lumière qui sourdra des pierres
de ce temps nouveau que nous sculptons.
Joie de la parole. Traduction: Patrick Gifreu. Orphée La Différence. 1993.
Paris, capitale du XIXe siècle : Le Livre des passages. Le Cerf (30/05/1997)
«Nous éprouvons de l’ennui lorsque nous ne savons pas ce que nous attendons. Si nous le savons ou croyons le savoir, ce n’est presque toujours rien d’autre que l’expression de notre médiocrité ou de la confusion de notre esprit. L’ennui est le seuil des grandes entreprises.»
Résumé
Conçu tout d’abord, entre 1927 et 1929, comme une « féerie dialectique » proche, par l’inspiration, des déambulations surréalistes de Breton et surtout d’Aragon, le projet d’essai sur les passages parisiens changea de nature lorsque Walter Benjamin le reprit en 1934. C’était désormais à un livre que travaillait l’exilé allemand réfugié sous l’architecture de fer de la Bibliothèque nationale, à une oeuvre qui devait être non seulement une «histoire sociale de Paris au XIXe siècle», comme l’annonçait l’Institut de recherche sociale d’Adorno et d’Horkheimer, mais une tentative d’interprétation globale du XIXe siècle et de son équivoque modernité.
« Chaque époque rêve la suivante» disait Michelet. Benjamin nous offre, pour déchiffrer les figures équivoques du rêve propre au XIXe siècle, des catégories aussi originales que fécondes qu’il appartient au lecteur d’associer et de combiner: l’ennui, l’oisiveté, la construction en fer, les expositions universelles, la mode, le collectionneur, l’intérieur, le miroir, le joueur, les passages, etc. Elles lui permettent de montrer l’émergence de formes de construction, de communication et de transport dans les villes, dont le XXe siècle a pu seul mesurer la portée politique, en même temps qu’elles lui servent à dégager, au commencement même de ces techniques de masse, une fragile aspiration utopique et une promesse oubliée de liberté. C’est cette ambivalence qui fait des Passages, même sous leur forme fragmentaire, un extraordinaire hommage critique au Paris du XIXe siècle, à son architecture et à ses écrivains.
Ya que la vida del hombre no es sino una acción a distancia,
Un poco de espuma que brilla en el interior de un vaso;
Ya que los árboles no son sino muebles que se agitan:
No son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo;
Ya que nosotros mismos no somos más que seres
(Como el Dios mismo no es otra cosa que Dios)
Ya que no hablamos para ser escuchados
Sino para que los demás hablen
Y el eco es anterior a las voces que lo producen;
Ya que ni siquiera tenemos el consuelo de un caos
En el jardín que bosteza y que llena de aire,
Un rompecabezas que es preciso resolver antes de morir
Para poder resucitar después tranquilamente
Cuando se ha usado en exceso de la mujer;
Ya que también existe un cielo en el infierno,
Dejad que yo también haga algunas cosas:
Yo quiero hacer un ruido con los pies
Y quiero que mi alma encuentre su cuerpo.
Poemas y antipoemas, 1954.
Solo de piano
Puisque la vie d’un homme n’est qu’une action à distance, Un peu d’écume qui brille à l’intérieur d’un verre; Puisque les arbres ne sont rien que des meubles qui bougent: Rien que des tables, des chaises en mouvement perpétuel; Puisque nous-mêmes nous ne sommes plus que des êtres (Comme le dieu lui-même n’est pas autre chose que dieu); Puisque nous ne parlons plus pour être écoutés Mais pour que les autres parlent Et que l’écho est antérieur aux voix qui le produisent; Puisque nous n’avons même pas la consolation d’un chaos Dans le jardin qui bâille et qui se remplit d’air, Un casse-tête qu’il faut résoudre avant de mourir Pour pouvoir ensuite tranquillement ressusciter Quand on a usé de la femme à l’excès; Puisqu’il y a aussi un ciel en enfer, Permettez que je fasse moi aussi deux trois choses :
Je veux faire du bruit avec les pieds
Et je veux que mon âme trouve son corps.
(Traduction Bernard Pautrat)
Piano Solo
Since man’s life is nothing but a bit of action at a distance, A bit of foam shining inside a glass; Since trees are nothing but moving trees; Nothing but chairs and tables in perpetual motion; Since we ourselves are nothing but beings (As the godhead itself is nothing but God); Now that we do not speak solely to be heard But so that others may speak And the echo precede the voice that produces it; Since we do not even have the consolation of a chaos In the garden that yawns and fills with air, A puzzle that we must solve before our death So that we may nonchalantly resuscitate later on When we have led woman to excess; Since there is also a heaven in hell, Permit me to propose a few things
I wish to make a noise with my feet
I want my soul to find its proper body.
En période de confinement, je relis les poèmes de Nicanor Parra, poète chilien. C’est à lui que l’on doit la notion d’antipoésie. Il a publié en 1954 Poemas y antipoemas. Il s’opposait ainsi à la poésie chilienne traditionnelle représentée par Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Vicente Huidobro ou Pablo de Rokha. Certains de ses poèmes ont été traduits en anglais par Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti et William Carlos Williams. Roberto Bolaño affirmait: “Parra écrit comme s’il allait être électrocuté le lendemain.”
Quelques dates: 5 septembre 1914 : naissance à San Fabián de Alico (Chili).
1954 : Poemas y antipoemas. Santiago, Editorial Nascimiento.
5 février 1967: Suicide de sa soeur, la chanteuse Violeta Parra.
1969: Premio Nacional de Literatura.
1991 : Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo.
2006 : Premier tome de ses oeuvres complètes. Obras completas & algo + (1935-1972). Barcelone, Galaxia Gutenberg et Círculo de Lectores.
2011: Second tome de ses oeuvres complètes. Obras completas & algo + (1975-2006). Barcelone, Galaxia Gutenberg et Círculo de Lectores.
1 décembre 2011: Prix Cervantes.
2017 : Poèmes et antipoèmes ( Éditions du Seuil, Paris).
23 janvier 2018 : Mort à La Reina, près de Santiago (Chili).
Soliloquio del individuo
Yo soy el Individuo. Primero viví en una roca (Allí grabé algunas figuras). Luego busqué un lugar más apropiado. Yo soy el Individuo. Primero tuve que procurarme alimentos, Buscar peces, pájaros, buscar leña, (Ya me preocuparía de los demás asuntos). Hacer una fogata, Leña, leña, dónde encontrar un poco de leña, Algo de leña para hacer una fogata, Yo soy el Individuo. Al mismo tiempo me pregunté, Fui a un abismo lleno de aire; Me respondió una voz: Yo soy el Individuo. Después traté de cambiarme a otra roca, Allí también grabé figuras, Grabé un río, búfalos, Grabé una serpiente, Yo soy el Individuo. Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía, El fuego me molestaba, Quería ver más, Yo soy el Individuo. Bajé a un valle regado por un río, Allí encontré lo que necesitaba, Encontré un pueblo salvaje, Una tribu, Yo soy el Individuo. Vi que allí se hacían algunas cosas, Figuras grababan en las rocas, Hacían fuego, ¡también hacían fuego! Yo soy el Individuo. Me preguntaron que de dónde venía. Contesté que sí, que no tenía planes determinados, Contesté que no, que de ahí en adelante. Bien. Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un río Y empecé a trabajar con ella, Empecé a pulirla, De ella hice una parte de mi propia vida. Pero esto es demasiado largo. Corté unos árboles para navegar, Buscaba peces, Buscaba diferentes cosas, (Yo soy el Individuo). Hasta que me empecé a aburrir nuevamente. Las tempestades aburren, Los truenos, los relámpagos, Yo soy el Individuo. Bien. Me puse a pensar un poco, Preguntas estúpidas se me venían a la cabeza. Falsos problemas. Entonces empecé a vagar por unos bosques. Llegué a un árbol y a otro árbol, Llegué a una fuente, A una fosa en que se veían algunas ratas: Aquí vengo yo, dije entonces, ¿Habéis visto por aquí una tribu, Un pueblo salvaje que hace fuego? De este modo me desplacé hacia el oeste Acompañado por otros seres, O más bien solo. Para ver hay que creer, me decían, Yo soy el Individuo. Formas veía en la obscuridad, Nubes tal vez, Tal vez veía nubes, veía relámpagos, A todo esto habían pasado ya varios días, Yo me sentía morir; Inventé unas máquinas, Construí relojes, Armas, vehículos, Yo soy el Individuo. Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos, Apenas tenía tiempo para sembrar, Yo soy el Individuo. Años más tarde concebí unas cosas, Unas formas, Crucé las fronteras Y permanecí fijo en una especie de nicho, En una barca que navegó cuarenta días, Cuarenta noches, Yo soy el Individuo. Luego vinieron unas sequías, Vinieron unas guerras, Tipos de color entraron en el valle, Pero yo debía seguir adelante, Debía producir. Produje ciencia, verdades inmutables, Produje tanagras, Di a luz libros de miles de páginas, Se me hinchó la cara, Construí un fonógrafo, La máquina de coser, Empezaron a aparecer los primeros automóviles. Yo soy el Individuo. Alguien segregaba planetas, ¡Árboles segregaba! Pero yo segregaba herramientas, Muebles, útiles de escritorio, Yo soy el Individuo. Se construyeron también ciudades, Rutas, Instituciones religiosas pasaron de moda, Buscaban dicha, buscaban felicidad, Yo soy el Individuo. Después me dediqué mejor a viajar, A practicar, a practicar idiomas, Idiomas, Yo soy el Individuo. Miré por una cerradura, Sí, miré, qué digo, miré, Para salir de la duda miré, Detrás de unas cortinas, Yo soy el Individuo. Bien. Mejor es tal vez que vuelva a ese valle, A esa roca que me sirvió de hogar, Y empiece a grabar de nuevo, De atrás para adelante grabar El mundo al revés. Pero no: la vida no tiene sentido.
Poemas y antipoemas, 1954.
Soliloque de l’individu
Je suis l’Individu. D’abord j’ai vécu dans un rocher (Là j’ai gravé quelques figures). Puis j’ai cherché un endroit plus approprié. Je suis l’Individu. D’abord il m’ a fallu me procurer des aliments, Chercher des poissons, des oiseaux, du bois, (Après je m’occuperais du reste). Faire du feu, Du bois, du bois, où trouver un peu de bois, Un peu de bois pour faire du feu, Je suis l’Individu. En même temps je me suis questionné, C’était comme un abîme plein d’air; Une voix m’a répondu: Je suis l’Individu. Après j’ai cherché à déménager pour un autre rocher, Là aussi j’ai gravé des figures, J’ai gravé un fleuve, des buffles, Je suis l’Individu. Mais non. j’en ai eu assez des choses que je faisais, Le feu me dérangeait, Je voulais voir plus, Je suis l’Individu. Je suis descendu dans une vallée arrosée par un fleuve, Là j’ai trouvé ce dont j’avais besoin, J’ai trouvé un peuple sauvage, Une tribu, Je suis l’Individu. J’ai vu que là ils faisaient certaines choses, Ils gravaient des figures sur les rochers, Ils faisaient du feu, eux aussi ils faisaient du feu! Je suis l’Individu. Ils m’ont demandé d’où je venais. J’ai répondu que oui, que je n’avais pas de plans déterminés, J’ai répondu que non, et que désormais. Bien. Alors j’ai pris un morceau de pierre trouvé dans une rivière Et je me suis mis à travailler avec, Je me suis mis à le polir, J’ai fait de lui une partie de ma vie. Seulement ça c’est trop long. J’ai coupé des arbres pour naviguer, Je cherchais des poissons, Je cherchais différentes choses, (Je suis l’Individu). Sur quoi j’ai recommencé à m’ennuyer. Les tempêtes c’est ennuyeux, Les coups de tonnerre, les éclairs, Je suis l’Individu. Bien. Je me suis mis à penser un peu. Des questions stupides me passaient pas la tête. Des faux problèmes. Alors j’ai commencé à errer dans des bois. Je suis arrivé à un arbre puis à un autre arbre, Je suis arrivé à une source, Á une fosse où l’on voyait des rats: Me voilà, j’ai dit, Vous n n’auriez pas vu une tribu par ici, Un peuple sauvage qui fait du feu? C’est comme ça que je me suis déplacé vers l’ouest Accompagné par d’autres êtres, Ou plutôt seul. Pour voir il faut croire, ils me disaient, Je suis l’Individu. Je voyais des formes dans l’obscurité, Peut-être des nuages, Peut-être que je voyais des nuages, des éclairs, A tout ça bien des jours avaient passé, Je me sentais mourir; J’ai inventé des machines, J’ai construit des horloges, Des armes, des véhicules, Je suis l’Individu. Á peine si j’avais le temps d’enterrer mes morts, Á peine si j’avais le temps de semer, Je suis l’Individu. Des années plus tard j’ai conçu des choses, Des formes, J’ai passé les frontières Et je me suis fixé dans une espèce de niche, Dans une barque qui a navigué quarante jours, Quarante nuits, Je suis l’Individu. Ensuite sont venues des sécheresses, Sont venues des guerres, Des types de couleur sont entrés dans la vallée, Mais moi je devais continuer à aller de l’avant, Je devais produire. J’ai produit la science, les vérités immuables, J’ai produit les tanagras, J’ai donné le jour à des livres qui faisaient des milliers de pages, Ma tête a enflé, J’ai construit un phonographe, La machine à coudre, Les premières automobiles ont fait leur apparition, Je suis l’Individu. Quelqu’un sécrétait les planètes, Sécrétait les arbres! Mais moi je sécrétais des outils, Des meubles, des accessoires de bureau, Je suis l’Individu. On a aussi construit des villes, Des routes, Les institutions religieuses ont passé de mode, On cherchait le bonheur, on cherchait la félicité, Je suis l’Individu. Ensuite je me suis plutôt consacré à voyager, Á pratiquer, à pratiquer des langues, Des langues, Je suis l’Individu. J’ai regardé par un trou de serrure, Si, j’ai regardé, je le dis, regardé, Pour sortir du doute, j’ai, regardé, Derrière des rideaux, Je suis l’Individu. Bien. Peut-être vaut-il mieux que je retourne à cette vallée, Á ce rocher qui m’a servi de foyer, Et que je recommence à graver, En marche arrière graver Le monde à l’envers. Mais non: la vie n’a pas de sens.
Poèmes et antipoèmes. Editions du Seuil. 2017. Traduit par Bernard Pautrat avec la collaboration de Felipe Tupper.